Parafraseando a García Márquez, estaba anunciado, mi cuerpo, mi alma y mi mente me pedían ya descanso, y ante tales personajes no me podía negar.
El domingo después de la II carrera de la Esperanza fue el momento, llegaba la hora de colgar las zapatillas (a medias) de disfrutar de los paseos y de los rodajes relajados, y de planificar la próxima temporada.
Después de la carrera, salida rápida para mi pueblo, estábamos en fiestas, el Corazón de Jesús, y no era momento de mosquear a mi madre; ya sabéis misa, bar, comida y más comida, algo de bebida para bajar la comida, y más bebida en tertulia con los amigos, ¡qué tiempos aquellos!.
Empalmamos con las fiestas de León, las de San Juan, la fiesta grande; en la que sin duda hemos sido capital mundial del toreo; el miércoles contábamos con la presencia del más grande José Tomás, nuestra plaza del parque a reventar, lleno hasta la bandera.
Y como estoy de descanso he disfrutado de las fiestas, de todas, y de todos.
También de paseos por las rutas de entrenamientos en compañía de mi hija, “papá, ¿qué se te ha perdido allí?”; allí no se me ha perdido nada, tienes razón; lo siento Abe, los principios son los principios, me voy a Zaragoza.
Y como no, de rodajes suavecitos; de rodajes en compañía de la soledad de mi río, del río Torío; torrencial, alegre, ruidoso, turbio en invierno y raquítico, cristalino, y triste en verano; de rodajes en compañía de la soledad de los árboles, de los que me han protegido del sol y del aire, de los que han acompasado su vaivén con mis pasos; de rodajes en compañía de la soledad de esos dos gaiteros que dejan escapar maravillosas notas de sus instrumentos; de rodajes en compañía de la soledad de ese sol al que tantas veces imploramos, tanto para que nos de calor, como para que no nos castigue más; de rodajes en compañía de la soledad de los nuevos objetivos o de los nuevos retos; de rodajes en compañía de la soledad de nosotros mismos.
Y en este estado de levitación seguiré hasta mediados de julio; descanso que solo interrumpiré el día cuatro, día en el que disfrutaré con Sonia de una carrera por el Levante español.
El domingo después de la II carrera de la Esperanza fue el momento, llegaba la hora de colgar las zapatillas (a medias) de disfrutar de los paseos y de los rodajes relajados, y de planificar la próxima temporada.
Después de la carrera, salida rápida para mi pueblo, estábamos en fiestas, el Corazón de Jesús, y no era momento de mosquear a mi madre; ya sabéis misa, bar, comida y más comida, algo de bebida para bajar la comida, y más bebida en tertulia con los amigos, ¡qué tiempos aquellos!.
Empalmamos con las fiestas de León, las de San Juan, la fiesta grande; en la que sin duda hemos sido capital mundial del toreo; el miércoles contábamos con la presencia del más grande José Tomás, nuestra plaza del parque a reventar, lleno hasta la bandera.
Y como estoy de descanso he disfrutado de las fiestas, de todas, y de todos.
También de paseos por las rutas de entrenamientos en compañía de mi hija, “papá, ¿qué se te ha perdido allí?”; allí no se me ha perdido nada, tienes razón; lo siento Abe, los principios son los principios, me voy a Zaragoza.
Y como no, de rodajes suavecitos; de rodajes en compañía de la soledad de mi río, del río Torío; torrencial, alegre, ruidoso, turbio en invierno y raquítico, cristalino, y triste en verano; de rodajes en compañía de la soledad de los árboles, de los que me han protegido del sol y del aire, de los que han acompasado su vaivén con mis pasos; de rodajes en compañía de la soledad de esos dos gaiteros que dejan escapar maravillosas notas de sus instrumentos; de rodajes en compañía de la soledad de ese sol al que tantas veces imploramos, tanto para que nos de calor, como para que no nos castigue más; de rodajes en compañía de la soledad de los nuevos objetivos o de los nuevos retos; de rodajes en compañía de la soledad de nosotros mismos.
Y en este estado de levitación seguiré hasta mediados de julio; descanso que solo interrumpiré el día cuatro, día en el que disfrutaré con Sonia de una carrera por el Levante español.
6 comentarios:
Ya era hora, que lo estabas corriendo todo y no nos dejas nada a los demás.
Descanso merecido, sin duda. Ahora lo importante será disfrutarlo al máximo.
Un abrazo
Muy zen la entrada Saturnino. Es época de esas sensaciones que dices, del trotar suave y sin presión por el campo, fijándonos en esos detalles que muchas veces nos pasan desapercibidos y disfrutando de paisajes, sonidos y de simplemente poder correr.
Abrazos. ;-)
Bien hecho!! ya verás con qué ganas retornas!
Un saludo
Merecido descanso, de eso estoy seguro, la próxima temporada espero compartir carreras contigo y tambien entrenos.
Que descanses para retomarlo con más ganas y energía si cabe.
Un abrazo amigo
Despues del tute que te has pegado esta temporada te mereces un buen descanso,asi que a disfrutarlo!
saludos
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