viernes, 24 de septiembre de 2010

CAMINO A CASTELLÓN

Sale de su mundo de sueños, “Cuentos” de Chejóv; con su imagen de la Pilarica, conquistada en dura lucha a orillas del Ebro; él que iba para calendario y se convirtió en fiel marca páginas; él que tiene señalado en circulo rojo el día veinte, día del principio de un plan que en doce semanas me llevará a correr a Castellón; un plan, Dios mío, los que me conocen piensan que no va a llegar a buen puerto, sería el primero, y con sus certezas y mi incertidumbre he dado los primeros pasos de plan, que aunque no haga milagros espero cumplir hasta el final, y no por llevar la contraria.
Aunque la sola lectura de las claves para que éste tenga éxito no haga más que generar dudas, puedo estirar y hacer abdominales al iniciar y al terminar los entrenamientos, en esto no hay problemas; puedo hacer rodajes lentos, y más lentos si fuera necesario; puedo cambiar los días de entrenamiento, siempre que respete el día de descanso después del entreno de calidad, pero nunca debo juntar tres entrenamientos seguidos, ¡Nunca¡, recalca el plan, pero entonces no entiendo por qué en la octava y décima semana tengo cuatro días seguidos, quizás yo no entienda el significado de ¡Nunca¡; y el remate final, tendré éxito si lo sigo a pies juntillas, si no se curan en salud, será un fracaso y yo un fracasado claro, y la culpa será mía; y desde un principio saben que para un popular es imposible llevarlo hasta las últimas consecuencias.
Aunque una cosa tengo clara, con plan o sin plan estaré en Castellón corriendo su maratón.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

XII SUBIDA AL NARANCO: MI HISTORIA

“En el puerto de Pajares León y Asturias se abrazan porque son tierras hermanas”, decía una canción del malogrado cantante leonés Roberto Rey; y con ese cariño encaminamos nuestros pasos a Asturias, a Oviedo, al Naranco; al reencuentro de viejos amigos, como José, quien un día me sorprenderá y vendrá a León; a todo lo que envuelve nuestras carreras: esa recogida de dorsales, ese café tomado en el bar de siempre, esa charla mientras calentamos al trote, esa espera “tensa” del momento de la salida, ese pistoletazo que nos devuelve a la cruda realidad.
Y ese momento siempre llega, y con la precaución de no tropezar con nadie empezamos a correr; la estrechez de la calle no permite otra cosa que no sea seguir el ritmo de los que me preceden, con la tranquilidad que durante dos kilómetros, casi tres, nos da la carrera, y con la tranquilidad de conocer el recorrido; visualizando la carrera, como le gusta a mi amigo Ángel, aprovecho la tregua para ir cogiendo un buen ritmo de carrera, sin volverme loco, lo que malgaste ahora me hará falta más tarde; “en aquél giro a la izquierda se acaba lo bueno”, y antes de darme cuenta aparece la primera rampa, la única diría yo, a partir de aquí toca regular y luchar, agachar la cabeza, mirar hacía arriba, sufrir y disfrutar del entorno, me adapto bien a la subida; de ir en grupo pasamos a ir en fila; llego al kilómetro cinco, donde empiezan las rampas más duras, pero al mismo tiempo uno de los puntos más bellos de la carrera, a la izquierda Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, joyas del prerrománico, recuerdos de una lejana época estudiantil; recuerdos y estampas que me devuelven a la realidad de la subida, el sudor resbala por mi frente, el calor aprieta; kilómetro seis, me aferro al ritmo, a los compañeros de viaje, la impresionante vista de Oviedo me distrae, busco la silueta de San Julián de Prados, otra joya prerrománica, no la encuentro; kilómetro siete, todo un poco más cerca, todo más a mi alcance, o eso me parece a mí; alargo la zancada, como si esa maniobra transformara la subida en un suave descenso hacia la meta, y el esfuerzo en satisfacción.
Ya en la meta, todo parece de otro color, todo ha merecido la pena; recuentro con Ángeles, con su beso, con José, y con Ana, y con Mauri, sensacional en su primer Naranco, y con Gargar, cuarto en la general; con los cambios de impresiones, y con los inevitables hasta la próxima carrera.
Abandonamos el Naranco, pero no Oviedo, antes de regresar a León tengo que compartir mesa y mantel con mi amigo José y su señora; mesa a la altura de la tierra asturiana.
Y con esta subida dejo un poco las carreras de montaña, las próximas citas creo que no serán tan exigentes, al menos en lo que a la orografía se refiere.

domingo, 19 de septiembre de 2010

XII SUBIDA AL NARANCO: POR ÁNGELES

Mauri y Saturnino esperando el momento de la salidaDurante el esfuerzo de la subida se divisa todo Oviedo
Mauri llegando a meta
Saturnino 48´57´´ después de inciar la carrera

Vista desde la meta

sábado, 18 de septiembre de 2010

VOLVEMOS A ASTURIAS

Sí, volvemos a Asturias, algo siempre grato, por el trato que recibimos y porque se come de maravilla; aunque antes de disfrutar de sus buenas viandas tendremos que correr.
La cita tendrá lugar el domingo y será en la XII subida al Naranco; carrera que ya he corrido en cuatro ocasiones, aunque ahora llevaba dos años sin acudir a la cita, pero este año me apetecía volver; la alternativa para el fin de semana era la media de Valladolid, pero en estos momentos no tengo la cabeza en esa distancia.
La prueba consta de ocho kilómetros, los dos primeros llanos y los seis restantes de dura subida, creo recordar que al menos en dos de sus rampas; rampas desde las que se divisa la ciudad de Oviedo (si la niebla no lo impide) y que transitan por los monumentos del prerrománico Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, algo digno de ver.

lunes, 13 de septiembre de 2010

NO HAY NADA MEJOR

Así es, y para disfrutar de esos retos, de esos objetivos con los que nuestro cuerpo siente algo muy especial, no hay nada mejor que correr; “¿para hombre y saborea un poco las carreras?” me dijo mi vecino Anselmo el pasado domingo mientras me disponía a iniciar un suave rodaje, “eso es precisamente lo que voy a hacer” le contesté; y eso es lo que hice, correr; correr con la mente puesta en los recuerdos, atrapando las vivencias que aún flotaban en mi cabeza para que se quedasen siempre en mi interior.
Y con esa premisa, la de disfrutar, empecé los rodajes semanales (esta vez el domingo) con una suave sesión matinal de veinticinco minutos, acompañada de ligeros estiramientos; para por la tarde volver a La Candamia, pero esta vez caminando, y sentir que mis piernas viven.
El lunes, después de la recuperación de ayer, realice el entrenamiento normal, cincuenta y dos minutos, sin apenas sentir molestias y con muy buenas sensaciones; la verdad es que no me extraña, ya que este año, aunque el resultado después no fue el que yo esperaba, llegaba al Anglirú en buena forma, pero hay días.
El martes me tome un pequeño respiro, y no por hacer caso a mi vecino, sino por no pasarme.
El miércoles es el día que el plan que tengo sobre la mesa, y que debería empezar el día 20, tiene dedicado a las series, así que quizás por empezar a acostumbrarme o a mentalizarme, y contando con la compañía de Sonia, que también las tiene en su plan, nos encaminamos a hacer 7x500+1´rec, más el consabido calentamiento y el merecido descanlentamiento; decir que las hice, y como hay que hacerlas, de más a menos, y que me siguen aburriendo, pero.
El jueves, aprovechando el buen tiempo cogí la bicicleta, para recorrer con Ángeles una distancia de 19 kilómetros; el caso es no parar.
El viernes, tengo previsto hacer una tirada de cuestas, así que nada mejor que acudir a los pinos, donde hay cuestas para dar y tomar, además de bonitos recorridos; coincido de nuevo con Sonia, en horaria y en ruta, así que juntos rodamos durante sesenta y tres minutos.
El sábado y por no parar vuelvo a la bicicleta y a la compañía de Ángeles, para acabar una placentera salida en 23 kilómetros.
Y así acaba una semana en la que he vivido una y otra vez el recuerdo de una bonita carrera.

sábado, 11 de septiembre de 2010

RE-CITAS: DE PLINIO EL JOVEN


“No son nuestras acciones las que han de correr en pos de la gloria, sino la gloria la que ha de seguirlas.”

martes, 7 de septiembre de 2010

ANGLIRÚ 2010: MI HISTORIA


Parece que fue ayer, que siempre he estado entre estas montañas; que el tiempo se ha detenido, pero el tiempo es inmisericorde; ha pasado un largo año y me acerco de nuevo a mi montaña, a ese Anglirú que tanto sacrificio exige, que tanto sacrificio me exige; un bonito mar de nubes nos recibe, regalándonos una bonita estampa; reencuentro con viejos amigos, que vienen dispuestos a doblegar al Coloso; recogida de dorsales; charlas, risas y fotos para el recuerdo; despedida de Bego y Ángeles que ya se encaminan hacía la cumbre para desde allí darnos todo su aliento; el momento se va acercando, calentamiento, suave, casi trotando desperezamos nuestros músculos; deseos de suerte, de la mejor; caras de concentración, una mirada hacía lo alto, donde entre nubes se entrevé la cumbre; disparo y salida.
Empiezo tranquilo, con ganas, quizás más que nunca; repaso la estrategia que tanto me he repetido últimamente; voy cogiendo un ritmo sosegado, “poco a poco”, trotando como sin querer; la suave pendiente invita a la euforia, pero no quiero gastar unas fuerzas que seguro me harán falta más adelante.
A mi altura llega el gran Ángel de la Mata, dicharachero, como siempre “vamos Saturnino”, y se va amenizando a los que van a su ritmo, "que suerte tienen"; también me alcanzan Ángel y Alfonso, y Carlos, quién me saluda y comenta que lee este blog, les deseo suerte mientras les veo alejarse lentamente, muy lentamente; intento mantener la distancia, sin cebarme en ellos, aunque me gustaría, “si no se me van mucho intentaré alcanzarlos después de Viapará”; continuo la ascensión, voy cómodo “vamos bien, tranquilo”; los kilómetros van cayendo de mi lado; estoy cerca de la zona de Viapará, el único respiro que nos da la montaña, y la niebla empieza a envolvernos, se alía con nosotros, como si quisiese ocultar lo que nos espera por delante.
Y así, entre la niebla, empezamos a subir las duras rampas, primero “Les Cabañes” (20 %), “venga, este es el momento, no te relajes, ahora empieza lo bueno”; no cejo en el empeño, continuo, ahora camino, intento no bajar el ritmo y exigirme el máximo; llega a mi altura Amelia, nos damos ánimos y continua con su ascensión, yo mientras, sigo con la mía e intento no perder mucho su estela; ya en “Los Llagos” (12 %), con la pendiente más suave vuelvo a correr, me cuesta y por primera vez noto las piernas pesadas; camino, corro, camino, intento recuperar sensaciones; tres kilómetros para la cima, veo que no conseguiré bajar mi marca, lo que no hace que decaiga el ánimo, al contrario, busco con la mirada el próximo giro, y el siguiente, y el de más allá, llego a “Los Picones” (18 %), “ya estoy más cerca”; los “Cobayos” (17 %), zona de avituallamiento, recojo la botella de agua “gracias”, el calor aprieta, bebo con ansia, mojo mi cabeza, mis manos, mi cuerpo, mi todo; levanto la vista, y por delante un rosario de corredores con la mirada al suelo, rendidos ante el muro de “La Cueña les Cabres” (23.6 %), me agarro a mis rodillas, en un intento de hacer todo más fácil, me agarro a mis riñones, todo vale en este tramo; sin apenas coger aire llego a “El Aviru”, (20 %), “vamos un kilómetro más y estas arriba”; sé que no voy a conseguir mi objetivo, este año ya no, pero realmente, a estas alturas, poco me importa, culminaré otro Anglirú; dejo vagar mi mente, disfruto del paisaje, en esta ocasión de una mar de nubes, impresionante; ya veo la cima, agito la mano a lo alto, agitan otra allí arriba, desde aquí no distingo quién lo hace, pero sé que es Ángeles, y sé que ahora al verme le devuelvo la calma; recibo el apoyo de Sabino y Carmen, o quizás fue un poco antes, no lo recuerdo pero allí estaban; vuelvo a trotar, estoy cansado pero feliz, me encuentro a gusto; “último giro y estas arriba” me animan; últimos metros; ahora camino, mientras la emoción recorre mi cuerpo; me reencuentro con Ángeles, corono junto a ella; vuelvo al llano, troto con dificultad, corro, y corro en pos del final; ante mí, la meta; ante mi, mis amigos; tiempo de felicitaciones y enhorabuenas, y de saborear el momento en soledad; también llegó el tiempo de alejarnos de esa cima, pero mientras lo hago me despido de Él, y como siempre con la seguridad de que volveré a por la octava.
Hasta aquí la historia de una carrera, de la mía; pero aquí no acabó el día, ni mucho menos, y como esto del correr cansa mucho y se gastan muchas calorías, dicen; y como estamos en Asturias, y se come muy bien, dicen; pues eso que nos fuimos a comer, todos juntos corredores y acompañantes; y comimos y bebimos, y charlamos y reímos, y disfrutamos de nuestras historias, y disfrutamos de la vida.

domingo, 5 de septiembre de 2010

ANGLIRÚ 2010: MI CARRERA EN FOTOS

Ángel, el gran Ángel de la Mata, Amelia, Martín Fiz, Alfonso y Saturnino

El paisaje nos dejó un bonito mar de nubes

A un kilómetro de la cima

Coronando el coloso

Los cinco en la cumbre, después de conseguir alcanzar la línea de meta

Con Carlos (lector de este blog) en la línea de meta

Siete de siete

sábado, 4 de septiembre de 2010

A UNA MONTAÑA

A UNA MONTAÑA

Gigantesca montaña,
valladar que ensombrece la llanura:
¿Quién elevó tu cumbre a tanta altura?
………………………….......…………(poema anónimo)
Llegó el día, julio y agosto ya son historia, las semanas de entrenamientos recuerdos, el tiempo que parecía discurrir lentamente ha sido devorado por el presente; los momentos vividos en el Anglirú se agolpan en mi cabeza; ¿llegó el gran día?, no lo sé, quizás, pero hoy es el día del regreso a nuevos recuerdos, a esa montaña que año tras año me atrae a su cima.