martes, 23 de julio de 2013

21 Lunas y Media: La noche de Ponferrada



Otra vez en Ponferrada. Las inmediaciones del castillo se va llenando del colorido de los corredores. Es un espectáculo disfrutar del ambiente; disfrutar de ese atardecer que lentamente va cediendo protagonismo a la luz de la noche. Decenas de corredores esperan el momento de lanzarse por sus calles. Tensión y alegría por correr reflejadas en los rostros. Calor, mucho calor. Uno o dos cohetes anuncian la salida y desata la alegría. Con tranquilidad empiezo mi carrera, siendo consecuente con el estado físico en que me encuentro en estos momentos. Los dos primeros kilómetros transcurren arropados por el numeroso público que llena las calles céntricas de Ponferrada, y que poco a poco van rompiendo su silencio en aplausos, en ánimos y bullicio. La plaza del Ayuntamiento, abarrotada, nos lleva a despedirnos del Castillo, antes templario y hoy seña de identidad de un pueblo. El calor siempre presente hace que la camiseta se ciña, empapada, a mi cuerpo. Cojo el ritmo bien, sin forzar lo más mínimo la respiración, lo que ayudará a que no me desgaste la fatiga; ahora ya lejos de las calles con historia se trata de correr por la noche de Ponferrada. El kilómetro 5 nos refresca un poco y nos va llevando hacía el exterior, donde un ligero soplo de aire fresco anima nuestro espíritu. Calor, sudor, mangueras que nos salpican de agua. El largo tramo en U que el año pasado se me hizo eterno y que este año se me vuelve a atragantar; correr sin querer mirar la larga calle de ida y vuelta. El avituallamiento del kilómetro 10 carga mis pilas y hace que en los kilómetros que me llevan al reencuentro con las calles ya recorridas corra con buenas sensaciones, o al menos eso me parece. Calor y sudor. La carrera ya me ha puesto en mi lugar y los compañeros de viaje poco cambian. Volvemos hacía el Toralín, hacia esa zona más abierta donde se respira mejor. Voy cómodo, aunque la fatiga empieza a asomar. Otra vez la U, mi U, mi punto negro; ese mortal tramo que me exige no pensar o al menos no pensar mal, “cuando salga habrán pasado dos kilómetros”. Y salgo, y sigo en busca del kilómetro 15, en busca de ese vaso de agua que a estas alturas poco alivia. Sigo dejándome ir, corriendo metro a metro, zancada a zancada, en un intento de minimizar sufrimientos. Kilómetros y kilómetros que, ya a entrada del Colomán Trabado, parecen un juego de niños. La vuelta a la pista, la vuelta de nuestro honor, la meta. Oscuridad. Noche de Ponferrada.

También estuvo Ángeles que, a pesar de la oscuridad, intento sacar sus fotos, os dejo con ellas: PINCHAR AQUÍ.

Si alguien quiere la foto en tamaño original, y sin marca de agua, que no dude en mandarme un correo electrónico, indicándome número de foto y número de dorsal.

jueves, 18 de julio de 2013

VUELTA AL LÍO



Corría el mes de mayo cuando Gonzalo y Juan Carlos me hablaron de un maratón que discurría entre las localidades de Cascai y Lisboa, y que se celebraba el día 06 de octubre. Ellos, desde luego, pensaban ir y querían que formase parte de la expedición. Yo por entonces no estaba para pensar mucho; por aquellas fechas andaba recuperándome del esfuerzo de Mapoma, además de tener por delante los 101 de Ronda, la larga de los Aquilianos y A Santiago contra el Cáncer 2013, y por sí todo esto fuera poco tenía pensado ir al de Oporto, así que aplacé la respuesta para el camino Santiago.
Quedaba mucho para tomar una decisión pero la semilla estaba echada en mí interior, era cuestión de tiempo que germinase.
Pasaron los días, llegó A Santiago contra el Cáncer, y no tardaron mucho en preguntar si les acompañaba al Rock ´n´ Roll Maratón Lisboa. Esta vez la respuesta fue sí.
Ya tenía el primer objetivo del segundo semestre, ahora solo faltaba que mis piernas se olvidasen de las largas caminatas y volviesen a correr, algo que tenía abandonado.
Aproveche mi estancia a orillas del Mediterráneo para regresar a la rutina del correr. Despacio, sin pretensiones y con salidas de cuarenta minutos iba recuperando sensaciones. Ya en casa he ido aumentando las distancias, primero para empezar la próxima semana con los entrenamientos para Lisboa con mejor tono físico del que ahora tengo, y segundo para afrontar el sábado la media Maratón de Ponferrada con un mínimo de garantías y minimizar el sufrimiento todo lo que pueda.
Así que ya estoy metido en otro “fregao”  o como diría un amigo mío “me han liao”.

sábado, 13 de julio de 2013

RE-VERSOS: JOSÉ ÁNGEL BUESA



El amigo

No envidiéis mi alegría, mi salud ni mi canto;
no envidiéis lo que sueño, ni envidiéis lo que digo.
Todo eso vale poco, por más que cueste tanto...
Pero, eso sí: envidiadme la amistad de este amigo.

Envidiadme la gloria de esta firme confianza
cuyo sentir profundo ni en bien ni en mal se altera,
porque yo siento mío lo que su mano alcanza,
y en él es permanente mi dicha pasajera.

Envidiadme este amigo que me mira de frente,
pues ni lo acerca el triunfo ni lo aleja el fracaso,
y él madura en espiga lo que en mí fue simiente,
y yo duermo en su lecho pero él bebe en mi vaso.

No importa si estoy solo, pues siempre está conmigo,
y mis propias arrugas lo van haciendo viejo...
Ah, sí, envidiadme todos la amistad de este amigo
que refleja mi espejo.

de José Ángel Buesa