martes, 29 de septiembre de 2015

VI Carrera por Relevos Camino Santiago: Mi historia

Todo lo que me rodea presagia que hoy va a ser un gran día. Mis amigos del "Nunca correrás solo", mis amigos del correr, y el maravilloso enclave de Las Médulas, donde tiene lugar la VI Carrera por Relevos Camino Santiago, es suficiente motivo para ello. Me gusta esta carrera.
Lejos queda ese pesar por el madrugón, muy lejos. ¿Quién se acuerda ahora de ese pensamiento de queja cuando sonó el despertador?. La recogida de dorsales, los primeros saludos, un café, el suave calentamiento para ir entrando en materia, más saludos y más calentamiento, y la proximidad de la salida han espantado los bostezos.
Corro el primer relevo. Me sitúo tras la línea de salida, bajo el arco, junto a mis compañeros. Preparados, listos y estallido de un disparo, lanzan la carrera. Con los primeros metros favorables todo parece másfácil, pero para empezar a disfrutar de la belleza del entorno, hay que empezar a subir. Dejamos el asfalto en un cerrado giro a la derecha, para tomar el camino de tierra y empezar con la primera cuesta, donde el pasar del trotar al andar se va sucediendo como si una de una operación matemática se tratara. Andar y trotar. Sumar y restar. Mientras más subo más bello se ve todo. De la cuesta pasamos a un llano, o eso me parece, del andar otra vez al trotar; otra cuesta; otro llano, o eso me sigue pareciendo; andar; trotar. Respirar. Sentir. Siempre hacia arriba. Siempre mirando alrededor. Poco a poco, sin forzar el ritmo. “Qué bonito” repite mi compañera una y otra vez. Otro esfuerzo, el penúltimo, para llegar al mirador de Orellán. Corremos y miramos. Lo difícil ya casi está. Último repecho. Cogemos aire, recuperamos lo justo, antes de lanzarnos cuesta abajo. El esfuerzo ahora es más agradecido, correr parece más sencillo. Los kilómetros van pasando ante nosotros, al igual que el espectacular paisaje. Bonito era cuando subíamos y bonito es cuando bajamos. Las zancadas nos van acercando al pueblo.
A lo lejos oímos los ánimos de los nuestros, el sonido de una cámara, una foto; recogemos la botella de agua que nos dan los chicos de Uriel, y ese giro que nos ofrece el camino que nos aleja, que nos hace dar un pequeño rodeo, por sendas y por charcos de ranas. El último “repechillo”, las primeras casas, la última curva, el último esfuerzo, los últimos gritos de ánimos, las últimas zancadas para cruzar esa meta junto a mi compañera.
Esa mutua felicitación por la satisfacción de saber que hemos hecho una buena carrera.
Pero hoy no todo acaba con cruzar la meta. No todo termina con la ducha. Hoy por delante quedaba mucho por disfrutar.
Disfrutar con los relevos de mis compañeros; con el pódium de nuestras chicas. Disfrutar de la agradable comida junto a mis compañeros. Disfrutar de un gran día rodeado de amigos.
Antes de dar fin a esta mi historia, quiero felicitar a la Organización de la carrera, que para mí ha sido de diez.
Y para terminar, y si alguien no ha visto las fotos de la carrera, os dejo con el enlace: FOTOS CARRERA.

domingo, 27 de septiembre de 2015

VI Carrera por Relevos Camino Santiago: Las Fotos



Buen día el compartido con mis amigos del "Nunca correrás solo" durante la VI Carrera por Relevos Camino Santiago, que tuvo lugar en el bonito entorno de Las Médulas.
Mientras escribo mi historia sale del horno, os dejo con las fotos que Ángeles realizó de la carrera.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

II Peñacorada Trail “Memorial José Martínez Conejo”: Mi historia

La cuenta atrás retumba en la plaza del Ayuntamiento de Cistierna. Del diez al uno, a voz en grito, espanta los miedos. Todo pasa en un suspiro. Inicio la aventura; primeros metros de asfalto para encarar la primera cuesta, estrecha y empinada, que pone a los corredores en una apretujada fila de a uno. “No se va mal así”, pero poco dura ese cómodo transitar, lo que se tarda en coger la ancha pista, con la que empezamos el vaivén de bajar y subir. Bajar corriendo, subir andando. La ermita de San Guillermo acaba con la anchura del camino y nos vuelve a la senda. Entre pinos. A su sombra. Hacia arriba entre pinos. Asciendo con tranquilidad. “He venido a sufrir lo menos posible”, la idea grabada a fuego en mi cabeza. Se acaban los pinos y sigo subiendo, ya sin protección y a merced del sol. La montaña se empieza a mostrar. Bella. Altiva. La silueta de los corredores, se recorta en el paisaje en ese punto que separa el subir del bajar, el andar del correr. Ante mí, esa pequeña bajada alfombrada de verde pradera, que cómodamente me lleva al primer avituallamiento. Recarga de pilas, breve charla, intercambio de ánimos con Miguel Bernardo y a seguir subiendo. Poco a poco dejo la verde alfombra, la senda, y ahora la roca marca el camino hasta el primer pico. Una rápida mirada a mí alrededor para disfrutar del entorno. Breve, lo justo para llenar los pulmones de aire limpio, puro, y poner rumbo a la segunda cima. Tras una pequeña bajada, continúo el paseo por tupidos pastizales, la vista se pierde a izquierda y derecha, a derecha e izquierda, hasta llegar a los pies de la gran subida. Un mar de rocas desnudas nos introduce en un mundo ficticio, nos aleja de la realidad, nos va dejando a solas con la naturaleza, subir, trepar, sin tregua, hasta arriba; hasta donde el mundo parece mágico. Una vez en lo más alto, con el resuello entrecortado, pienso que ha merecido la pena escaparse a la montaña y poder disfrutar del paisaje. Cientos de formas y miles de colores lo llenan todo. Sigo entre las rocas, ahora toca bajar con precaución, “bajada peligrosa” se lee en el cartel, “cuidado con la bajada” me dice un voluntario. Y tengo cuidado; y bajo el sinuoso sendero que se adivina, con la tensión y el miedo del que tiene miedo. Con la mirada al suelo apenas me doy cuenta de que la empinada pendiente ha terminado, ahora toca llanear un poco y relajar la tensión que se ha acumulado en las piernas. Todo a mí alrededor es merecedor de la mejor de las fotos. No podía durar mucho este transitar relajado, y otro cartel de “bajada peligrosa” me pone en alerta; por delante la fuerte bajada, sombría, resbaladiza, que un día es arrollo y otro senda; hoy le toca se senda. Una cuerda hace que el descenso sea más seguro, y llegue al segundo avituallamiento sin contratiempos. Otro encuentro con Miguel Bernardo, otra pequeña charla, hidratación y nos vamos juntos, pero cada uno a su ritmo. Nos alejamos en las subidas y nos acercamos en las bajadas. Un pequeño sendero nos deja en el camino forestal que recorre el bosque de pinos. Un descanso que permite trotar, pero claro se  me olvidaba que estábamos en la montaña, y aquí lo bueno dura poco, “Pico Los Rejos” indica el letrero, ante un pequeño sendero que, como no podía ser de otra manera, va hacia arriba. Un último avituallamiento y a ascender por la verde senda hasta lo alto del último pico, y desde allí todo bajada. Pero no nos olvidemos de donde estamos: Bajar no resulta fácil. Pedregales y sendas complicadas para un cuerpo que ya nota la fatiga. Ahora ya con la compañía de Miguel, recorro los últimos kilómetros, atrás queda la montaña y la soledad. Entramos en Cistierna, ya está, lo tenemos, últimos metros para cruzar la meta con las manos unidas, para rendir un merecido homenaje.

jueves, 17 de septiembre de 2015

XXXV Maratón Valencia Trinidad Alfonso: 3ª Semana


Del 07 al 13 septiembre

Un buen estado de ánimo nos ayudará a manejar los tiempos y a enfrentarnos a nuestros entrenamientos con una actitud más positiva.
En este momento en que nos encontramos, en el que aún queda mucho por delante, podemos sentir que vamos por un camino que no conduce a ninguna parte, que no avanzamos, pero apostando por lo que se quiere se logra el objetivo. Paciencia y constancia son dos elementos claves, además de saber escuchar a nuestro cuerpo, y si fuese necesario cambiar cualquier aspecto de nuestros entrenamientos que no nos guste o no vaya bien, aún estamos en tiempo.
Cinco salidas, cuatro entrenamientos y dos carreras para 60 kilómetros.
El lunes empezamos con 60 minutos que dio para 11.300 metros.
El martes, día 08, volvemos a los cambios de ritmo, que con el consabido calentamiento y posterior recuperación acabamos con 14.090 metros.
El jueves, es el día elegido para la tirada larga, 110 minutos, para tranquilamente recorrer 17.160 metros.
El sábado, empezamos con el fin de semana loco, corriendo los 8.230 metros de la VII Legua y Media Nocturna de Benavides de Órbigo. Carrera que afronto como un entrenamiento más y con unas exigencias mínimas.
Terminamos, la locura, el domingo con la 2ª Carrera Solidaria “Corre por la Vida”; solidaridad y tranquilidad durante sus 9.220 metros.
Finalizada la tercera semana todo sigue según lo previsto.

martes, 15 de septiembre de 2015

2ª Carrera Solidaria “Corre por la Vida”: Mi historia


El domingo tenía una cita. El lugar de encuentro: San Marcos, donde la pequeña marea naranja del “Nunca correrás solo” se unió a la gran marea naranja de la 2ª Carrera Solidaria “Corre por la Vida”. Correr por solidaridad hace que esto merezca la pena.
Y la gran marea naranja inició su marcha, primero lo hicieron los corredores, y minutos después o quizás segundos, los andarines.
Las zancadas solidarias, compartidas con mis compañeros, con mis amigos, van recorriendo la margen del río Bernesga, primero una orilla y después la otra, para ir en busca del otro río, el Torio, donde la ida se convierte en vuelta, y puedes ver y animar, a los que van por delante y a los que van por detrás. Mis pasos, sus pasos, todos los pasos, van corriendo esos caminos, esas márgenes, tan recorridos en tantos entrenamientos, y nos acercan a su meta de esperanza.
"Corre por la Vida". "Vive la vida".

lunes, 14 de septiembre de 2015

VII Legua y Media Nocturna Benavides: Mi historia



La noche no me va a confundir, al menos eso pretendo. Y cuando esta va cayendo sobre las calles de Benavides, me invita a soñar con una gran carrera, pero solo es eso un sueño, y no tengo intenciones de forzar para que hoy se cumpla. El momento de la salida, llega después de una salida falsa, por sorpresa y entre risas. Inicio la aventura, junto a mis compañeros del “Nunca correrás solo”, desde la parte trasera del pelotón, con las únicas prisas que nosotros nos marquemos. “Otra carrera otro entrenamiento como medio para llegar a un gran día” es el pensamiento que ocupa mi cabeza en estos primeros metros. Seguimos al grupo que sin darnos cuenta acelera nuestros pasos, algo rápido, pero aún así nos dejamos ir, corriendo esas calles, a favor “de obra”, que nos llevan al circuito de las tres vueltas. A pasar dos veces por la línea de meta antes de llegar a ella definitivamente. Mis pasos acompasados a  mi compañera para completar una primera vuelta demasiado rápida. Amiga hay que plegar velas y tomarnos esto con más calma: “Hoy no estamos en guerra”. A partir de aquí correr y respirar la noche de Benavides, con la tranquilidad de hacer un buen entrenamiento. Los ánimos de los voluntarios y del público ayudan a que la carrera sea más cómoda. Otra vuelta saliendo, bordeando, entrando y cruzando por segunda vez la meta. Vamos a por la definitiva, la última, nos dejamos caer buscando un descanso, antes de adentrarnos en la penumbra de la zona deportiva, y de hacer el último esfuerzo, ese que nos lleva a la meta.
A reunirnos otra vez con los amigos, con nuestros compañeros; a volver a los comentarios; a la pos carrera y sus risas de complicidad. A disfrutar de una carrera más.