lunes, 30 de noviembre de 2009

VI SUBIDA A DRAGONTE

A medida que nos acercábamos a Villafranca del Bierzo, lugar de inicio de la prueba, empeoraban las condiciones climáticas, algo que sin duda complicaría la lucha contra el temido dragón; el frío, la lluvia y algunos copos de nieve intentaban enfriar el ánimo de los corredores que ansiosos querían iniciar ya la lucha; de eso se trataba ¿no?, pero no había solo un dragón contra el que luchar, sino que había tantos como guerreros, cada uno en su interior intentaría vencer a su dragón; derrotar a la montaña y sus temidos repechos.
El momento de la verdad había llegado, el camino hasta el lugar había sido largo, y el que quisiera derrotar al dragón tendría que luchar, no le quedaba otra; así que después de que el rey de la zona arengara a sus huestes iniciamos la marcha.
La misión que yo tenía encomendada no era la de pelear, simplemente acompañar y proteger a Sonia, ayudarla a derrotar a su dragón, a su montaña, a sus miedos. Los primeros metros, favorables a nuestros intereses, transcurrieron sin problemas; mientras nos aproximábamos al kilómetro dos la empresa empezaba a complicarse y Sonia decide apearse de su montura y continuar a pie, algo que haría más complicado la lucha contra su dragón; en vano intento que vuelva sobre su grupa y pique espuelas, pero sus miedos lo impiden y continúa a pie. Entonces, sabiendo que quizás lo mejor sea que continúe sola y que en esa soledad empiece a vencer a su dragón, continúo con mi particular ascensión, no tengo ninguna prisa, mi misión allí había terminado antes de lo que a mí me hubiese gustado; doy alcance a Siridia, amiga de Sonia, y continúo la ascensión con ella, poco después alcanzamos a N.G., quién también se había apeado de su grupa, pero ante nuestro paso decide seguirnos; con ritmo suave y constante seguimos subiendo, ahora la pendiente se ha suavizado y el camino se hace más llevadero; nos da alcance Eliseo y Siridia decide continuar con él; yo continuaré con N.G., al fin y al cabo, y sin querer, voy a cumplir con la misión que me trajo a Dragonte, ayudar a derrotar al dragón; despacio, pero sin pausa, llegamos a la meta, una meta que a medida que avanzabamos por la localidad de Dragonte parecía que se alejaba más.
De regreso y antes de lo previsto vemos llegar a Sonia, algo que me sorprende y me llena de alegría, así que sin dudarlo vuelvo a convertirme en su sombra y en su apoyo, un poco de ánimo a estas alturas no viene mal, y aunque cansada consigue llegar a la meta y empezar a vencer a su dragón, a sus temores y a sus miedos. Después de un pequeño descanso, el necesario para recoger nuestra ropa de abrigo y un poco de agua, iniciamos el descenso, dejando atrás, paso a paso, la montaña que acabamos de derrotar.

sábado, 28 de noviembre de 2009

RE-CORTES

Del suplemento ABCD Las artes y las letras

La instalación "sin título" de Mauricio Cattelan. Y a esto, ¿se le puede llamar arte?.

jueves, 26 de noviembre de 2009

ZARAGOZA: III MARATÓN INTERNACIONAL

Los vociferantes nocturnos han vuelto a romper mi sueño, a lo largo de la noche ya lo han hecho varias veces, aunque no han conseguido interrumpir mi descanso; sus gritos llegan a mí, me doy la vuelta en la cama, la ventana deja pasar una claridad incipiente, miro el reloj, las 06:25, “otra vez que no sonará el despertador” pienso, “nunca lo hace en la mañana de un maratón” vuelvo a pensar; me desperezo entre las cálidas sábanas, respiro hondo, se acerca la hora, mi ángel se levanta y ve que ya estoy despierto “¿qué tal has dormido?”, “bien” respondo; me levanto, me aseo y bajamos a desayunar; no somos los primeros, ni los últimos, todos atletas, todos corredores, quiénes sino unos locos van a levantarse a estas horas un domingo; desayunamos, nos deseamos suerte y volvemos a nuestra habitación; comienzo con mi ritual, cual torero que se va a enfrentar a seis miuras, sistemáticamente empiezo a vestirme, buscando concentración y complicidad con mi ángel; nos dirigimos hacia la salida, cruzamos palabras a cuenta gotas, caminamos ensimismados en nuestros pensamientos (yo sé en qué piensa ella y ella sabe en qué pienso yo, no es difícil); en la línea de salida hemos quedado unos cuantos blogueros, me hace ilusión conocer a amigos de la lejanía, “Saturnino” oigo a mis espaldas, me giro, “ves como era él” dice uno de ellos, nos saludamos y presentamos, son el amigo Rafa y El Zorro, Francisco Castaño se fue a cambiar” me indica Rafa; poco después aparece mi paisano Ángel, más saludos y más ánimos, “suerte” nos deseamos mutuamente; empiezo a calentar, carrerita por aquí y carrerita por allá, troto bajo la atenta y preocupada mirada de mi ángel, quiero transmitir tranquilidad, sé que en esta distancia se preocupa, troto, estiro, vuelvo a trotar y a estirar; me despido con un beso “suerte y tranquilo”; busco mi lugar en la salida, el cajón entre las 03:30 y las 04:00 horas, me entremezclo entre los demás corredores, quiero concentrarme y meterme en carrera cuanto antes, repaso mi repertorio de apoyos morales, aunque parezca mentira sé que en estos momentos, casi las 09:00, no estoy solo; vuelvo a ver a Rafa, quién se coloca a mi izquierda, se come las uñas de dos en dos, “tranquilo y disfruta”; dan la salida, un nuevo sueño da comienzo, andando llego a la línea de salida, el crono empieza a contar al mismo tiempo que mis piernas inician sus primeras zancadas, estoy en un estado de “tranquilad inquieta”, sigo a la masa de corredores, ya tendré tiempo de correr, ya no veo a Rafa, “suerte amigo”; rápidamente me encierro en mí mismo, busco acoplar ritmo y respiración, busco mis sensaciones; paso a paso caen los tres primeros kilómetros, primer lugar donde me espera mi ángel, por supuesto le brindo una sonrisa, sincera sonrisa, a estas alturas no podría ser de otra manera, lo contrario sería una catástrofe, sé que acabo de empezar, que aún queda mucho, muchísimo, pero tengo buenas vibraciones; en sentido contrario vienen ya los primeros corredores, qué forma de correr, siguen cruzándose atletas, veo a Ángel, “vamos Ángel”, “venga Saturnino”, que bien sientan esos ánimos; sigo corriendo, sigo a gusto, nos acercamos al kilómetro seis, segundo lugar de encuentro con mi ángel, de nuevo sonrisa, ¿por qué no?, si voy bien; no miro el crono, no me interesa aún, en la cabeza grabadas a fuego cuatro distancias y cuatro tiempos, todo lo que sea ir mejorando esos tiempos en esas distancias significará que merecerá la pena seguir luchando por mi objetivo; me acerco al kilómetro 10, primer punto de referencia, 51´17´´, "fenomenal", sin duda una inyección de moral, el tiempo previsto era de 53´30´´, aun así no me lanzo, “tranquilo que esto es largo y estamos empezando”, me evado y pienso en los amigos que andan corriendo por Madrid, algunos habrán terminado y otros estarán a punto de hacerlo, y ellos quizá también hayan pensado en que a mí me quedarán diez kilómetros menos.
Sigo a lo mío, corriendo a ritmo, corriendo, como si esto acabara de empezar, buscando no perder la concentración, ni precipitarme al abismo de la euforia, corriendo tranquilo, corriendo con buenas sensaciones; llego al kilómetro 14, uno de los puntos más emotivos (al menos para mí), paso por delante de la Basílica del Pilar, buen momento para pedir ayuda Divina; con esa ayuda me acerco al 16, último paso en el que recibiré el apoyo de mí ángel, la próxima vez será en meta, la veo y esbozo mi mejor sonrisa, sonrisa que no tengo que fingir, voy bien, lo noto y sé que ella también se quedará con ese momento; poco a poco vamos abandonando el centro de Zaragoza, poco a poco nos vamos acercando a los kilómetros del tedio y del entorno aburrido y monótono; a lo lejos diviso el kilómetro 20, mi segundo punto clave, mis sensaciones siguen siendo buenas, pero espero la confirmación del crono, 1h42´50´´, estupendo, el tiempo que tenía previsto de paso por este punto era de 1h47´, sin duda nueva inyección de moral, “vamos a 5´07´´” oigo que dicen a mis espaldas, “vamos que vamos”.
Casi no puedo aguantar la euforia, algo en lo que no quiero caer, lo peor sin duda está por llegar, y a pesar de todo me permito una pequeña licencia, un pequeño sueño, a este ritmo podría acabar en 3h38´, ¡uf!, “vuelve a la realidad, antes de que te despierten”, “venga deja de fantasear y céntrate”, metro a metro nos hemos alejado de la ciudad, transcurrimos ahora por terreno de nadie, por un carril bici (interminable carril) a orillas del Ebro, carril que nos llevara irremediablemente al recinto de la Expo, donde entre interminables vueltas y revueltas se encuentra el kilómetro 30, punto en el que paro el cronómetro en 2h36´15´´ y en el que según lo planificado debería haber llegado en 2h40´30´´, a estas alturas de carrera sigo manteniendo las opciones de lograr mi objetivo, y aunque los kilómetros empiezan a pesar, me encuentro bien de moral y mucho más cerca de la meta.
Ahora los kilómetros se suceden más lentamente, el ritmo va decayendo, lo noto en las piernas, y es el momento de que la cabeza tome el mando, “vamos, no podemos perder lo que hemos ganado hasta aquí”, las piernas obedecen sin problemas, van fatigándose, pero van bien, sin molestias; fijo la vista en las torres de la Basílica, cada vez más y más cerca, último paso del Ebro, último puente, ya estamos otra vez junto al Pilar, “venga Saturnino, vamos que ya no te queda nada” gritan unas desconocidas, el dorsal personalizado sirve para algo, “gracias chicas”; kilómetro 39, no quiero mirar el crono, sé que he bajado el ritmo, que voy más lento, pero me resisto a mi suerte, “corre y olvídate del maldito reloj”, y eso hago, correr y correr, a lo lejos el kilómetro 40, ansío el momento de llegar a su altura, de cruzarlo, de dejarlo atrás, y de saber, sí ya, 3h33´, un minuto por debajo de las 3h34´ previstas; miro al frente y aprieto los dientes, solo dos kilómetros, “vamos, vamos, vamos”, kilómetro 41, kilómetro de ligera subida, pero a estas alturas no la hace nada fácil, la fatiga es dueña de mí; plaza de España, última curva y la larga recta de meta ante mí, de reojo miro el reloj y alargo la zancada, un paso y otro y otro, no miro a los lados, no veo a nadie, no quiero verlos, no oigo a nadie, no quiero verlos, solo veo el arco, solo escucho mi corazón, cruzo la línea, paro mi crono, 3h45´12´´.
Ahora sí, ahora ya me puedo relajar, ahora puedo soñar, recojo aire, lleno pletórico los pulmones mientras camino entre el gentío, busco a mi ángel, la veo, nos encontramos, y me da el beso del vencedor, mi beso, mi premio.
Ya juntos caminamos, los dos tranquilos, buscando un lugar donde poder estirar; “Saturnino”, es la voz de Rafa, me alegro al verle con su medalla al cuello; “no vuelvo a correr más maratones” me dice, sonrió, “volverás”.
Zaragoza y su maratón ya es parte de mi historia.
Y para terminar la crónica de un maratón, no se me ocurre mejor manera que desear toda la suerte del mundo, la que sin duda yo he tenido, a Carlitros, Quique, Carles Aguilar, y todos los amigos de este blog que el domingo se enfrentarán al maratón de San Sebastián.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

GRACIAS

Apenas hace un par de horas que he regresado de mi viaje a Zaragoza; viaje que sin duda será el embrión de alguna entrada en este blog, sobre todo de la más importante, la del relato de mí carrera, aunque si me lo permitís eso tendrá que esperar a mañana, y no será por ganas, pero hoy, más que nunca quiero ser agradecido, por eso quiero empezar por dar las gracias a todos los que habéis estado pendiente de mí, sin tener que estarlo, porque entre todos me habéis ayudado a ser más fuerte mentalmente y a lograr mi objetivo.
No voy a dar nombres por temor a olvidarme de alguien. Gracias a los que me dieron ánimos por medio de mensajes o de llamadas telefónicas; a los que lo hicieron a través de este blog o de otros; a los que corriendo durante la mañana del domingo dieron unas zancadas con la mente puesta en Zaragoza y también a los que sin correr, pasearon junto al Ebro, y también, como no, a su Virgen del Pilar; a todos muchas gracias.
También aprovechar para felicitar a Rafa González, al Zorro (a quienes tuve el gusto de saludar y de compartir unos minutos) y a Francisco Castaño.
Y sobre todo a mi paisano Ángel de la Mata, grande donde los haya, que con el de Zaragoza ha firmado su 112 maratón.
Ahora me vuelvo de viaje, pero esta vez a vuestros blogs.

viernes, 20 de noviembre de 2009

PORNOGRAFÍA INFANTIL NO

Por segundo año consecutivo volvemos a la carga. El objetivo no es otro que mover el ciberespacio, y echar de este mundo a los seres degenerados y sin conciencia.

Si has llegado a este modesto blog, y eres de esas personas sin escrúpulos, me alegro, hoy te has equivocado, aquí no encontrarás lo que buscas; aunque posiblemente no llegues a leer esto, pero al menos habrás perdido el tiempo.

Para ayudarte a perder ese tiempo y que este mundo de Internet te aparte de los seres indefensos te dejo con unas cuantas palabrejas: "angels", "lolitas", "boylover", "preteens", "girllover", "childlover", "pedoboy", "boyboy", "fetishboy" o "feet boy".

Todos juntos podremos acabar con estos depravados. Pornografía infantil NO.

jueves, 19 de noviembre de 2009

OTRO SUEÑO A LA VISTA

Lejos ya el mes de julio, en el que decidí que correría el maratón de Zaragoza; y cerca, muy cerca, el día en que cumpliré otro sueño, correr otro maratón.
Ya todo preparado para la cita, la habitación con ropa encima de la cama esperando su incorporación a la maleta, y en la esquina observándolo todo, mi mochila, ella ya lleva un tiempo preparada, fue la primera, en ella va lo más importante del viaje, la ilusión.
No tengo dudas, solo temor a la respuesta de mí cuerpo; no es la primera que corro pero no por eso he perdido el respeto a esos 42 kilómetros, son demasiados y siempre sobrevuela el miedo a que algo se tuerza; si todo va bien Zaragoza será mi onceavo maratón, quien lo hubiese dicho cuando aquel 21 de abril del 2002 corrí el primero.
Suerte a los amigos de este blog que correrán por las calles de Zaragoza: Rafa González, Francisco Castaño y Ángel de la Mata.
Se acerca la hora de disfrutar de la carrera y de saborear ese momento mágico, el instante de cruzar la línea de meta, vivamos un nuevo sueño.

lunes, 16 de noviembre de 2009

LA TRAICIÓN DE LA MENTE

O la traición del subconsciente, no se muy bien quien ha sido el culpable de este entuerto en el que me han metido, pero el caso es que cuando hoy estábamos comiendo, mi hija, Sonia, dice: “Te veo con mucha confianza para Zaragoza”; algo que no puedo negar me dejo perplejo, porque si algo no suelo hacer antes de una carrera es echar las campanas al vuelo, ni pecar de un optimismo desmesurado, y mucho menos lo iba a hacer antes de enfrentarme a un maratón; “¿Por?” pregunto con la misma perplejidad con la que me dejó su afirmación; “Dices que vas a bajar de 3h36´”; “No puede poner eso”; “Pues lo pone”; “Pues que más quisiera yo, pero me da que debería poner 3h46´”.
Aún así, he de reconocer, que no fié, y al terminar de comer lo tuve que comprobar con mis propios ojos y efectivamente me habían traicionado.
Ya metidos en este berenjenal, divago, “soñar es gratis”, “pero eso es mucho soñar”; mejor volver a poner los pies en la tierra y las cosas en su punto; el objetivo para Zaragoza es intentar bajar mi marca de 3h46´, que ya esta mucho más acorde con mis características, lo otro lo dejaremos para soñarlo más adelante.

domingo, 15 de noviembre de 2009

PINTAN OROS: SEGURO

La vida puede ser un juego (o lo es), y si nos interesa en un momento dado, la podemos convertir en una partida de cartas; y en una partida de cartas no siempre pintan oros, no siempre tenemos las treinta una, o no siempre tenemos el siete belo; pero aunque no tengamos buenas cartas tenemos que jugar la partida, porque solo así tenemos alguna opción de ganarla.
La semana pasada acabamos los entrenamientos vacíos, agotados y fatigados; entrenamientos en los que habíamos previsto acabar en ese estado lamentable y deplorable, y que debería tener continuación durante esta semana, con rodajes suaves (a ritmo de Zaragoza) y de recuperación de cuerpo.
Empezamos la semana deportiva, el martes, jugando una partida en la que pintaron “oros”, con un rodaje suavecito y corto, de treinta y un minutos sobre un recorrido de seis kilómetros; siempre relajado, sin prisas, recordando sensaciones.
La segunda partida la jugamos el jueves, y en esta ocasión decidí tocar alguna cuesta, y rodarlas durante cincuenta y siete minutos; y al igual que el martes, fui tranquilo, sin dar importancia a la velocidad, ni al tiempo, seguía recordando; y por cierto también pintó oros.
Y como la vida es un juego, y no siempre pueden pintar oros, y no siempre se puede tener las treinta y una, pues eso que pintó bastos; y con esos bastos, y con el constipado que arrastro desde el jueves por la tarde, he jugado la partida del sábado, con una tirada de diecinueve kilómetros, sin prisas (si con oros no lo intente, con bastos mucho menos), y al ritmo que preveo llevar en Zaragoza, emprendí la salida; rodaje que a medida que se sucedían los kilómetros se hacía más duros, con las piernas por un lado, la cabeza por otro, cada una a su bola, en ningún momento agarre una buena sensación, pero acabe la partida, que según se presentaba el día era lo de lo que se trataba.
El domingo, como no podía ser de otra manera, volví a jugar otra partida; me levanto, miro por la ventana (llueve), desayuno, embarajo (o sea se, reparto cartas), y pintan oros; desde las primeras zancadas veo las piernas frescas, presagio de que voy a disfrutar del rodaje, lo que sin duda anima, ya que la climatología no ayuda, una ligera lluvia cae sobre los escasos corredores que hoy compartimos juego. El recorrido, el de ayer, el de los diecinueve kilómetros, a orillas de ese río Torio, que a pesar de ser siempre el mismo, siempre me parece diferente, siempre me parece hermoso. Pero las sensaciones no fueron las mismas, hoy si fueron buenas, no podía ser de otra manera, pintó oros.
Llegados a este punto, a siete días del maratón de Zaragoza, en el que aún no se han repartido las cartas para la partida, en el que el constipado no me ha abandonado del todo, en el que no tengo ni idea de lo que va a pasar, si os voy a decir lo que he visto (o he querido ver) después de visionar mentalmente la carrera cientos de veces, y sobre todo después de visionar la entrada en meta otras tantas veces (como hace mi buen amigo Ángel), he visto que bajo de las 3h36’.
Que repartan bien las cartas y que pinten oros.

lunes, 9 de noviembre de 2009

A QUINCE DÍAS

Solo a quince días el objetivo final, y ya con muchas ganas de que llegue la hora.
Atrás dejamos una dura semana de entrenamientos, semana que se me antoja definitiva, donde el objetivo era trabajar el aspecto físico y el mental, con tiradas largas y rodajes por terrenos de subidas y bajadas constantes.
Dos salidas por el bello entorno de los pinos, donde las cuestas fueron las protagonistas, el martes dimos cuenta de cincuenta y un minutos, y el sábado, con más tiempo para “disfrutar”, subimos y bajamos durante una hora y quince minutos.
Para los rodajes largos dejamos tres días; el lunes, en compañía de Mauri, corrimos durante una hora y treinta minutos; el jueves, el ya relatado rodaje de 1h31´49´´, el que me hizo sonreír; y el domingo, en compañía de Crazysoul y por un paraje envidiable, la tirada más larga, en la que sin querer corriendo corrimos 2h06´30´´.
Con este entrenamiento dominical dábamos por finalizada una dura semana, en la que físicamente he quedado vacío, con el cuerpo agotado y fatigado; aunque moralmente ha sido satisfactoria, sobre todo por la salida del jueves, y porque creo tener el ritmo a seguir.
Ahora, con el trabajo hecho (o eso me parece), en estas dos semanas que restan me voy a dedicar a los rodajes cómodos, tranquilos, en los que prime más el descanso que el trabajo, y en seguir acumulando buenas sensaciones.

jueves, 5 de noviembre de 2009

A ELLA ME ENCOMIENDO

En manos de su Virgen, de la del Pilar, dejo mi alma, mi espíritu y mi cuerpo,; y también en las de mis ángeles de la guarda; y en las de mi fuerza de irreductible leonés (como le gusta decir a mi amigo Abe).
Todo ya avisa que falta poco para la gran cita; ese calendario delator que constantemente te lo recuerda; el amigo incrédulo que te da todo su apoyo y el amigo que sabe por lo que estas pasando; ese cuidado del cuerpo y de todo lo que le rodea; cuidado con ese traspies que puede dar al traste con meses de preparación; cuidado con esas tiradas largas para que no carguen en exceso nuestras piernas; y por qué no, también abusando un poco y aprovechando la coyuntura dejando que nos mimen y nos cuiden.
Como no podía ser de otra manera las tiradas largas están siendo la base de los entrenamientos de esta semana, y lo serán sin duda la siguiente, para dar paso al descanso activo, antesala del maratón.
Hoy tirada de diecinueve kilómetros, con un objetivo (bueno con dos) coger mi ritmo de diesel, el que me permite recorrer veinticinco o treinta kilómetros tranquilamente (y que no me pillase la noche). Con toda la tranquilidad del mundo empecé el rodaje, sin importarme lo que me rodeaba, con la mente viajando sin control, aislándome del mundo, y preocupado solamente del ritmo y la respiración; con zancada pausada iban cayendo los kilómetros, uno tras otro, las sensaciones que me estaba dejando la salida eran buenas y eso haría que la autoestima subiese considerablemente, sin duda hoy se había convertido en un buen día.La cabeza vuelve de su viaje, y en consonancia con el cuerpo, no quieren desaprovechar un buen momento; envueltos ya por la oscuridad de la tarde llegamos al final de los diecinueve kilómetros, miramos el crono, 1h31´49´´, y no puedo dejar de sonreír; efectivamente ha sido un buen día.

lunes, 2 de noviembre de 2009

VEINTIDÓS

No deberías levantarte aún, hoy es festivo en León, pero has quedado con Mauri para salir a correr, así que sin dejar sonar el reloj te pones en marcha.
Mientras preparas el desayuno oteas el horizonte, luce el sol pero corre algo de viento, decides la ropa con la que saldrás a trotar. La vista se va hacia el calendario, te das cuenta de que no has arrancado la hoja de octubre, así que dejas lo que estas haciendo y la desprendes; mientras desayunas sigues con la vista puesta en el calendario, en noviembre, piensas que por delante tienes todo un mes para cumplir con las obligaciones y con tiempo para hacer lo que te venga en ganas; la vista se detiene en el día veintidós, cuentas los días que quedan hasta la cita, veinte días, solo ya veinte días, como pasa el tiempo, y todo lo que aún te queda por hacer; terminas de desayunar y te preparas, se acerca la hora.
Vas trotando hasta el lugar de la cita, el parque de la granja, donde ya te espera Mauri; después de unos pequeños estiramientos y de decidir la hoja de ruta emprendéis la marcha; la ruta que habéis elegido no me sorprende, con ella has preparado todos los maratones en que has participado, y te gusta, dices que es exigente y que para Madrid viene fenomenal; pero vas a Zaragoza, ya lo sabes, y allí al parecer el perfil es llano; pero te da igual, preparas un maratón y vas por tu ruta, la de Tendal.
Desde un principio haces saber a Mauri que no quieres velocidad, solo distancia y ritmo; es preferible ir a un ritmo cómodo y coger buenas sensaciones que a un ritmo exigente y que te deje tocado mentalmente; la cabeza en carrera corre más de lo que pensamos y eso bien lo sabes tú. Trotáis a tú ritmo de maratón, seguro que charlando de carreras y de proyectos, en las cuestas se te va, pero te espera, no tardas en pillarlo y en volver a rodar a la par, en volver a comentar experiencias.
Al final has rodado una hora y media, que no esta nada mal, pero quizás deberías haber rodado algo más y lo sabes; así que para el próximo domingo habrá que hacer más tirada.
Veintidós; sigues dando vuelta a los día que te quedan, veinte; a las semanas, tres; a como afrontarás estos últimos entrenamientos, en sus exigencias, y sobre todo en como encontraras esas buenas sensaciones.