jueves, 31 de octubre de 2013

IV Maratón de Málaga: Disciplinado



6ª semana: Del 21 al 27 de octubre
Sexta semana del nuevo experimento, aunque para mí es la primera corriendo con la mente puesta en Málaga. No trato de poner el cuerpo a su altura porque sería una verdadera locura, pero si intentaré ir recuperando terreno poco a poco para llegar en la mejor condición posible.
Realmente en esta ocasión no me preocupa mucho este “tijeretazo” dado a mi estrenado plan, ya que pretendo que sea un ensayo para posteriores retos, y este escaso tiempo será suficiente para sacar conclusiones. Además, creo que a mi favor cuenta el pequeño descanso y el fondo que me ha dejado Lisboa, lo que trataré de aprovechar.
Total km. 6ª semana: 65,940 km.
Lunes, día 21, y que mejor para empezar que hacerlo con mis queridas series, es lo que tiene empezar las cosas a mitad del camino. 4x1000+6x800, más calentamientos, enfriamientos y todo lo que ellas conllevan.
Martes, rodaje a medio gas para completar unos 14,440 km. de agradable trote.
Miércoles, día 23, nuevo rodaje, en esta ocasión de 10,000 km.
Viernes, de nuevo series, y para la ocasión el guión me tenía preparado 3x(3000rap+1000lent), más el antes y el después.
Domingo, día 27, me voy a correr la VIII Carrera Peñacorada, que con sus 10 km. escasos despide la última carrera de la Copa Diputación de Carreras Populares. Me rompía el plan, algo que no es nuevo, pero no podía faltar, además de que tampoco quería.
No ha sido mala la semana del regreso a la rutina; de momento los kilómetros semanales han aumentado y me he hecho el firme propósito de no pasar de las series. Unas series que me siguen aburriendo.
Todo sea por el compromiso que me he autoimpuesto.

domingo, 27 de octubre de 2013

VIII Carrera Peñacorada: Mi historia y fotos Ángeles



Hoy con la VIII Carrera Peñacorada se da por finalizada la III Copa de Carreras Populares Diputación de León.
La mañana se presentó agradable para correr, con un cielo cubierto que en ocasiones cedía su protagonismo al sol dejando escapar tímidos rayos. Desde primera hora de la mañana los corredores se fueron dando cita en el patio del Colegio Internacional Peñacorada, donde los primeros en entrar en escena fueron los siempre ilusionantes pequeños, para después, un poco después de las 11:00 horas, dar comienzo la carrera absoluta. Pistola en alto y el tiro de rigor para que todos se lanzasen tras sus retos personales; yo, la verdad, no lo tenía muy claro, y en un principio tenía previsto afrontar una carrera tranquila, pero ayer, a última hora, decidí correr con el objetivo de bajar el tiempo del año pasado; no era mucho lo que me tendría que exprimir, pero al menos tenía una meta que perseguir. Voy poco a poco, la idea de ir de menos a más es la que ocupa mi cabeza; dejo que el ritmo se vaya instalando en mis piernas, la respiración sin sobresaltos intentando seguir, al menos en la primera vuelta, los pasos de los que me rodean; la corta rampa de la autovía reduce el ritmo y acelera el corazón, pero pronto volvemos a la idea de carrera; el callejeo de calles nos devuelve al patio del colegio. Primera vuelta liquidada y con ello la mitad de la carrera. Vamos a por la segunda. Voy bien, he ido reservando esfuerzos por lo que el ritmo no debería resentirse, aún así el primer tramo, el que me lleva desde el colegio a la rampa de la autovía, me lo tomo con más calma, para ya desde aquí ir poco a poco aumentando el ritmo. Ya apenas hay grupos, cada uno ya busca sus límites en solitario. Me exijo el último esfuerzo, el que me lleva a cumplir mi pequeña exigencia.
Para rematar esta pequeña historia os dejo con las fotos de Ángeles.
Si alguien quiere la foto en tamaño original, y sin marca de agua, que me envíe un correo electrónico, indicándome número de foto y número de dorsal.
Además encontraréis más fotografías en mediamaratonleon y toda la información y las clasificaciones en copadiputacionleon.

viernes, 18 de octubre de 2013

Improvisando…



…que es gerundio. Después del Rock´n´RollMaratona de Lisboa no toca cambiar el chip; un poco de descanso, el que me dedique la pasada semana, está de vuelta tranquila a la rutina de entrenamientos, y la próxima, otra vez a la carga para afrontar con un mínimo de garantías el próximo reto: El maratón de Málaga.
Por lo tanto, toca improvisar, no queda otra. No tengo tiempo material para iniciar el nuevo plan, así que lo tendré que retomar en la sexta semana. Me gusta, no está mal, de un plumazo mes y medio a la papelera de reciclaje.
Tampoco es que me importe mucho, aunque habrá gente que le encuentre inconvenientes, yo solo veo 42195 metros y un buen fin de semana en compañía de grandes amigos.
Como ya os indiqué en una de mis entradas anteriores, estoy dispuesto a aparcar mi viejo plan (adaptado) de maratón para probar uno nuevo, que a primera vista me parece algo más exigente. De inicio no lo tocaré, pero seguro que terminaré retocándolo y adaptándolo a mis circunstancias. Ya veremos hasta donde llego con él.
Así que vamos hacia el IV MaratónCiudad de Málaga; Esperemos que el viaje sea agradable.

lunes, 14 de octubre de 2013

Rock´n´Roll Maratona de Lisboa: La Historia



 
Domingo, día 06 de octubre. Son las 10 de la mañana. El día está claro y el sol ya empieza a dejarse notar. Avanzo entre el gentío en compañía de mis cómplices de aventura: Gonzalo, Pedro, Juan Carlos, Eduardo y Ángel. Se acerca el momento, atrás quedan muchos entrenamientos, muchas horas derrochadas en este.
Las caras de los que rodean van cambiando, el ambiente se va impregnando de dudas, de impaciencias; quizás mi gesto también lo haya hecho, hoy es diferente, especial, Ella por primera vez no esperará mis pasos en los duros kilómetros, no tendré que fingir una sonrisa, solo tendré sus recuerdos y cuando sea necesario Ella si estará ahí. Las 10:05 (hora extraña, hora rara para empezar otra maratón), empezamos a correr, deseo suerte a mis compañeros, ahora cada uno seguirá sus impulsos, su lucha personal.
Ajeno al resto de corredores empiezo mi carrera, con cuidado de evitar una caída que acabe con el sueño, disfrutando de las primeras bocanadas de esfuerzo; corredores que apresurados cruzan de un lado a otro. Subes y bajas, toboganes de esfuerzo, asfalto, mar y playa para distraer el pensamiento. El sol nos da de frente y castiga de lo lindo; las gotas de sudor empiezan a caer por la frente. Voy demasiado deprisa, le digo a Eduardo, que se ha quedado a mi lado, ni es mi ritmo ni yo su ritmo, lo sabe, pero aún así insiste; él siempre unos metros por delante, no quiero entrar en la batalla de seguir sus pasos, para mí no sería bueno. Los kilómetros transcurren con normalidad, y a estas alturas según lo previsto; la costa siempre a la derecha va ahuyentando la fatiga. Olas que van y vienen al paso de cada corredor, invitando a un descanso que el corredor rechaza, incansable en su lucha por correr un kilómetro más. Atrás dejamos Estoril, famoso por su casino, y seguro que por alguna cosa más, pero yo ahora no estoy para pensar en ello, solo pienso en correr, en disfrutar de este momento; los kilómetros van pasando; veleros y barcos,  bañistas tumbados en la playa o correteando por ella, un entorno que invita al descanso, al párate y no corras. Colores y olores. Sensaciones que entran en una mente aún fresca. Kilómetro 12, quizás 13, abandonamos la costa momentáneamente y nos adentramos en Oeiras; nos cruzamos con la carrera, con corredores que nos preceden, y entre ellos busco con ansiedad a mis amigos, veo a Ángel, y el “suerte” va de un lado a otro; el camino se separa sin conseguir ver al resto de la expedición, entramos en un parque, que bien podría ser el del Retiro, y llena de sombra agradecida, suave ascenso con algún grupo animando que lo hace más llevadero. Salimos del parque para ya volver hacia el mar. El sol sigue ahí, siempre estuvo ahí, solo fue un pequeño respiro. Más playas, más kilómetros, más veleros…más de lo mismo. Dejamos la carretera y nos adentramos más hacia el mar, hacia un largo espigón que para hacer más ameno han llenado de banderas y de jóvenes ondeando alguna de ellas, entre ellas la de España, que encontramos casi al final de ese camino del calvario. Todo transcurre, de momento bien; ahí sigue mi compañero Eduardo, con el que sigo haciendo la goma, me deja le pillo, convivo con él rechazando dos amenazas: Las prisas y la impaciencia. La media, tiempo de inflexión y de reflexionar sobre lo que queda. Decido seguir con lo puesto; no quiero arriesgar ni aventurarme a lo incierto. Vamos poco a poco abandonando la costa, para ya, divisar en la distancia el monumento a los Descubridores y la Torre de Belén, y empezar a ver solo asfalto y cemento. Nos acercamos a lo duro del maratón, hasta ahora han sido kilómetros más o menos placenteros o llevaderos,  y a partir de aquí el cansancio empezará a ir apareciendo. Poco ayuda el entorno: largas rectas vacías de gente. Conozco este tramo, no en vano lo recorrí hace menos de un año, y es triste y desolado, donde la carrera empieza a ser una lucha personal. Trenes que nos adelantan muy rápidos o que se nos acercan a toda prisa. Alcanzamos a Pedro, a quien el calor le pide prudencia. Ya estaremos en Lisboa, aunque eso aún no lo notaremos hasta el kilómetro 31, donde accedemos a la plaza del Comercio para ir hasta la plaza del Rossio, kilómetro 32, y volver otra vez a la plaza del Comercio, escasos dos kilómetros de pocos aplausos y frases de apoyo (que poco ha cambiado las cosas en este escaso año). Dejamos el centro de Lisboa para adentrarnos en una zona portuaria de hierros y contenedores, de apatía, de rectas interminables, de fatiga mental. En el kilómetro 33 recibo el varapalo de ser adelantado por el globo, o cartel, de las 4 horas; ni tan siquiera intento seguirlo unos metros, sé que hoy inesperadamente me ha derrotado, no contaba con ello. La fatiga ya está instalada en mi cuerpo e intento que no lo haga en mi mente; llega el momento de los recuerdo. Mi compañero empieza a tener problemas, ya no hacemos la goma, y cada uno con lo puesto afrontará como pueda los últimos kilómetros. Me inhibo e intento buscar estímulos, esta vez lejos, en Ella, en León, en los amigos que hoy están aquí conmigo. Me concedo un respiro, evito pedirme cuentas y con la vista “gacha” busco un ritmo sosegado. No veo a mi amigo Ángel. Sigo paso a paso, descontando metro a metro, un kilómetro menos; el kilómetro 40 ya es antesala de éxito. La emoción empieza a dominar al cansancio. Nada importa ya, solo cruzar la meta. El último kilómetro con familiares y corredores, que ya han acabado, se hace más llevadero. Suben las pulsaciones, se alarga la zancada, la fatiga deja salir una sonrisa. Ya está. A lo lejos la meta, corro sin buscar a nadie en la orilla, tranquilo, satisfecho, 4h02m, con la cabeza alta, vista al cielo, doy gracias.
Voy en busca de mis compañeros: Gonzalo, Pedro, Juan Carlos, Eduardo y Ángel; todos juntos, con nuestra medalla al cuello, satisfechos por haber superado otro maratón. Solo me falta una cosa, una llamada de teléfono. Hablo con Ella para transmitir la tranquilad y satisfacción que en esos momento recorren mi cuerpo.
Para terminar agradecer a todos, familiares y amigos, que estuvisteis pendientes y me transmitisteis vuestro apoyo.
Gracias.

viernes, 4 de octubre de 2013

De Cascai a Lisboa: Humildad


10ª y 11 ª Semana: Del 23 de septiembre al 06 de octubre
Atrás quedan ya estas dos semanas, las que deberían haber sido la semana 11 y 12, pero eso ahora ya da igual. El trabajo de todos modos está hecho. Los entrenamientos, durante estas dos semanas, no han sido nada del otro mundo, salvo dos hechos con cierta exigencia el resto estaban encaminados a recuperar sensaciones, algo que, después del último test, resultaba primordial. Creo que lo he conseguido lo que me ayuda a ver las cosas de otra manera, aunque desde luego no hará que cambie el planteamiento de carrera, que de entrada será salir tranquilo e ir cogiendo ritmo poco a poco.
Afrontaré la carrera con  la humildad de siempre, y que aún sabiendo que no hay formulas mágicas que ayuden en un maratón, y que el resultado final tendrá mucho que ver con los entrenamientos realizados durante las largas semanas de preparación, espero contar con el factor suerte. Con esa suerte que ponga las cosas siempre de cara.
Y antes de que el último tranvía salga para Lisboa, quiero agradecer a Julio por sus montajes en los tranvías que me han ido acercando a la capital portuguesa, y a Ángeles por seguir concediéndome ese tiempo tan necesario en estos viajes.
Os dejo, el Rock´n´Roll Maratona de Lisboa me espera.