sábado, 29 de octubre de 2016

RE-VERSOS: MANUEL MARÍA FLORES

Visión

He visto, de la noche
entre la niebla oscura
bajar como del cielo,
radiante de hermosura,
la sombra de una virgen
llegando junto a mí.
Eran sus ojos negros,
blanca su vestidura,
su cabellera de ángel...
tú eras... te conocí.

Y te miré tan bella
que delirante, ciego,
por detener tu paso,
espléndida visión,
ante tus plantas puse
mi corazón de fuego,
y “—Tómale”,— te dije;
y le tomaste... Y, luego,
despierto... ¡Y te has llevado,
mujer, mi corazón!

De Manuel María Flores

jueves, 20 de octubre de 2016

MARATÓN DE BILBAO: 12ª SEMANA

Del 17 al 20 de octubre
A falta de dos días para el gran día, ya está el cesto hecho, aunque no todo el pescado vendido. La semana va transcurriendo plácidamente y cumpliendo con todos los rituales.
Los tres entrenamientos. Llevados placidamente, con el fin de no restar y quitar miedos. El miedo a la soledad de la segunda vuelta, el miedo a ese latigazo que de vez en cuando recibe mis muslo derecho; pero al mismo me digo que “solo son eso, miedos”, que “sé que la carrera que tengo en la cabeza la tengo en las piernas”. Entrenamientos en que lo importante era sumar y ganar en sensaciones.
La visita  a “Axis clínica de fisioterapia”, donde Omar, mi físio, deja mis piernas preparadas para la batalla y donde hablamos, como no, de correr.
No me olvido del descanso, siempre importante, pero en estos días más.
Y que decir de la hidratación y la alimentación, ¡uf! hay que ir cargando los depósitos.
Y de la preparación de la ropa, donde empiezo a sentir en el estómago los primeros cosquilleos.
Cuatro días, con mis rituales y mis manías, con mucho tiempo pasado mirando al vacío, ensimismado, repasando la carrera, corriéndola una y otra vez; pensando ritmos; soñando, ahora que se permiten los sueños; y como mi amigo Ángel hacía, visionando la meta; 03h50m. Todo listo.

Si, todo. Yo, ella (la luna) y vosotros (las estrellas). ¡¡¡Vamos a por ellos!!!.

“Cuanto más oscura la noche, más brillantes las estrellas” de Osho

martes, 18 de octubre de 2016

Maratón de Bilbao: 11ª Semana

Del 10 al 16 de octubre
La semana ha transcurrido tranquila. Rodeado de amigos. Correr y pensar. Correr y reflexionar en busca de conclusione; en busca de garantías, seguirdades y realidades.

Zancadas y pasos en busca del ritmo, de las sensaciones, de mis dudas.
Cuatro entrenamientos con la mente puesta en mi cuerpo. Chequeando en busca de molestias, de mis miedos.
Siete días sumido en un silencio interior, repitiéndome que “todo va ir bien”, que “sé la carrera que quiero”.

Sigo mirando a mi compañera: la luna, y con humildad le digo que creo en mí, y le pido que ella haga lo mismo.

“La esperanza es el sueño del hombre despierto” de Aristóteles

domingo, 16 de octubre de 2016

XVIII Media Maratón de La Bañeza: Un poco de historia y fotos


Amanezco a un día gris, pero eso no hace que no esté dispuesto a disfrutar. Todo a  mi favor. Como no podía ser de otro modo, empiezo a pasarlo bien con los antes, con esas risas que ya aparecen desde el principio, con ese café, y los saludos. Con la complicidad de todo un Equipo.
Tras el arco, de ese no, del otro. En la parte de atrás. Junto a mis compañeros María Jesús, Pedro, y José María al que ayudaremos a cumplir con un objetivo: 01h58m. Y después de la cuenta atrás nos vamos a por ello.
Controlando el ritmo desde el principio, sin dejarnos ir por los que nos preceden, ni por el ánimo de las calles de La Bañeza. Dejamos las calles, formando un quinteto, ya que a nosotros se ha unido Rafa. Y juntos vamos sentando la base de la carrera. Casi sin darnos cuenta llegamos al kilómetro 5, y de ahí a salvar la pequeña cuesta. Después ya es hora de ir acompasando el ritmo. Por el momento todo bien. Las caras también lo dicen. Hablo, hablamos, para que nuestro compañero piense poco y corra mucho. Kilómetro 10, giro a la derecha y a seguir por las calles de Miñambres, este año vacías de aplausos. Avituallamiento. “Vamos”. Todo bien. Seguimos no dejando pensar. Afianzamos el ritmo, y lo mantenemos dentro del objetivo. Fácil pasan los kilómetros. Redelga, también con calles huérfanas de aplausos. “Vamos, vamos”. La fatiga empieza a aparecer, pero el ánimo y su determinación hacen lo suyo para no perder de vista nuestro objetivo. Otra vez en Ribas. Ahora todo más fácil, los kilómetros se suceden. El esfuerzo llevado al límite, pero está mereciendo la pena. Hablamos y hablamos, tanto María Jesús como Pedro, como yo. Rafa se nos ha ido por delante, de vez en cuando mira para atrás. Nosotros le seguimos. Vamos a por el último esfuerzo. Cruzamos la vía muerta del tres y nos adentramos en La Bañeza. Todo al alcance de la mano, todo a favor. “Vamos, vamos”, no sé las veces que lo he dicho hoy. No nos relajamos. Solo un giro. Solo. A la izquierda.
Ante nosotros, muy cerquita la meta.Los ánimos de los nuestros dan el último empujón para cruzar una línea, su meta: 01h58m. Objetivo logrado, sobre todo a su esfuerzo. Enhorabuena José María.
Y después a seguir disfrutando del día, con la compañía de mis amigos del Nunca correrás solo.

Para terminar esta historia, os dejo con el enlace de las fotos de Ángeles: PINCHAR AQUÍ.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Maratón de Bilbao: 10ª Semana

Del 03 al 10 de octubre
Me busco en la noche. Solo. En su oscuridad observo la luna que en unos días se convertirá en mi compañera. La miro, cierro los ojos, y pienso: "Se acabó el trabajo duro. A partir de aquí el camino resultará más sencillo".
Con el espíritu liberado, siento que ha llegado el momento de reflexionar con objetividad. De Pensar en la carrera, en como afrontarla. Es hora de analizar cada una de las semanas, cada uno de los días, cada uno de los entrenamientos. Ver el estado físico y el anímico. De tranquilizar ímpetus. De escuchar. Y de dudar.
Dudar, que aunque parezca un contrasentido es bueno, porque “cuando estoy mal no tengo dudas, pero cuando creo estar bien estas me asaltan”.
En esta décima semana, en la que no he tenido carrera, he cumplido con todos los plazos, con todos los entrenamientos y todas las distancias previstas. Semana que acaba con 64´180 kilómetros.

Seguiré meditando con mi compañera: La luna.

“Si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera de larga distancia, ése no es otro que el tú de ayer” de Haruki Murakami

lunes, 10 de octubre de 2016

III Peñacorada Trail “Memorial José Martínez Conejo”: Mi historia


Corría el día 18 de septiembre, del año en curso, cuando corrí por la montaña de Peñacorada, ha pasado un tiempo, corto, pero ha pasado, pero aun así mi historia ha ido tomando forma, y hoy es el día de compartirla. No por nada especial, sino porque la he terminado.

A la espera. Fuera de mi mundo. Pienso una carrera plácida, sin sobresaltos. A cola del pelotón. A la de tres, y mis pasos arrancan a correr. Ya no dependo de mi, durante unas horas estaré en manos de mi entorno, del destino, de la montaña. Las zapatillas golpean el poco asfalto, esos escasos metros que nos llevan al embudo que atranca a los corredores. Uno a uno, caminando apretados hasta salvar la corta y empinada cuesta, que nos deja en la ancha pista, en el pinar. Ancha, y fácil de correr, cuesta abajo; ancha, y difícil de correr, cuesta arriba. Adaptándome a las circunstancias, al sufrimiento, al esfuerzo, a los pasos de mi compañera. A la carrera. La ermita de San Guillermo, nos aleja de la civilización, y por la estrecha pasarela de hierro, que rompe el entorno de la naturaleza, empezamos a sendear entre la arboleda verde. Subir entre los pinos, sujetando piernas, suspirando y empezando a sudar. A medida que subimos se va abriendo el cielo, se va abriendo el paisaje, la inmensa montaña. El camino se hace hierba; se convierte en agradable. Corremos hasta ese primer avituallamiento, el que nos da el primer descanso. Breve. Muy breve y vuelta al trote. La pisoteada hierba se acaba, y se torna poco a poco en dura roca; en subida. Nos aferramos a las piedras, hasta la cima. Contemplación desde lo alto. Belleza a izquierda. Belleza a derecha. Belleza arriba y abajo.
Foto cortesía Abel Fernández Salegui
Y sin tiempo para deleitarnos en el paisaje, apremió a mi compañera. “Vamos”. A regañadientes, “Jolines, no me dejas ni mirar”, continuamos. Aunque, antes de iniciar el cresteo, una última mirada. Más hierba. Una hierba que nos cubre casi hasta la rodilla, que nos recibe en bajada, acolcha nuestros pasos, y nos da un respiro. Rápidos, hasta llegar a la segunda complicación. Más rocosa que la primera, o eso me parece a mí. Más montaña. Más trepar y subir. Más agarrarse. Poco a poco, a pasos cortos, hasta arriba. Hasta otra impresionante belleza, donde el mundo parece no tener fin. Otra vez con poco tiempo para la contemplación. Inspiro, me lleno de aire, antes de iniciar el descenso. Con pasos temerosos. Demasiado. Con miedo a un resbalón, a una caída. Miedo. “Vamos”. Temor. Caminamos más que trotamos. Tensión. Andamos con pasos separados. “Cuidado ahora en la bajada” señalan los voluntarios. La senda me lleva a la cuerda. A sujetarme a ella para sentirme seguro. Bajo. Espero. Los pasos ya son los mismos. Carlos que se une a nosotros hasta el penúltimo avituallamiento, donde nos sorprende la llegada de José María. Penúltimo respiro antes te continuar. Los tres, ahora enfilados, sorteando los pinos. Trotando cómodos hasta que el letrero nos señala el “Pico Los Rejos”; hasta que alteran todos los biorritmos. Ahora es cuestión de amor propio. Los tres más enfilados ascendemos el sendero hasta el último avituallamiento. No hay descanso. José María ya a su paso, pero sin pausa. “Vas bien” le digo. Y con rabia subo hasta lo alto, guiando los pasos a mi compañera. No hay respiro. Ya todo bajada. Más trotar y más andar por entre rocas y piedras, por entre los pinos. Senda abajo. Dos kilómetros para que todo acabe. Para demostrar lo que no haría falta. “Tira tú que no llegas”, me dice. Pienso, me cuesta tomar la decisión, pero el esfuerzo no hubiese tenido sentido. “Vale, pero sigue trabajando”. Y me dejo ir como si no hubiese mañana. Esquivando piedras y saltando troncos. Asfalto. El arco. La meta. 4h56m. Yo llegué. Yo tenía razón. Ellos llegaron un poquito después.

martes, 4 de octubre de 2016

Maratón de Bilbao: 9ª Semana



Del 26 de septiembre al 02 de octubre
El tiempo se va deshaciendo. Se va como ese puñado de arena se escapa entre los dedos de mi mano.
La semana ha trascurrido, como casi siempre, entre desordenes obligados, si bien cumpliendo con todas las citas establecidas. Y todo por romper con la monotonía de esa soledad llamada del corredor de fondo.
Así que aunque no era partidario de empezar con un rodaje de cuestas, era absurdo renunciar a la buena compañía, y empecé lo que marco el resto de la semana.
Cansado de ese primer entrenamiento, fui trampeando y cambiando órdenes y conciertos, para acabar el domingo en la montaña, en la VIII Carrera Los Calderones, habiendo pasado antes por otro rodaje bien llevado y por unas series bien trabajadas.
Total que acabé una semana como la empecé, cansado, pero ilusionado, y que ha dejado en mis piernas 65´260 kilómetros.

“Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida” de Arthur Schnitzler