domingo, 23 de marzo de 2014

Roma: Llegó tu hora


Las 08:50 horas de un 23 de marzo. La hora de la verdad.
Venido desde Hispania, desde el campamento de la Legio VI Victrix, un leonés "irreductible" ha llegado para conquistar Roma.
Alea jacta est.

viernes, 21 de marzo de 2014

Maratona di Roma: 11ª y 12ª semana



Del 10 al 21 de marzo
Hoy, la última entrada de la preparación de Roma, no voy a dejar ni tiempos, ni salidas, o si estas han sido largas o cortas. Solo decir que han pasado dos semanas, en las que simplemente he salido a correr, que también he corrido la media de León, todo con mucha tranquilidad y rodeado de amigos.

Se acerca el momento para el que he estado entrenando o para el que me he estado preparando. He entrenado bien, creo que estoy bien, quizás mejor de lo que yo esperaba cuando empecé esta aventura. Lo que me genera dudas. “¿Cuánto piensas hacer?” me preguntaban el miércoles. “No lo sé, ahora no lo sé”. Y a estas alturas sigo sin saberlo, y tengo la impresión que tampoco lo sabré hasta el domingo.

Antes lo tenía claro, correr y disfrutar de otro maratón. Hoy, después de la media leonesa, de todas las sensaciones que mi cuerpo recogió, tengo una duda: Sigo con la vieja idea o me dejo llevar.

Realmente me gusta esta situación, y ojala sean siempre estas las dudas que me asalten.

Parece mentira que a estas alturas, y después de cientos de kilómetros, del viento, de la lluvia, del frío y del calorcillo de estos últimos días, no esté todo hecho.

Vamos a por Roma. Amigos (y amigas) va por vosotros.

miércoles, 19 de marzo de 2014

VI Media Maratón de León: Mi historia



Amaneció un día sin nubes, con un cielo azul que daba paso libre a los rayos del sol, a eso rayos que pronto iban a castigar el esfuerzo de los corredores. Despierta un día especial. La media maratón de León, por muchas razones, lo es. La ciudad se cita en el Hispánico; y todo su entorno, se va llenando de un ambiente festivo. Amigos intercambiando saludos y sonrisas, abrazos, ánimos y consejos de última hora, perspectivas de carrera. Reuniones de equipos, calentamientos, cada uno llena el tiempo de espera como puede o como les dejan.
La hora de la verdad, la de alejar miedos y temores, se acerca. Los corredores, hoy más atletas que nunca, se van situando tras la línea de salida. Yo, casi a cola de pelotón, junto a mis amigos del “Nunca correrás solo”, cerca de quien hoy será mi compañera de viaje. Dos diferentes objetivos que convergen en uno solo: el suyo.
Intuimos el disparo, anuncio de la salida porque el mundo empieza a moverse. Dejo que mis pasos sigan al resto de corredores, pendiente de mi acompañante. Poco a poco vamos buscando nuestro hueco, evitando los incómodos zigzagueos y los tirones innecesarios; ya habrá más espacios. Nos dejamos llevar por la masa, sin prisas, sin agobios. Hablamos y corremos, habla y la dejo hablar, ya llegará el momento de solo correr. Estamos empezando a disfrutar de nuestra carrera, a coger nuestro ritmo. Correteamos nuestras calles entre los ánimos de los amigos que esperan nuestro paso. Corredera, Ordoño, Guzmán con San Marcos al fondo. La avenida Peregrinos que ya nos permite correr. Respiración y ritmo. Es hora de pensar en la carrera, en su carrera. María Jesús, mi compañera de viaje, lleva el ritmo, su ritmo. Sigo sus pasos. Tranquilos. Avanzando entre los corredores vamos aumentando la cadencia en busca del ritmo crucero. El caótico kilómetro 5 no interrumpe la marcha, y tras recoger el agua, e hidratarnos continuamos a lo nuestro. Salvamos la cuesta de Unicef sin que nos bloquee las sensaciones. Recuperamos el respirar y vuelta a la carga, a dejarnos ir en busca de las calles de León. Un retorno placentero y agradeciendo el suave viento que nos da de cara. Damos alcance al globo de 1h50m, y sin esperas seguimos hacia delante. Por mi mente un temor, la posibilidad de que nos vuelva a dar caza, con todo la carga negativa que ello conlleva. Miro a mi compañera, “¿Qué tal?”, “Bien”. Yo también lo creo. A partir de aquí Eduardo se une a nosotros; en ocho días volveré a compartir con él carrera y kilómetros, siempre y cuando respete una sola condición. Ya hablamos poco, y solo rompe nuestro silencio una palabra de ánimo o un saludo a un grito de apoyo. Ritmo y respiración. Miro mi crono, para comprobar que ya llevamos unos kilómetros con el ritmo estabilizado en 5m11s. “¿Vas bien?”, “Sí”. “Este es”, pienso. Kilómetro 8. Si, va bien. “Estoy disfrutando como nunca” nos dice. Dejo de correr un pasito por detrás para acompasar mi zancada, para empezar a guiar, aunque no lo necesite, sus pasos. La gente vuelve a llevarnos en volandas. Llegamos a la emblemática calle Ancha. A la Catedral.
Imágenes de muchos paseos, de recuerdos que nos llevamos con nosotros. El ritmo crucero sigue en nuestras zancadas aún cómodas. “Vamos, que pronto nos pica para abajo”, comento innecesariamente, ya que seguro que ella también lo sabe. “Recuperamos, cogemos aire”. Vamos a por los últimos kilómetros, a por los más duros, lo de atrás ya no cuenta. Los gritos de nuestra compañera Patricia aceleran el corazón y el paso a María Jesús. Kilómetro 15. Recogemos con ansia nuestro agua y entramos en territorio conocido: La Granja y La Candamia, lugares donde si no se va bien se empieza a acusar la Media. Nosotros seguimos a lo nuestro, paso a paso, y aún con buenas sensaciones. Alcanzamos La Lastra, es hora de no pensar en desiertos, solo en dos rectas. Miro a mi compañera. Su rostro empieza a mostrar cansancio, pero no es momento de fallar. “Vamos, que lo tienes”. Dos kilómetros para meta. Últimos esfuerzos. Ahora hay que intentar darlo todo, de no perder lo que poco a poco hemos ido ganando. Ha ido ganando. Un kilómetro. “Venga, esto ya está”.
Continuamos en el esfuerzo. Entramos en el estadio para correr su eterna recta. Al final la meta, que cruzamos juntos, como habíamos ido durante la carrera. Agarrados de la mano Eduardo, María Jesús y yo. Ya está: 1h50m30s.
Se acabó. Otra media más, en está ocasión con la vista puesta en Roma y en el objetivo de mi amiga. Los dos cumplimos nuestras expectativas. ¿Se puede pedir más?
Para rematar mi pequeña historia solo me quedan los agradecimientos. Primero a los amigos del Nunca correrás solo, en especial los que nos han acompañado desde Madrid; a todos los amigos que han compartido los 21097 metros; a todos los amigos que desde la acera han dado sus muestras de apoyo; y por último a Ángeles, por estar otra vez más ahí. Gracias a todos.

domingo, 16 de marzo de 2014

VI Media Maratón de León: Fotos Ángeles


Hoy, día 16 de marzo, los corredores populares han abandonado sus lugares de trote dominical para recorrer las calles de León, y llenarlas con su alegre colorido. Gran mañana para disfrutar corriendo; calurosa, sí, pero mejor eso que el frio por el que se nos conoce en el resto de España.
Enhorabuena a todos los que corristeis hoy por nuestras calles; además agradecer al público que poco a poco va dejando su miedo y empieza a desgañitarse en ánimos a los corredores, y como no, a todos los que con sus cámaras intentan plasmar el gratuito esfuerzo de los corredores.
Y entre esas cámaras, la de Ángeles; aquí os dejo su reportaje.
- Fotos plaza toros

Si alquien quiere la foto en tamaño original, y sin marca de agua, que no dude en mandar un correo electrónico, indicando el número de dorsal y número de foto.
 

Además encontraréis más fotografías en mediamaratonleon.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Maratona di Roma: 9ª y 10ª semana


Del 24 de febrero al 09 de marzo
Tercer mes. Han pasado ocho semans y parece que fue ayer cuando arrancábamos. Llego hasta aquí satisfecho con el trabajo realizado; quizás el de más desgaste de los últimos maratones. También, es cierto, que me encuentro cansado, y siento la necesidad de recuperar el cuerpo para que este responda a las exigencias que la cabeza le va a pedir.
El camino que hasta aquí he seguido ha sido bueno, pero lo voy a abandonar para seguir otro paralelo que me permita seguir más tranquilo. Vuelvo a mi viejo plan; vuelvo a mis viejos y conocidos rituales, de forma paulatina.
Aún así, la novena semana ha sido dura y trabajada, con un ojo puesto en la recuperación y con el otro en la larga tirada del domingo, 31 kilómetros.
Los cinco días de esta semana dieron para 89,330 km.
El martes, día 25, después del merecido descanso del lunes, afronto 16,010 km. con la única intención de rodar.
El miércoles retomo las series; 2×2000 + 4×1000+ 4×800, que entre ellas, el calentamiento y enfriamiento dio para 16,800 km.
El viernes, ni tengo ganas ni buenas sensaciones, y con la fatiga como bandera corro 11,410 km.
El sábado, día 01, 14,110 km. pensando en lo que mañana se me viene encima.
Y el domingo la tirada más larga, 31 km. justos; ni un paso más. Buen entrenamiento.
La décima semana es donde realmente empieza el gran cambio. No necesito forzar más, solo dejar que los entrenamientos afloren, y sobre todo reponer fuerzas. Tan solo cuatro salidas, para un total de 63,570 km.
El martes, día 04, siento que necesito recuperar sensaciones, para ello que mejor que un rodaje tranquilo de 10,350 km.
El jueves entrenamiento suave de 13,420 km., en compañía de mis amigos del “Nunca” Joaquín y María Jesús.
El viernes, otro rodaje en compañía de María Jesús. Y buena compañía, y buen entrenamiento de 13.210 metros.
Y el domingo, otra tirada larga, y otra salida en compañía. En esta ocasión con Fernando que correrá el maratón de Barcelona, de José, Javier y José Manuel que irán al de Madrid, y de Gonzalo, Arsenio y Eduardo que me acompañarán en Roma. Un grupo que a primera hora se suben al tren de Feve en dirección a Matueca, para desde allí regresar a golpe de zapatillas a León. Gran mañana de 24,170 km.
El objetivo cada vez está más despejado, y empiezo a verlo todo mucho más claro.

sábado, 8 de marzo de 2014

RE-VERSOS: GONZALO ROJAS


Hoy día 08 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, y por ello este pequeño rincón de mis Re-versos va dedicado a todas las mujeres del mundo.

Retrato de mujer

Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda
con la exacta y terrible realidad del gran vértigo
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.

Te juré no escribirte. Por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que no me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.

Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza. Lástima
de la que llora y llora en la tormenta.

No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu. 

Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura.
 


De Gonzalo Rojas