Parece que fue ayer, que siempre he estado entre estas montañas; que el tiempo se ha detenido, pero el tiempo es inmisericorde; ha pasado un largo año y me acerco de nuevo a mi montaña, a ese Anglirú que tanto sacrificio exige, que tanto sacrificio me exige; un bonito mar de nubes nos recibe, regalándonos una bonita estampa; reencuentro con viejos amigos, que vienen dispuestos a doblegar al Coloso; recogida de dorsales; charlas, risas y fotos para el recuerdo; despedida de Bego y Ángeles que ya se encaminan hacía la cumbre para desde allí darnos todo su aliento; el momento se va acercando, calentamiento, suave, casi trotando desperezamos nuestros músculos; deseos de suerte, de la mejor; caras de concentración, una mirada hacía lo alto, donde entre nubes se entrevé la cumbre; disparo y salida.
Empiezo tranquilo, con ganas, quizás más que nunca; repaso la estrategia que tanto me he repetido últimamente; voy cogiendo un ritmo sosegado, “poco a poco”, trotando como sin querer; la suave pendiente invita a la euforia, pero no quiero gastar unas fuerzas que seguro me harán falta más adelante.
A mi altura llega el gran Ángel de la Mata, dicharachero, como siempre “vamos Saturnino”, y se va amenizando a los que van a su ritmo, "que suerte tienen"; también me alcanzan Ángel y Alfonso, y Carlos, quién me saluda y comenta que lee este blog, les deseo suerte mientras les veo alejarse lentamente, muy lentamente; intento mantener la distancia, sin cebarme en ellos, aunque me gustaría, “si no se me van mucho intentaré alcanzarlos después de Viapará”; continuo la ascensión, voy cómodo “vamos bien, tranquilo”; los kilómetros van cayendo de mi lado; estoy cerca de la zona de Viapará, el único respiro que nos da la montaña, y la niebla empieza a envolvernos, se alía con nosotros, como si quisiese ocultar lo que nos espera por delante.
Y así, entre la niebla, empezamos a subir las duras rampas, primero “Les Cabañes” (20 %), “venga, este es el momento, no te relajes, ahora empieza lo bueno”; no cejo en el empeño, continuo, ahora camino, intento no bajar el ritmo y exigirme el máximo; llega a mi altura Amelia, nos damos ánimos y continua con su ascensión, yo mientras, sigo con la mía e intento no perder mucho su estela; ya en “Los Llagos” (12 %), con la pendiente más suave vuelvo a correr, me cuesta y por primera vez noto las piernas pesadas; camino, corro, camino, intento recuperar sensaciones; tres kilómetros para la cima, veo que no conseguiré bajar mi marca, lo que no hace que decaiga el ánimo, al contrario, busco con la mirada el próximo giro, y el siguiente, y el de más allá, llego a “Los Picones” (18 %), “ya estoy más cerca”; los “Cobayos” (17 %), zona de avituallamiento, recojo la botella de agua “gracias”, el calor aprieta, bebo con ansia, mojo mi cabeza, mis manos, mi cuerpo, mi todo; levanto la vista, y por delante un rosario de corredores con la mirada al suelo, rendidos ante el muro de “La Cueña les Cabres” (23.6 %), me agarro a mis rodillas, en un intento de hacer todo más fácil, me agarro a mis riñones, todo vale en este tramo; sin apenas coger aire llego a “El Aviru”, (20 %), “vamos un kilómetro más y estas arriba”; sé que no voy a conseguir mi objetivo, este año ya no, pero realmente, a estas alturas, poco me importa, culminaré otro Anglirú; dejo vagar mi mente, disfruto del paisaje, en esta ocasión de una mar de nubes, impresionante; ya veo la cima, agito la mano a lo alto, agitan otra allí arriba, desde aquí no distingo quién lo hace, pero sé que es Ángeles, y sé que ahora al verme le devuelvo la calma; recibo el apoyo de Sabino y Carmen, o quizás fue un poco antes, no lo recuerdo pero allí estaban; vuelvo a trotar, estoy cansado pero feliz, me encuentro a gusto; “último giro y estas arriba” me animan; últimos metros; ahora camino, mientras la emoción recorre mi cuerpo; me reencuentro con Ángeles, corono junto a ella; vuelvo al llano, troto con dificultad, corro, y corro en pos del final; ante mí, la meta; ante mi, mis amigos; tiempo de felicitaciones y enhorabuenas, y de saborear el momento en soledad; también llegó el tiempo de alejarnos de esa cima, pero mientras lo hago me despido de Él, y como siempre con la seguridad de que volveré a por la octava.
Hasta aquí la historia de una carrera, de la mía; pero aquí no acabó el día, ni mucho menos, y como esto del correr cansa mucho y se gastan muchas calorías, dicen; y como estamos en Asturias, y se come muy bien, dicen; pues eso que nos fuimos a comer, todos juntos corredores y acompañantes; y comimos y bebimos, y charlamos y reímos, y disfrutamos de nuestras historias, y disfrutamos de la vida.
Empiezo tranquilo, con ganas, quizás más que nunca; repaso la estrategia que tanto me he repetido últimamente; voy cogiendo un ritmo sosegado, “poco a poco”, trotando como sin querer; la suave pendiente invita a la euforia, pero no quiero gastar unas fuerzas que seguro me harán falta más adelante.
A mi altura llega el gran Ángel de la Mata, dicharachero, como siempre “vamos Saturnino”, y se va amenizando a los que van a su ritmo, "que suerte tienen"; también me alcanzan Ángel y Alfonso, y Carlos, quién me saluda y comenta que lee este blog, les deseo suerte mientras les veo alejarse lentamente, muy lentamente; intento mantener la distancia, sin cebarme en ellos, aunque me gustaría, “si no se me van mucho intentaré alcanzarlos después de Viapará”; continuo la ascensión, voy cómodo “vamos bien, tranquilo”; los kilómetros van cayendo de mi lado; estoy cerca de la zona de Viapará, el único respiro que nos da la montaña, y la niebla empieza a envolvernos, se alía con nosotros, como si quisiese ocultar lo que nos espera por delante.
Y así, entre la niebla, empezamos a subir las duras rampas, primero “Les Cabañes” (20 %), “venga, este es el momento, no te relajes, ahora empieza lo bueno”; no cejo en el empeño, continuo, ahora camino, intento no bajar el ritmo y exigirme el máximo; llega a mi altura Amelia, nos damos ánimos y continua con su ascensión, yo mientras, sigo con la mía e intento no perder mucho su estela; ya en “Los Llagos” (12 %), con la pendiente más suave vuelvo a correr, me cuesta y por primera vez noto las piernas pesadas; camino, corro, camino, intento recuperar sensaciones; tres kilómetros para la cima, veo que no conseguiré bajar mi marca, lo que no hace que decaiga el ánimo, al contrario, busco con la mirada el próximo giro, y el siguiente, y el de más allá, llego a “Los Picones” (18 %), “ya estoy más cerca”; los “Cobayos” (17 %), zona de avituallamiento, recojo la botella de agua “gracias”, el calor aprieta, bebo con ansia, mojo mi cabeza, mis manos, mi cuerpo, mi todo; levanto la vista, y por delante un rosario de corredores con la mirada al suelo, rendidos ante el muro de “La Cueña les Cabres” (23.6 %), me agarro a mis rodillas, en un intento de hacer todo más fácil, me agarro a mis riñones, todo vale en este tramo; sin apenas coger aire llego a “El Aviru”, (20 %), “vamos un kilómetro más y estas arriba”; sé que no voy a conseguir mi objetivo, este año ya no, pero realmente, a estas alturas, poco me importa, culminaré otro Anglirú; dejo vagar mi mente, disfruto del paisaje, en esta ocasión de una mar de nubes, impresionante; ya veo la cima, agito la mano a lo alto, agitan otra allí arriba, desde aquí no distingo quién lo hace, pero sé que es Ángeles, y sé que ahora al verme le devuelvo la calma; recibo el apoyo de Sabino y Carmen, o quizás fue un poco antes, no lo recuerdo pero allí estaban; vuelvo a trotar, estoy cansado pero feliz, me encuentro a gusto; “último giro y estas arriba” me animan; últimos metros; ahora camino, mientras la emoción recorre mi cuerpo; me reencuentro con Ángeles, corono junto a ella; vuelvo al llano, troto con dificultad, corro, y corro en pos del final; ante mí, la meta; ante mi, mis amigos; tiempo de felicitaciones y enhorabuenas, y de saborear el momento en soledad; también llegó el tiempo de alejarnos de esa cima, pero mientras lo hago me despido de Él, y como siempre con la seguridad de que volveré a por la octava.
Hasta aquí la historia de una carrera, de la mía; pero aquí no acabó el día, ni mucho menos, y como esto del correr cansa mucho y se gastan muchas calorías, dicen; y como estamos en Asturias, y se come muy bien, dicen; pues eso que nos fuimos a comer, todos juntos corredores y acompañantes; y comimos y bebimos, y charlamos y reímos, y disfrutamos de nuestras historias, y disfrutamos de la vida.
19 comentarios:
q carrera mas bonita
mi mas sincera enhorabuena
un saludo
Joder, Saturnino, qué bien me he quedado después de haberte leído; ha sido un verdadero placer; gracias y enhorabuena por todo; un saludo.
Satur, felicidades amigo por coronar por séptima vez tu "montaña" y por meternos con tu crónica en la piel de un héroe del "Anglirú".
Gracias y un abrazo muy fuerte,
THE BOSS
Enhorabuena Satur, el que no hayas bajado tu marca no significa nada, ganarle la partida al anglirú ya es más que suficiente.
Un abrazo.
Vamos que se te quedó el cuerpo mejor que si te hubieras ido una semana a un balneario. Esta claro que esto del Angliru purifica el cuerpo.
Enhorabuena.
Jaal
Un año más volviste a coronar disfrutando de esta carrera tan especial para ti. Cuando un corredor plasma tanta emoción en una crónica es por algo:P
Enhorabuena por el 7!!
Un besín!
Sólo la sensación de llegar a meta venciendo a ese coloso debe ser la leche...
Un fuerte abrazo y enhorabuena un año más
felicidades! joder, menuda crónica! Y eso que era la séptima... desde luego has elegido muy bien la montaña y la carrera para detener el tiempo año tras año entre un mar de nubes.
que pasada! enhorabuena!
un saludo
Que cronicón! enhorabuena!!
La crónica como siempre buenísima, enhorabuena por tu septima subida,
Un saludo.
Todos los años digo lo mismo, pero algún día te acompañaré en esa ascensión no se si a los cielos o a los infiernos. ¡Enhorabuena y un abrazo!
Me emocinas y me acojonas.... no se en que proporcion, pero si lo sigues describiendo con tanto detalle no cuentes conmigo para las proximas, no me encuentro preparado.....
Enhorabuena, nos vemos en cuanto bajes a correr al llano con el resto de mortales. UN ABRAZO
Felicidades! lo raro es que te acuerdes de todo, yo estaría sin sangre en la cabeza para pensar..jeje
Acabo de leer la crónica de Martín Fiz, el ganador en su blog y muestra igual que tú la dureza y la satisfacción de culminar, de llegar a meta superando esas impresionantes cuestas. Felicidades
Me ha encantado la crónica! qué emocionante! enhorabuena, me alegra que hayas disfrutado tanto, las marcas son lo de menos. Un besote
Enhorabuena Satur!! siempre he escuchado sobre el Angliru y los desniveles que comentas ahora entiendo el porqué de su fama!
Se nota que lo disfrutaste!
bss
Tania
¡Enhorabuena!
Por la carrera y por esta crónica tan bonita, que denota lo mucho que significa para ti.
He leído una crónica diferente a todas.
No la ha escrito un hombre, no la ha escrito un corredor. La ha escrito un enamorado y nos ha enseñado un poco de su emoción. Gracias.
¡¡Enhorabuena campeón!!. En las cuestas duras es en donde te sobrepones y demuestras la raza que llevas dentro, y sinó que me lo pregunten a mí, que te ví subir como un diesel (sin prisa pero sin pausa, siempre constante) en las cuestas de la subida a la silla de la yegua.
Saludos amigo, que sigas disfrutando así de tus carreras, y a pensar en la octava cima.
¡¡Enhorabuena campeón!!. En las cuestas duras es en donde te sobrepones y demuestras la raza que llevas dentro, y sinó que me lo pregunten a mí, que te ví subir como un diesel (sin prisa pero sin pausa, siempre constante) en las cuestas de la subida a la silla de la yegua.
Saludos amigo, que sigas disfrutando así de tus carreras, y a pensar en la octava cima.
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