miércoles, 20 de marzo de 2013

V Media Maratón “Ciudad de León”: Mi historia




Foto cortesía de Jenifer y tuneada por Julio
Correr en casa ya me resulta fácil. Ya no tengo las dudas ni la ansiedad de anteriores ediciones. Ya no dudo entre salir fuerte desde el principio o si salir reservando. Ya no pienso en si acertaré con el ritmo. Ahora voy a disfrutar de mi ciudad, de mis amigos, y de mi gente.
Los saludos desde el primer momento son inevitables y agradecidos, las fotos con los del Nunca correrás solo, el recuerdo de nuestro amigo Ángel, las charlas al trote de calentamiento, las miradas y sonrisas cómplices de los que como yo corren en casa.
Me sitúo en mi cajón de salida, a mi lado Juan, compañero del “Nunca” que decide correr conmigo. Hoy mi plan es sencillo: Tirada larga mirando a Mapoma a ritmo de 5m15s.
Salimos tranquilos, sin zigzaguear para evitar corredores, buscando sensaciones desde el primer momento. Dibujo a Juan el recorrido de la carrera, su casi perfil plano; le voy mostrando mi ciudad como si de un recorrido turístico se tratase, “Ordoño II, aquella es la plaza de Guzmán, allí al fondo el Parador de San Marcos”. Ahora ya se corre con espacios, más tranquilo. Nuestros pasos notan que el camino pica un poquillo para arriba. “Vamos que solo son tres kilómetros”. Regulamos el esfuerzo. “Vas cómodo ¿eh?, no se te oye respirar” dice Juan. No sé si contesto, pero seguro que sonrío. Si, voy cómodo. Miro el crono, aunque no lo necesito, siento que voy al ritmo, 5m10s. La cuesta de Unicef, siempre exigente, altera la respiración de mi compañero. Recuperamos. “Tira”, “No, recuperamos, recuperamos, tranquilo”. Poco a poco volvemos al ritmo. La vuelta siempre rápida. “Esto es el Musac”, “No era de colores” responde Juan, “Están en la fachada principal”. “Allí otra vez San Marcos”. La gente vuelve a ocupar las aceras. De vez en cuando un aplauso, una voz de ánimo. Corremos ahora por lo más bonito. Subir la calle Ancha en busca de la Catedral acelera mis pasos, correr junto a Ella despierta un mundo de sensaciones.
Ángeles y nuestro cruce de miradas, siempre cómplices, hoy sin engaños. Juan se retrasa unos metros, le busco con la mirada, espero su llegada, vuelvo a mirar, no me alcanza o quizás no quiera, y decido irme solo. Sigo cómodo, 5m6s de ritmo medio. Estudio lo que queda de carrera, por delante unos kilómetros de fácil bajada, la Candamia, la Lastra y se acabó. Las sensaciones siguen siendo buenas y corro fácil. Salvo la Candamia sin agobios, recordando los muchos kilómetros que por ella he hecho. Entro en la Lastra siguiendo zancadas amigas, que no dejan que caiga el ritmo. José Agudo, interminable. Fernández Ladreda, últimos gritos de apoyo. 
Plaza de Toros, otra vez Ángeles. Y la entrada al estadio, siempre emotiva. Y la meta y mis recuerdos para un amigo que hoy hubiese cruzado conmigo. 1h47m18s a 5m04s de media. La mejor media de León que he corrido, no en tiempos, pero sí en sensaciones.

5 comentarios:

Abuelo Runner dijo...

Disfrutando como un niño y corriendo como un hombre, ese es el camino de la libertad de un buen corredor.
FELICIDADES A TI Y EN EL RECUERDO PARA TU AMIGO.

Raúl Rubio dijo...

Disfrutando de tu casa en una carrera fácil ya para tí, envidia sana das amigo.

Un saludo.

Tábita dijo...

Como siempre encantada de estar en León de nuevo y disfrutar de vuestra compañía. Me alegro de tu carrera. Besos desde Madrid

Halfon dijo...

Gozas de correr en tu casa y transmites ese gozo.

Cuadraste la carrera con las expectativas y llegarás a Mapoma fino para vencerle nuevamente,

Nos vemos pronto en Madrid

Celina dijo...

Qué buenas sensaciones desprenden tus palabras y sobre todo tu sonrisa en las fotos! muchas felicidades y espero que en MAPOMA sea igual, que digo igual, mejor!!!!