VISIÓN
He
visto, de la noche
entre
la niebla oscura
bajar
como del cielo,
radiante
de hermosura,
la
sombra de una virgen
llegando
junto a mí.
Eran
sus ojos negros,
blanca
su vestidura,
su
cabellera de ángel...
tú
eras... te conocí.
Y
te miré tan bella
que
delirante, ciego,
por
detener tu paso,
espléndida
visión,
ante
tus plantas puse
mi
corazón de fuego,
y
“—Tómale”,— te dije;
y
le tomaste... Y, luego,
despierto...
¡Y te has llevado,
mujer,
mi corazón!
de Manuel María Flores
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