¿ESTAS LOCO?¿POR QUÉ CORRES?

Son dos preguntas bastante frecuentes y casi siempre formuladas por los del sillónbol.
No podemos estar sin correr, nos pasamos el día esperando el momento de salir a entrenar, ¿entrenar? ¿lo llamaremos así porque competimos en carreras? (no me gusta definirlo así), mejor lo llamaré “correr o a rodar”.
Lo dicho, nos pasamos el día esperando el momento de calzarnos nuestras fantásticas zapatillas, esas que nos hacen volar sin ser mágicas, de enfundarnos en nuestra camiseta, esa camiseta que seguro tiene algún recuerdo especial, y de ponernos esas mallas (cortas o largas) que nos dan ese aspecto de atletas de verdad, de esos que si entrenan, y salir a “correr o rodar”, da igual que haga frío o calor, que llueva o nieve.
Todos tenemos nuestra zona preferida, ese lugar donde nos gusta perdemos, donde “correr o rodar” no nos cuesta, donde nuestro cuerpo va solo porque nuestra mente se ha ido, donde respiramos aire puro, donde solo oímos el sonido de la naturaleza y el de nuestra jadeante respiración, y esa, mi zona es La Candamia-Los Pinos y sus alrededores (la granja, el polrtillín, etc).
Los que sean de León sabrán de su belleza, empezar a “correr o rodar” en La Candamia a medida que el cuerpo va cogiendo su ritmo para después empezar a ascender por la zona de los Pinos, y divisar la ciudad de León, con su majestuosa catedral mirándote de tú a tú, tiene un efecto balsámico.
Por último, volviendo al título de la entrada y después de esta parrafada ¿por qué corro?, pues no lo sé, pero lo que si tengo claro es que no estoy loco, simplemente disfruto haciéndolo.
Ya os contaré la historia de mi vecino Anselmo.
Un saludo.