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Cinco días disfrutando de mis entrenamientos anárquicos, en los que he coqueteado con la tirada larga, con las cuestas, con las series, con la bicicleta y con las salidas relajadas en buena compañía.

Así las cosas empezaron el lunes con una salida de 1h16´, pertrechado con mi pequeña riñonera, en cuyo interior habitaba la también pequeña botella de agua, y bajo un sol de justicia me fui por un circuito de constantes subidas y bajadas, donde al final la fatiga física, que no mental, hizo su aparición.
El martes, la cercanía de mi primer objetivo (4 de septiembre) hace que encamine mis pasos de nuevo hacía las cuestas; con 57´de toboganes, y acabando con mejores sensaciones que ayer, quizás ayudo a que retrase algo la hora de salida.
El miércoles deje a un lado las zapatillas y tome la bicicleta (olvidada este verano) para pedalear placenteramente, en compañía de Ángeles; el calor sobre los pedales se lleva de otra manera, o quizás sea solo mi impresión.
Jueves y sigo con el plan anárquico, y voy a dedicar el entrenamiento a las series, pero en cuestas (no muchas, no me vaya a acostumbrar); 20´12´´ de calentamiento, 5x300m en cuesta y rec. al trote (2´,1´59´´,2´02´´,2´01´´,1´59´´), y 28´45´´ de rodaje suave.
Y llegamos al quinto, al viernes, donde quiero rodar suave por lo que busco la compañía de mi hija, que sé que hoy en su plan (ella sí tiene uno) hará una tirada de 55 minutos; y esos fueron los minutos que corrimos tranquilamente.
Rodajes que tienen un único objetivo: entrenar sin fatigar mis piernas, lo que sin duda me permite salir al día siguiente con ganas, además de ir acumulando y trabajo.