jueves, 17 de mayo de 2012

VII MEDIA MARATÓN DEL DULCE



Llego a Benavides con el buen recuerdo de la edición del año pasado; lo que no es sinónimo de que todo vaya a ir igual, ni tan siquiera parecido, algo que sin duda sería de mi agrado.
El tiempo transcurre en espera de salida entre saludos, charlas y calentamientos. Me sitúo en la parte trasera del pelotón, las pretensiones que llevo no son exigentes, simplemente acabar sin castigarme en exceso en torno a la hora cuarenta minutos.
Después de la salida y de recorrer, en un terreno favorable, las calles de Benavides, abandonamos su refugio y quedamos a expensas del sol, para empezar a sufrir su rigor. Llegamos al kilómetro 5, situado en Palazuelo de Órbigo, donde se agradece esa primera botella de agua que ayuda a refrescar cuerpos ya sudorosos. Continuamos hacia Gavilanes, Santa Marina del Rey, y poco después el kilómetro 10, donde otra nueva botella de agua calma nuestra ansiedad. Hasta aquí cuarenta y nueve minutos, dentro de lo previsto, y sin sufrir castigo en el cuerpo, voy bien, aunque empiezo notar sensaciones que no me gustan. El sol sigue apretando de lo lindo, y en Villamor de Órbigo buscamos la poca sombra que nos dejan sus casas. Me quedo descolgado, la mala elección de zancadas amigas ha hecho que pierda contacto con los grupos que me precedían, y que ese esfuerzo por recuperar el terreno perdido lo empiece a pagar ya en Puente de Órbigo, el kilómetro 15 de carrera, a seis de meta. Desde aquí ya es un sufrimiento tras otro, paso el mítico puente del Paso Honroso como quien transita por el lugar más vulgar del mundo, San Feliz de Órbigo, Gualtares de Órbigo, desde donde ya se divisa la torre de Benavides. Una torre que se convierte en faro que se fija en mi vista, en mi mente, durante esos dos interminables kilómetros. Cruzo la meta, no extenuado, pero sí bastante cansado. Demasiado castigo para tan poco premio.
Una sombra para recuperar y una ducha reparadora obraron el milagro de la recuperación.
Para terminar, felicitar a la organización por el trato dispensado a los corredores y por el mimo que ponen en la carrera, y a gradecer como siempre a Ángeles todos sus desvelos.
Volveré el próximo año.

5 comentarios:

Jan dijo...

si es que con el calorazo se corre muchisimo peor...

Abuelo Runner dijo...

Satur te aseguro que esta carrera la tengo que correr yo... me gusta mucho el dulce y seguro que esta hecha para mi.
Cuando valla con mi mujer intentare que caiga en estas fechas.
ORBIGO ES POR DONDE PASA EL CAMINO DE SANTIAGO... QUE HACEN UN MERCADO MEDIEVAL!!!

A de la Mata. dijo...

Satur, lo importante es haber llegado, en un estado aceptable, aunque cansado. Ya sabes el castigo nos lo imponemos nosotros, el premio de llegar compensa casi siempre el esfuerzo sufrido. Un abrazo y seguimos. A de la Mata.

Boltz dijo...

Saltando de blog en blog he caído por aquí y si me lo permites me quedo a seguir tus historias.
Sufrir es parte de este juego, pero no creo que terminarla es un éxito y más para uno que todavía no lo ha probado. La siguente mejor.
Saludos
http://www.storiesacrosstheocean.blogspot.com/

media maraton leon dijo...

Hola Saturnino: era uno de esos dias para apagar el cronómetro y disfrutar del paisaje y de la compañia