miércoles, 20 de mayo de 2015

ANSELMO Y LA AMISTAD



Cuantas veces he oído o leído que “Un amigo es aquel que llega cuando el mundo se ha ido”. Anselmo es mi amigo. No es el primero en llegar y tampoco el último en irse, pero es buena gente. En más de una ocasión, en uno de esos interminables cafés, me ha comentado que quiere irse al Tíbet. Nunca me ha dicho el porqué, aunque intuyo que está cansado de la mala gente, de esa que practica como único deporte la critica gratuita.
Ayer, entre sorbo y sorbo de café, me contó la siguiente historia de amistad, una de esas historias que a él tanto le gustan y que siempre te hace pensar:
En plena guerra, un soldado le dice a su superior: "Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo."
- "Permiso denegado.", replicó el oficial.
- "No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto."
El soldado haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso: "¡Le dije que había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿merecía la pena ir allá para traer un cadáver?".
Y el soldado, moribundo, respondió: "Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: ¡Estaba seguro que vendrías!".
Al terminar su pequeño relato me preguntó “qué te parece”, y sin tiempo para contestar sentenció: “hay amigos que vienen y van, pero los verdaderos amigos siempre están ahí”.

1 comentario:

SGF dijo...

¡Qué gran verdad!