domingo, 14 de diciembre de 2014

V Maratón Internacional Ciudad de Castellón: La historia



“Los músicos entrenan y los corredores ensayan”, recuerdos de sonrisas, que hoy me van a llevar a escribir mi mejor sinfonía en un maratón.

Me aproximo a la salida con calma, dejando que el entorno se vaya instalando en mí. Siento como las sensaciones recorren mi cuerpo. El tiempo pasa y la hora de la verdad se acerca. Troto unos escasos cuatrocientos metros, y recojo las últimas palabras de prudencia de Ángeles. Ella se va despacio, se aleja poco a poco y me deja a solas con el destino.
Solo. Encajonado. Tranquilo, muy tranquilo. Pienso la carrera. “Dos minutos”, grita el speaker, “Arriba Castellón””Arriba, arriba, arriba””Arriba Maratón”, continua con sus gritos, mientras la música “O Fortuna” sube y sube, y se mete en nuestros cuerpos atronadora. Y al mismo tiempo que sus notas llena el cielo de Castellón, se eleva el ánimo de los corredores, ansiosos ya de iniciar la aventura. Y el estruendo de la salida se confunde con el de los cohetes que rompen el cielo una ciudad que despierta. Ruidos que desatan las emociones de los corredores, y que no ahogan los deseos de “buena suerte” que corren de boca, y que lanzan las primeras zancadas. 
Ahora no quiero pensar, solo correr. Correr y dar pasos de ilusiones; de 42 ilusiones o de cientos de ilusiones ya soñadas. Solo correr a ese ritmo ensayado en las últimas semanas y lejos del pánico de las prisas. Corriendo juntos, acoplando pasos a amigos desconocidos, a otros tan locos como yo. ¡Qué alegría!. Corazones que sofocarán la ansiedad con el lento transcurrir de los kilómetros. Las sonrisas amplias acompañan en estos primeros compases nuestros pasos. La maratón y los 10 km., aún juntos, perfectamente ordenados, unos por la derecha y otros por la izquierda. Miro el crono, cuántas veces lo haré hoy, y me sorprendo porque mis piernas ya tienen su ritmo, y este ha llegado antes de lo previsto. Me dejo llevar por los que me rodean, tratando de llevar la mente en blanco. Apenas me he dado cuenta y llega el primer avituallamiento, el km. 5, y un poco más allá envió una sonrisa a Ángeles, que a estas alturas de carrera es de gozo.
 

Ponemos rumbo a la zona universitaria, ida y vuelta. Una ida viendo a los que vienen y una vuelta viendo a los que van. Ida y vuelta de diferentes emociones. Sigo tras pasos ajenos, ritmos de otros, que me llevan a ir más rápido de lo previsto. Unos ritmos que me devuelven a la realidad. Pienso. Me encuentro bien. Vale que lleve poco de carrera. Que esto es largo. Y dejo de pensar y me dejo llevar por las sensaciones. Kilómetro 10 ¡ya!. Zancadas cómodas para estos kilómetros en que nos sentimos capaz de todo, y en los que quizás hay que tener más paciencia. Pero hoy los sentimientos, las sensaciones son diferentes. Hoy quiero correr y no pensar. Y me pregunto “¿qué puede pasar?” ”¿qué puedo perder?”. “Nada”. Y decido que sea el corazón el que mande, “Él” será quien a partir de ahora guie mis pasos. Unos pasos que sin darme cuenta me trasladan al km. 15, y me acercan a los kilómetros que me llevan al Grao; a unos kilómetros que temo. Antes, Ángeles que vuelve a estar ahí. Otra sonrisa, esta vez ilusionante.
La gente empieza a desaparecer de las orillas, el peregrinar en soledad empieza. Es hora de ocupar la mente con los recuerdos, con esos apoyos lejanos, con esos seres queridos que en la distancia empujan mis piernas. Susurros de apoyo suenan en mi mente. Un paso, un pensamiento, otro paso, otro pensamiento. “Voy bien”. El ánimo de la gente vuelve con las calles del Grao, unas calles que abandonamos bajo el arco de la media maratón. Media carrera. “Ahora empieza la carrera” dicen los corredores que me preceden, y tras los que me refugio del aire que ahora sopla de cara. “Ahora empieza la carrera” me repito. Lo de atrás es como si no hubiese valido para nada. Los kilómetros que nos quedan son los que nos devolverán a la realidad. Casi cuatro kilómetros de recta, de lucha contra el aire, de casi soledad. Miro el crono, otra vez más, el ritmo distinto al de antes; he perdido dos segundos y eso me lleva a hacer todo tipo de cálculos. “Pero quien mandaba aquí”. “El corazón”. Le dejo hacer, busco un respiro, un aliento, un recuerdo que me ayude a no pensar. “Vamos”, me grito mientras aprieto los puños. “Hoy es el día”. Kilómetro 27 y medio.
Ángeles vuelve a estar ahí, y con ella todos los que me están pensando, sus ánimos, los de todos, me llevan en volandas. He recuperado las sensaciones, el correr. Sigo en la lucha. Más zancadas, más kilómetros. Kilómetro 30, recuerdos de una tirada larga. Más lucha. Esa señora que contempla el paso de los corredores, que aplaude y que dice mi nombre. Todo vale. Todo ayuda. Ese kilómetro 35. Esa mirada de rabia que intercambio con Ángeles. Ese apretar de puños. Ese casi sentir que lo tengo. Otro kilómetro. Ese seguir en el esfuerzo. Otro kilómetro más. Mis pasos caminan sobre la delgada línea que separa mis sentimientos. Y otro más y otro. Acaricio el sueño.
Y el kilómetro 40, donde mi mirada le dice que ya está. Que hoy si. La gente se cierra en torno al corredor, aplaude y ánima, nos arropa en la fatiga. Y se vuelca, conocedores del esfuerzo hecho hasta ahí. Kilómetro 41. Miro el crono por última vez. Sonrío. Kilómetro 42, giro a la derecha, y ya solo por delante 195 metros y al fondo, esperándome, Ella. Recorro estos últimos metros lleno de emociones, de agradecimientos, de recuerdos. Y cruzo ese arco de tantos esfuerzos; de tantos sueños. “Hoy si”. Y doy gracias a Dios, y doy Gracias y sonrío de alegría. Las emociones me recorren.
Camino con la sonrisa en mi cara. Me echan una toalla a la espalda. Me siento a quitar el chip. Miles de sentimientos recorren ahora mi cuerpo. Miro el crono: 3h41´03´´. Inspiro y un aire de alegría llena mis pulmones. Acabo de bajar mi mejor marca en maratón 4´09´´. ¡Dios!. Sigo caminando. “¡Enhorabuena”, me dice la joven que me pone la medalla al cuello. “Si ella supiera”. Camino entre los corredores disfrutando del instante. Me encuentro con Ángeles, me abrazo. Me encuentro con todos vosotros, nos abrazamos.
Hasta aquí la historia del maratón de Castellón, que empezó casi sin querer y que poco a poco se convirtió en algo muy especial.
Gracias a los que habéis hecho que sea especial.
Gracias a los que me ayudasteis a escribir la mejor de las sinfonías.

9 comentarios:

Unknown dijo...

Enhorabuena!!!!!!!!! Castellón ha sido grandioso con nosotros, a mi también me ha dado una MMP. Fue complicado con ese viento que nos incomodó tantísimo, sobre todo en la zona de la Grao, pero siempre recordaremos con cariño esta prueba. Una prueba muy muy bien organizada. Ahora a pensar en la siguiente, no queda otra. Un saludo

Halfon dijo...

Satur has dejado correr al corazón y has conseguido esa marca que tenías en las piernas.

En la Maratón la cabeza es nuestra gran enemiga y la has mantenido callada.

FELICIDADES!!!!!!

Celina dijo...

Cuanto me alegro! el leer una crónica como esta inspira a cualquiera, haya corrido o no un maratón, transmites tanta ilusión!

Rafael dijo...

Felicidades por la marca y por otra a la buchaca,eres una maquina de hacer maratones, no te cansas,pura energia,felicidades de nuevo Saturnino, ya nos veremos en alguna carrera.
Un abrazo.

sergio dijo...

El trabajo te ha dado su recompensa, estoy seguro que te esperan muchas más.ENHORABUENA.

Anónimo dijo...

Nadie como tú para saber porque ahora esa mejor marca, quizás esa relajación con que lo afrontaste y seguro que por los entrenos. Ahora no te queda otra que seguir mejorando, jajajaja, pero sin presión eh!!!
Muchísimas felicidades y gracias por hacerme sentir un hormigueo cada vez que te leo.
Jaime

german dijo...

felicidades saturnino........me alegro de que tuvieses el día de carrera perfecto.......uno se siente grande esos días y hace que merezcan la pena los días duros de entreno que aparecen de vez de cuando.....

SGF dijo...

¡ENHORABUENA! Como diría tú yerno: "estás en la pomada". jajajaja
Un saludo

Saturnino dijo...

Isaac Rodríguez, gracias. Castellón no se porto nada mal con nosotros, y tardaremos en olvidar este maratón.
Halfon Hernandez, en esta ocasión correr con el corazón me ayudo. Recordamos aquella primera edición que compartimos con vosotros.
Celina, muchas gracias. Procuro transmitir la misma ilusión con que corrí la carrera.
maratonman, gracias. No me canso de hacer maratones, pero sí al correrlos. Nos
veremos.
sergio, en esta ocasión los entrenamientos dieron buenos frutos. Esperemos que me sigan esperando. Gracias.
Jaime, poco a poco, entrenamiento a entrenamiento fui mejorando en sensaciones, y eso me llevo a esa marca. Ahora no pienso en mejorarla, pero seguro que pronto empezaré a pensar en ello. Muchas gracias.
german, muchas gracias. Cierto es que cuando haces un buen tiempo se olvida uno de esos entrenamientos de lluvia y frio.
SGF, gracias. Pues intentaremos seguir en esa “pomada”.
Besos para ellas y abrazos para ellos.