martes, 24 de marzo de 2020

AIRE FRESCO

Fue el sábado; este sábado, y después de siete días salí a la calle. No, no me salté mi confinamiento, solo fui a por el pan. Solo fueron setecientos metros, quizás ochocientos. El paseo no fue muy largo, no se trataba de eso.
Abrir mi puerta, salir y empezar a bajar las escaleras; salir a la calle, respirar hondo, llenarme de sensaciones extrañas, sentirme raro. Camino despacio. La calle vacía, apenas unas personas, que ni se acercan ni se atreven a mirar. Sin prisas, queriendo disfrutar de este instante, de este pequeño recreo. Boca y nariz tapados, guantes, me siento raro. Llego y espero fuera mi turno; entro, compro el pan, el periódico, y retomo el camino de vuelta. Despacio como antes y solo, apenas cuatro personas que me rehúyen. Llego al portal, entro y subo las escaleras, abro la puerta de casa. Se acabó. Apenas setecientos metros, quizás ochocientos, para volver a mi encierro.
Ahora a esperar al próximo sábado, para poder volver a disfrutar de otro pequeño paseo, para poder volver a respirar aire fresco. Mientras tanto: Yo me quedo en casa.

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