10 KILÓMETROS DE LOSADA: VI EDICIÓN

Éste podría ser un buen plan para disfrutar de una buena tarde de verano, la cosa podía prometer, así que desde un lugar (de cuyo nombre no me quiero acordar) próximo a mi pueblo, Villamandos, Sonia y yo emprendemos la aventura, y como siempre acompañados por nuestro particular Ángel de la Guarda.
Sin contratiempos llegamos a Losada, al final no resulto tan complicado, donde nos recibe gente de la organización, quién amablemente nos dice que debemos dejar el coche en el parking, señalando un prado a nuestra izquierda, así que al prado que nos vamos, que al final de cuentas tenía razón, hizo de aparcamiento.
Después de un pequeño paseo por el pueblo, de reconocer el terreno al que en poco tiempo nos íbamos a enfrentar, nos vamos a recoger el dorsal y la bolsa del corredor, y como obligándote a conocer todo el pueblo te lo entregan al lado totalmente opuesto del prado-parking.
Ya con la tranquilidad de haber recogido el dorsal, nos disponemos a preparar nuestra equipación, mientras poco a poco van llegando más corredores, Crazysoul, L.A., Tecolinha con Pedrín y el gran Xúas, y muchos, muchos más.
La hora de la verdad se va acercando, y la gran mayoría ya estamos calentando-trotando-estirando por todo el pueblo, llenando de colorido sus calles, nos vamos situando detrás de la línea de salida, esperando, inquietos, últimos deseos de suerte, y mis últimos consejos a Sonia “vete tranquila, a tú ritmo” (en mi memoria la última carrera), oímos el tradicional pistoletazo y se desata nuestra locura, dando paso a nuestra pasión por correr; cada uno intenta coger su ritmo, su sitio en la carrera, cada uno tratando de seguir al que va delante y de que el que va detrás no le adelante.
Durante la primera vuelta (los dos primeros kilómetros) el grupo va compacto, grupo que se va estirando mientras damos cuenta del tercer y cuarto kilómetro (segunda vuelta), para ya formar un pequeño rosario cuando la carrera se empina buscando la salida de Losada; ya fuera del pueblo nos encontramos con el avituallamiento (¿km. 5?), y nos adentramos en su monte, sin duda bonito paraje para correr, con un suave sube y baja constante, aunque siempre con una ligera inclinación hacía arriba.
Después del kilómetro 6, último gran repecho, de escasos cien metros, para ya después afrontar una bajada que permite recuperar y alargar la zancada sin mayor problema, “si Sonia llega hasta aquí no tendrá problemas para acabar” (sigo recordando la última carrera).
La recua continua imparable hasta Losada, ya no tiene obstáculos que se lo impida, ya no hay adelantamientos, la carrera ha puesto a cada uno en su sitio; el kilómetro 8 coincide con la entrada al pueblo, donde nos reciben con aplausos y ánimos los que minutos antes nos habían despedido, también entre aplausos y gritos de aliento.
Los últimos dos kilómetros se hacen más llevaderos, el terreno favorable, el aliento y el apoyo de la gente se incrementa ayudando a que estos metros pasen en un suspiro; a la vista ya la meta, a la vista ya mi Ángel de la Guarda, a la vista ya la línea que marca el fin.
Allí estaban ya L.A.; y por supuesto Crazysoul que esta que se sale; después aparece el gran Xúas; Tecolinha con “Pedrín”, “Tú hija viene detrás” me anuncia Tecolinha; voy en su busca, la veo a lo lejos, sonrió, llega a mi altura y la paso mi botella de agua, “venga que ya esta, vamos”, pasa la línea, ya estamos todos.
Como con el deber cumplido, con satifacción (cada uno contento con lo que ha hecho), intercambiamos impresiones, nos sorprenden, nos dan una alegría, nos informan que Tecolinha ha quedado segunda y Sonia tercera en categoría femenina, y que la entrega de premios será a partir de las 22:00 horas durante la celebración del baile, así que con estas no nos queda otra que esperar.
Y ya de esperar no es cuestión de hacerlo sudorosos y emanando olores desagradables, “habían dicho que había duchas, ¿no?”, pregunto a Crazysoul (que decide acompañarnos y esperar a la entrega de premios), “si”, responde.
Así que nos vamos a la busca de esas anunciadas duchas, recibiendo con sorpresa que era la ducha de las piscinas municipales, y aunque no estábamos preparado para ello (al menos yo) nos zambullimos y nos dejamos abrazar por sus frías aguas, dejándonos con la agradable sensación de relajación.
Y entre baile y baile nos dispusimos a esperar la entrega de trofeos, haciéndose de rogar como si quisiesen alargar el momento, ese momento de satisfacción personal, de reconocimiento general, pero llego su momento, y Sonia y Tecolinha subieron a por su merecido premio, escoltando a Ana Isabel Alonso, quién ostenta el record de maratón español (casi nada).

Al final si resulto ser un buen plan para una buena tarde de verano, tarde que sin duda repetiremos otros años.
Felicidades Losada por vuestra carrera.