Lo nuestro era una historia recordada
con cariño, como los libros de la infancia,
una novela de Robinson o Dumas
que no pudimos dejar de leer aunque ya era
la hora de acostarnos y seguíamos leyendo en secreto
con una linterna debajo de las sábanas.
Ya hemos pasado más años separados
que los que estuvimos juntos. Sentirte entre mis brazos
de nuevo era inesperado, como la agradable
sorpresa de reencontrar esos libros queridos.
Durante años he visto muchas veces estos títulos
en nuevas ediciones en las librerías pero
nunca los compré, no eran lo mismo, aunque
hasta volver a encontrarlos aún en la estantería
en una visita al pueblo para un cumple familiar
no sabía por qué. No eran primeras ediciones
pero para mí son ediciones especiales porque
eran las mías: tocar esas portadas, ver esos dibujos
hacía desaparecer los años entre hoy y ese tiempo
en que me perdí en sus páginas por primera vez…
Ya somos mayores, pero abrazarte así de nuevo también hace
que viajemos en el tiempo, aunque sea sólo durante este rato.
Hemos vivido, cada uno, otras historias desde entonces,
y seguro que viviremos otras en el futuro.
Es distinto releer un libro: aunque ya sabes cómo
termina la historia, no por eso lo disfrutas menos.
Levantas tu boca hacia la mía y sin palabras
me cuentas de nuevo nuestra historia.
con cariño, como los libros de la infancia,
una novela de Robinson o Dumas
que no pudimos dejar de leer aunque ya era
la hora de acostarnos y seguíamos leyendo en secreto
con una linterna debajo de las sábanas.
Ya hemos pasado más años separados
que los que estuvimos juntos. Sentirte entre mis brazos
de nuevo era inesperado, como la agradable
sorpresa de reencontrar esos libros queridos.
Durante años he visto muchas veces estos títulos
en nuevas ediciones en las librerías pero
nunca los compré, no eran lo mismo, aunque
hasta volver a encontrarlos aún en la estantería
en una visita al pueblo para un cumple familiar
no sabía por qué. No eran primeras ediciones
pero para mí son ediciones especiales porque
eran las mías: tocar esas portadas, ver esos dibujos
hacía desaparecer los años entre hoy y ese tiempo
en que me perdí en sus páginas por primera vez…
Ya somos mayores, pero abrazarte así de nuevo también hace
que viajemos en el tiempo, aunque sea sólo durante este rato.
Hemos vivido, cada uno, otras historias desde entonces,
y seguro que viviremos otras en el futuro.
Es distinto releer un libro: aunque ya sabes cómo
termina la historia, no por eso lo disfrutas menos.
Levantas tu boca hacia la mía y sin palabras
me cuentas de nuevo nuestra historia.
5 comentarios:
Que chévere Satur, me acabo de levantar y leer esto le despierta a uno el espíritu.
Saludos desde Panamá
FER
Muy bonito Satur!
Me gustan leer este tipo de entradas porque no todo es correr.
bss
Tania
Muy bonito.
Para estos días de lluvia, más :-)
Veo que también disfrutas con la poesía, eso es bueno. Tienes buen gusto.
Un saludo.
Bonita e original entrada.
Cómo seguimos en la recta final hacia León?
Un abrazo.
Genial Satur, desconocía tu faceta de poeta...no lo haces nada mal.
Un saludo
Quique
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