sábado, 13 de marzo de 2010

A MIGUEL

En este blog pueden tener cabida temas de lo más variados, pero sobre todos ellos siempre predominan el atletismo popular y la literatura, dos de mis pasiones; por lo que hoy quiero rendir desde aquí mi modesto homenaje a un grande entre los grandes Miguel Delibes.

Para ello os dejo un párrafo extraído de la obra “El camino”; podría haber elegido cualquier otro de entre los miles y miles que ha escrito, por qué éste, pues no lo sé.

“Muchas tardes, ante la inmovilidad y el silencio de la Naturaleza, perdían el sentido del tiempo y la noche se les echaba encima. La bóveda del firmamento iba poblándose de estrellas y Roque, el Moñigo, se sobrecogía bajo una especie de pánico astral. Era en estos casos, de noche y lejos del mundo, cuando a Roque, el Moñigo, se le ocurrían ideas inverosímiles, pensamientos que normalmente no le inquietaban:

Dijo una ves:

- Mochuelo, ¿es posible que si cae una estrella de ésas no llegue nunca al fondo?.

Daniel, el Mochuelo, miró a su amigo, sin comprenderle.

- No sé lo que me quieres decir –respondió.

El Moñigo luchaba con su deficiencia de expresión. Accionó repetidamente con las manos, y, al fin, dijo:

- Las estrellas están en el aire, ¿no es eso?.

- Eso.

- Y la tierra está en el aire también como otra estrella, ¿verdad? –añadió.

- Sí; al menos eso dice el maestro.

- Bueno, pues es lo que te digo. Si una estrella se cae y no choca con la Tierra ni con otra estrella, ¿no llega nunca al fondo?¿Es que ese aire que las rodea no se acaba nunca?.

Daniel, el Mochuelo, se quedó pensativo un instante. Empezaba a dominarle también a él un indefinible desasosiego cósmico. La voz surgió de su garganta indecisa y aguda como un lamento.

- Moñigo.

- ¿Qué?

- No me hagas esas preguntas; me mareo.

- ¿Te mareas o te asustas?

- Puede que las dos cosas –admitió.

Rió, entrecortadamente, el Moñigo.

- Voy a decirte una cosas –dijo luego.

- ¿Qué?

- También a mí me da miedo las estrellas y todas esas cosas que no se acaban nunca. Pero no digas a nadie, ¿oyes? Por nada del mundo querría que se enterase mi hermana Sara.

El Moñigo escogía siempre estos momentos de reposo solitario para sus confidencias. Las ingentes montañas, imbuíanb al Moñigo una irritante…”

5 comentarios:

Rafa González dijo...

Cuando me he enterado me ha dolido mucho ... la de momentos que he disfrutado leyendole...

Rafa dijo...

Bonito recuerdo y homenaje Satur.
Uno de los "grandes" de nuestro tiempo, se le recordará mucho y desde ahora, con ese morbo dificil de explicar que tenmos los españoles más, por el simple y lamentable hecho de que ya no está con nosotros.
Descanse en Paz
Un abrazo Satur.

Miguel dijo...

Una de sus citas celebres es:
Mi patria es la infancia
Si todo el mundo pensase lo mismo es probable que el mundo fuera mucho mejor. Saludos

Carlos dijo...

Escribía fácil, directo al corazón, y de cosas mundanas, cercanas al lector, haciendo arte de la cotidianeidad. Un maestro de maestros que supo dar ejemplo profesional y personal.

Quique dijo...

Que gran escritor, pero no ha muerto del todo...su obra estará ahí para siempre.

Bonito homenaje Satur.

Un saludo
Quique