En eso se convirtió el discurrir de la X media maratón de Getafe, se confirmaron todos los presagios que auguraban agua a raudales.
Las 09:30 horas y los alrededores de la zona de entrega de dorsales, era la hora y el lugar elegidos por los miembros del club “
Nunca correrás solo” para su encuentro en la X de Getafe.
Allí estábamos todos,
Abe, Alberto, Ángel, Beatriz, el “Churry”, Jaime, Jorge, José y Saturnino, puntuales, con nuestros incondicionales más madrugadores, Laura y Ángeles; saludos y más saludos, abrazos y más abrazos, charlas y más charlas, la hora de la salida se acerca, y mientras nos encaminamos a los vestuarios de reojo miramos el cielo, pero no nos aclara mucho (lo vemos bastante negro).
Todo el grupo preparado, fotos, estiramientos, ligero trote y juntos a la línea de salida, se acerca la hora, nos deseamos suerte y en especial a Beatriz, ella la va a necesitar más que nadie; pistoletazo de salida, con el que parece que las nubes despiertan de su letargo, al mismo tiempo una fina lluvia empieza a caer, empezamos a andando, y poco a poco ese lento caminar lo transformamos en trote; cada cual coge su ritmo y su compañero de viaje, José-Alberto, Ángel-Saturnino, Beatriz-Abe-el “Churry”, el resto decide ir a su aire; empezamos a escribir nuestra historia en Getafe, la mía de momento va unida a la de Ángel, pero desde el principio sé que nuestro romance no llegará a buen puerto, mi compañero de viaje lleva dos velocidades más; a pesar de todo él se empeña en darme ánimos. Los kilómetros, aunque lentamente, van cayendo y no ceja en su empeño
“Venga, vamos clavado a 5 minutos”, y le replico
“Tira que puedes más”,
“He venido a rodar”, responde y sigue a mi lado.
Así, sin darnos cuenta llegamos al kilómetro 8, la lluvia sigue en aumento, veo a mi compañero "sobrao" y decido que suelte lastre,
“Ángel, tira y enlaza con José y Alberto, no pueden ir muy lejos”, se resiste, pero yo ya he tomado la decisión, insisto y nos despedimos
“Nos vemos en meta”.
Ya solo, me concentro en llevar un ritmo constante, esperando que las fuerzas aguanten hasta el final, pero a medida que disminuyen los kilómetros aumenta la lluvia, y en mi kilómetro 14 se convierte en torrencial, el cansancio aflora, sigo al mismo ritmo pero las sensaciones ya no son las mismas; llegados al 17 me entrego, no puede llover más, prefiero no pensar y mi mente se dedica a divagar
“Ya no queda nada, esto esta hecho, no te quejes que estas aquí porque quieres, los que han venido a verte se están mojando por ti,...”, y en estas alcanzo la meta, no miro a la grada, no miro a los lados, el arco de meta me ha hipnotizado, lo cruzo; que alivio, se acabo este castigo divino.
Este año no hay aglomeraciones en la llegada, que alegría, un voluntario se desgañita
“Quitaros los chip, quitaros los chip”,
"joder para quitarnos los chip estamos", me cuesta soltar los cordones de mis zapatillas, y mientras lo hago vuelvo a divagar
“Joder tío en el Angliru tienen voluntarios que nada más llegar a meta te ayudan en todo y te quitan el chip” “No, no te agaches yo te lo quito”; consigo soltar el cordón de mi zapatilla derecha, entrego el chip y recojo la bolsa del corredor; ahora ya busco en la grada a los míos, a mi ángel de la guarda, a mi familia del Sector 3, y a los amigos del "Nunca correrás solo", quienes agitando sus brazos llaman mi atención.
Ya en la grada, refugiado de la lluvia, recibo el beso de mi ángel, el que me proclama campeón; aunque tiritando, procuro disimularlo, aún falta por llegar nuestra verdadera campeona, Beatriz, y como es sabido quien espera desespera y su hermana Laura es la que más inquieta está,
“Allí llegan”, gritamos, Beatriz en la pista de atletismo, escoltada por su fieles escuderos, nos desgañitamos y Beatriz sublime saluda a la grada, lo ha conseguido.
Llegó la hora de la despedida, y no quiero acabar sin agradecer a los amigos y familiares del club “Nunca correrás solo” (Reme y Sete, Juani y Dani, Laura, Ángeles, Loli, Irene y José Luis), que soportaron las inclemencias del tiempo y con sus ánimos hicieron más llevadero nuestro calvario.