Del 19 al 25 de octubre
Novena
semana; mi semana grande, la de más carga de todo el plan de entrenamiento. Después
de un test, y otro, creo que llega en el momento adecuado. La constancia, base
de cada una de las semanas, es sin duda, la que más me ha ayudado.
En esto del correr las matemáticas fallan muchas
veces, por no decir siempre, y por muchas cuentas que echemos, sino nos
aplicamos en los entrenamientos, estas no nos saldrán. Salvo que esas cuentas
sean las de la lechera. Decía Pitágoras, que de números sabía un montón, que “el hombre es mortal por sus temores e
inmortal por sus deseos”. Puestos a hacer caso al pensamiento de Pitágoras,
los corredores populares somos mortales porque estamos llenos de temores. Temor
a no lograr el objetivo, temor a no bajar la marca, temor a una lesión; temores
y temores. Y también basándome en ese mismo pensamiento, somos inmortales,
porque estamos llenos de deseos. Deseo de lograr el objetivo, deseo de lograr
la marca, deseo de no lesionarnos; deseos y deseos.
Y esta semana grande, me ha dejado 70.750 metros de
deseos; en las ya consabidas cuatro salidas. En la del martes, que sirve para
recuperar los esfuerzos de la semana anterior. En la del miércoles, esa en la
que nos da lo mismo que llueva o que no, porque “al mal tiempo buenas series”. En la del
viernes, que como tenemos carrera el domingo, hacemos la tirada larga. Y en la
del domingo, que como teníamos poco con los 10 km de San Andrés, corrimos los
3km Solidarios San Juan de Dios; y como no podría ser de otra manera, las
cuentas no salieron, los 10.000 metros se convirtieron en 9.450, y los 3. 000
metros en 4.040. Las matemáticas de Pitágoras aquí no funcionan.
Ya pocas preguntas por responder, solo queda pensar en
el precioso final.