Erineo Cabrillán, mentor de voces ajenas bajo el sol del mediodía, se pasa su pañuelo por la frente, observa un trabajoso escarabajo que cruza el camino y pregunta al agrimensor:
-¿Sigo? (“Las elipsis del cronista” de Pablo Andrés Escapa); así empezaba la entrada que hace tres semanas quedo atrapada para siempre en el interior de mi cabeza o de mi ordenador (ya, qué mas da); pero hoy puedo contestar a Erineo, y le puedo decir que he seguido entrenando, más o menos bien, y que he seguido pensando en Castellón; y le puedo confesar, si aún no lo sabe, que en estos momentos me encuentro cansado muscularmente, muy cansado, pero con las cosas bastantes claras; y le puedo contar que a falta de tres semanas tengo claro, más o menos, lo que quiero hacer el día de carrera; y también le puedo decir que faltan tres semanas para la gran cita, que hoy he empezado la décima semana del plan, y que debido a la fatiga he recortado el rodaje, pero que esos diez minutos los recuperaré el viernes, que no he querido forzar porque creo que el trabajo ya esta hecho y que el tiempo que queda será para asimilar ese trabajo y llegar a Castellón descansado, y que a pesar del cansancio me encontrado cómodo.