El viernes y
sábado fui protagonista del cariño de la familia del “Nunca correrás solo”,
faltaba rematar el fin de semana corriendo el Maratón arropado por todos ellos.
Y así, con la
compañía y apoyo de esa gran familia, corrí mi veinticinco maratón; así es fácil
correr.
Hoy no quiero
extenderme mucho, y solo quiero dar las gracias a los que han estado a mi lado.
A mi hija, Sonia, y a Julio por esos kilómetros de cariño; a María
Jesús, Cristina y Óscar, por haberme soportado durante estos tres meses y por
correr a mi lado en un maratón tan emotivo, tanto para ellos como para mí; a Juan Pe, Abe, y Alberto, por el esfuerzo de correr kilómetros a mi lado; a Gustavo, aunque su velocidad no me deja correr con él.
Y gracias a
los que desde la acera y bajo la lluvia nos acompañaron durante toda la carrera:
a Ángeles y Anabel, a Tábita y Beatriz, al tío de Cristina que desde su
bicicleta era como nuestra sombra, y también a las amigas de Cristina, y a Sara
y a Raquel.
Ahora toca descansar y pensar
en el próximo, y por supuesto junto a ellos.