Del
22 al 28 de septiembre
La
historia, la vida, el maratón, es siempre un volver. Un volver a lo vivido, a los
recuerdos, a lo que todo parece igual pero en el que todo es diferente.
En
la historia, en la vida, en el maratón, nada es siempre lo mismo. Nada es
igual. Nada es lo que parece. Cuatro por tres no siempre son doce, algunas
veces son siete. Siete que bien podría haber sido ocho. Ocho.
Pero
bueno esa es otra historia, la de vida, la del maratón.
Acaba
la segunda semana de entrenamientos para otro maratón: Castellón, en la que a pesar
de estar empezando nada puede despreciarse. Todo importa.
Nuestro
cuerpo, nuestra mente, está descansado, lo que le hace más receptivo a todo lo
que le rodea. Es el momento de marcar las pautas, lo que después, cuando surjan
los problemas, hará que tomemos buenas decisiones.
Hay
que aprovechar que tenemos las pilas cargadas de energía física y energía
mental, lo que no significa que haya que volverse loco. Es necesario tener
paciencia. Ahora se sienten ganas de ir deprisa, de explotar, de llegar al
final, pero no hay que precipitarse, el camino es largo y no será fácil. Se
trata de llegar.
Esta
semana, en la que 4 x 3 es = a 7, he completado cuatro salidas; cuestas, series,
rodaje y tirada larga, todo normal y según lo marcado en un plan anárquico,
para completar 52,020 km.
La historia, la vida, el maratón, me deja sensaciones
agradables, lo que siempre aporta una dosis extra de energía.