Pero, hace cosa de mes y medio, una de las personas de las cinco que podían hacerme cambiar de planes, me llamó por teléfono para liarme y el sábado seremos de la partida. De las otras cuatro personas restantes, una se subió al avión y a punto estuvo de ponerse el paracaídas, pero por bien de él y por una vez fue prudente; otra guardo silencio y respeto el mío; otra se había apuntado sin enredar a nadie; y la otra sorprendentemente me acompañara el próximo año en otro bonito objetivo, los 101 peregrinos. No lamento para nada la decisión tomada, no podía decir que no.
Así que sin querer me ví de nuevo metido en harina, y desde entonces entre las carreras de la Copa Diputación, a Dios gracias distancias cortas, y los entrenamientos de subidas y bajadas, algo de lo que no adolece la travesía de los Aquilianos, han ido pasando los días.
Las cinco salidas de la semana pasada, cuatro corriendo y una caminando, siempre por el paraje de los pinos, me dejan buenas sensaciones. He ahuyentado la sensación de pesadez de mis piernas y recuperado las ganas de aventura. Y a estas alturas mi única preocupación es la climatología que encontraremos. Todos sabemos, o deberíamos, lo cambiante que es el tiempo a dos mil metros de altura, y lo duro que se puede hacer si las condiciones son adversas.
Pero bueno, si la cosa se pone mal tendremos que aplicar la receta: Piernas, cabeza y corazón de León. Nunca falla.
Así que sin querer me ví de nuevo metido en harina, y desde entonces entre las carreras de la Copa Diputación, a Dios gracias distancias cortas, y los entrenamientos de subidas y bajadas, algo de lo que no adolece la travesía de los Aquilianos, han ido pasando los días.
Las cinco salidas de la semana pasada, cuatro corriendo y una caminando, siempre por el paraje de los pinos, me dejan buenas sensaciones. He ahuyentado la sensación de pesadez de mis piernas y recuperado las ganas de aventura. Y a estas alturas mi única preocupación es la climatología que encontraremos. Todos sabemos, o deberíamos, lo cambiante que es el tiempo a dos mil metros de altura, y lo duro que se puede hacer si las condiciones son adversas.
Pero bueno, si la cosa se pone mal tendremos que aplicar la receta: Piernas, cabeza y corazón de León. Nunca falla.