Zaragoza. Siete menos veinte de la
mañana. El despertador me rescata del mundo de los sueños. Intercambios de
palabras, gestos, miradas, de rutinas ya vividas. Complicidad entre ella y yo.
Siempre ahí, con sus temores y mis ilusiones.
Siete de la mañana. Coincidimos en el
ascensor con nuestros amigos Abe y Tábita, y juntos vamos hacía el comedor. No
somos los primeros, ya hay gente que como nosotros va a vivir el maratón.
Corredores y acompañantes. Sin apenas hacer ruido, entre silencios cómplices,
desayunamos. Regresamos a nuestras habitaciones para ultimar los preparativos. Último
repaso. Todo listo.
Ocho menos diez de la mañana. Salimos
a la calle. El día empieza a asomarse. Una suave brisa golpea los rostros y
envuelve nuestros cuerpos. Paso tranquilo y ligero para acercarnos a la línea
de salida. El Parque Grande con todo preparado y con el ambiente de la ocasión.
El tiempo ahora pasa deprisa. Repasamos el recorrido. Fijamos los puntos en los
que tendremos el apoyo de Ángeles y Tábita. “Cinco
minutos para la salida”, grita la
megafonía. Un beso, un ten cuidado, y un hasta pronto.
Ocho y veintinueve de la mañana. “Un minuto”, se oye. Espero la salida al
lado de mi amigo Abe. Mi mirada fija en el globo de las 03:45. Juntos en esta y
en tantas otras aventuras. Soñando nuestra carrera perfecta. Llega la hora. Ya
no hay marcha atrás.
Ocho y media de la mañana. Ya estamos
corriendo. Todos los nervios se han ido de repente. Abe y yo corriendo juntos
los primeros metros. Ambos sabemos que pronto nuestros pasos se separarán. Un
apretón de manos. “Suerte amigo”, “Suerte”, ”Nos vemos en meta”. Voy en busca de mi globo, de mi sueño, del
globo de las 03:45. Me meto en su grupo. De momento no pienso en nada. Solo
corro.
Los primeros kilómetros transcurren
por el entorno del Parque Grande. Vuelta por aquí, vuelta por allá, siempre con
el apoyo de Ángeles y Tábita, y con los ánimos de mi amigo Abe, con quien me
cruzo una y dos veces. “Lo veo bien”.
Kilómetro 14 o 15. Abandonamos el
Parque Grande, ese ir y venir, y empezamos a correr las calles de Zaragoza.
Sigo tras mi globo, tras mi sueño, refugiado en el grupo del globo de las 03:45.
Voy bien. Corro a su ritmo. Corro con mis ilusiones. Tranquilo. He hecho una
apuesta y tengo que seguir con ella. Transcurren los kilómetros sin
sobresaltos.
Kilómetro 20. La fatiga va apareciendo
en mi cuerpo, aunque sigo cómodo tras el globo. Mi cabeza es una sucesión de
imágenes, de pensamientos, si bien aún no es su momento, no la canso. Corremos
hacia el centro de la ciudad, hacia el Pilar, y solo eso hace que los pasos se
sucedan uno tras otro sin más. El público aumenta y es como que con sus
aplausos se llevasen nuestra fatiga. Que grande, la Basílica del Pilar a
nuestro pies, Ángeles y Tábita en nuestro corazón. Una sonrisa. Otra sonrisa. Todo
va bien. ¿Quién engaña a quién?.
Kilómetro 26. ¿Todo va bien?. Sigo con
su mirada en mi, envuelto en el grupo de mi globo, pero…la fatiga en mis
piernas empieza a ser patente. Ahora persigo mi globo, mientras cruzo, una y
otra vez, ese inmenso río Ebro, al que le pido que sus aguas no se lleven mis
sueños. Un puente, otro puente, el mismo río de siempre.
Kilómetro 30. “Otros cinco más”. Ese es el grito. Las piernas ya cansadas piden
un respiro, pero no se lo puedo dar. Miro el crono. Estamos ahí. En mi retina mi globo
de 03:45. Se me va unos metros. Respiro. Miro en mi interior. Recupero.
Necesito la fuerza de los míos. Cabeza y corazón.
Kilómetro 35. Los tengo a la vista.
Corazón. Tomo el último gel en busca de ese último gramo de fuerza. Vuelvo a coger aire.
Dejo la mente en blanco y corro con Ángeles, con mi hija, con mi hijo, con mis
amigos. Corro por León mi etapa del Camino de Santiago. Corro cansado tras mi
objetivo. “Venga que ya lo tienes” me
alientan. Una sonrisa forzada les agradece su apoyo.
Kilómetro 38. Los gritos de la meta no
ayudan. Nos queda poco pero a estas alturas es demasiado. La fatiga del cuerpo
fatiga la mente y se me hace difícil mandar señales positivas. Me cruzo con mi
globo, con mi sueño, con ese 03:45. Setecientos, quizás ochocientos
metros. “No es mucho, aún puedo”. Reflexiono.
Voy vacio. Sin fuerzas. Solo el corazón me mantiene. Tristeza. Alegría.
Sentimientos encontrados. “No, ya no es
posible”. Mi cuerpo ya descansa. Corro sin cesar en el esfuerzo, no quiero que
después del trabajo hecho el tiempo se me vaya.
Kilometro 42. Aspiro. Encaro los
metros de la gloria. Busco a Ángeles y a Tábita. Busco la meta de otro maratón. Paro mi crono en 03:49:29. Paro mi sueño.
¡Cuántos
sueños de gloria evaporados
como las
leves gotas de rocío,
que
apenas mojan los sedientes prados!
¡Cuánta
ilusión perdida en el vacío
y cuántos
corazones anegados
en la
amargura corriente del hastio!
de
Gaspar Nuñez de Arce.
León. Domingo. Siete días después. A
cualquier hora del día. Ya recuperado del esfuerzo. Pensando en el siguiente
maratón: Lisboa, día 09 de diciembre. Y listo para los agradecimientos:
Gracias a Ángeles por estar siempre
ahí.
Gracias a Abe por estar siempre
dispuesto a correr, aunque a veces sea lo que menos le pide el cuerpo, y a Tábita por compartir nuestras
locuras.
Gracias a mis hijos por alentar mis
sueños.
Gracias, también, a todos los amigos
que habéis estado pendientes de este reto, y que con vuestro apoyo lo hicisteis
vuestro.
Mil gracias.
18 comentarios:
Será en Lisboa y las que corras, seguiré estando ahí. Un beso.
Muy bien tío, prueba superada, un saludo
Enhorabuena Satur!! Peazo carreron y gran marca.
Un abrazo
Quique
Felicidades Satur!!.
Eres otra vez grande.
A recuperarse bien y a por la siguiente.
Enhorabuena Satur. Tu victoria ha sido que lo has intentado, por lo cual debes estar satisfecho. Los sueños, si se persiguen, se alcanzan cuando menos te lo esperas. ¿Quizás en Lisboa? Quien sabe, pero como buen corredor de fondo que eres, no dejes de perseguirlo, la constancia te permitirá alcanzarlo.
Un abrazo.
Una batalla más ganada Satur.
Ese sin sabor que sientes ahora se tornará alegría y satisfacción con el paso de las horas.
Muchas felicidades a ti y a tu familia que se sentirán tremendamente orgullosos.
Un abrazo.
eres un autentico campeón mi más sincera enhorabuena por la crónica que sigue poniéndome los pelos de punta y por el tesón, la entrega y la lucha que le pones a todo sigue así compañero que dentro de muy poco lo vas a conseguir, como me dijo una vez alguien muy especial
NO SIGAS TUS SUEÑOS...PERSIGUELOS....
Satur lo rozaste, pero es un escalón en el camino y lo has subido.
Un fuerte abrazo
Gran carrera compañero, no te preocupes seguro que la próxima dejas al del globo a tu espalda...
Saludos y un abrazo...
Felicidades!!!!...buena carrera aunque no te saliera por poquito la marca soñada...animo y a seguir que seguro que en la próxima cae ese sub 3:45
un abrazo
El cuerpo siempre me pide estar con amigos, luego lo de correr o no correr ya es otra cuestión :-)
La próxima Lisboa y lo de Marzo... Ya te contaré "los secretillos" ;-)
Siempre un placer, un saludo!!!
felicidades por ese marátón terminado, para mi terminarlo siempre es el mayor premio, y en cada uno yo me emociono igual que el primero....
Animo y quue tengas mas suerte y fuerza en Lisboa....
enhorabuena, satur, buena carrera, y buena compañía. El tiempo es lo de menos, y además, ya quisiera yo...
Enhorabuena papá por otra maratón más afrontada con la fuerza y la ilusión que te caracterizan. Lo perseguiste más allá del límite y eso, para nosotros, siempre es una victoria.
Nos vemos en un par de horas, esta vez con las zapatillas puestas:P
Un besín!
Felicidades por esa carrera, otra más y sobre todo por no perder la ilusión, veo que ya tienes enfilada la siguiente. En Lisboa guarda para el final, el perfil es semejante al Mapoma y se hace dura.
Felicidades. Gran crónica. Lisboa será fascinante...
He de decirte que tienes las 3h 45min a tu alcance, sin ninguna duda... Sólo es cuestión de que que ese día, de pronto, todo te vaya bien, sin contratiempos y llegues rebosante de fuerza al km 42, y ese día va a llegar..!! Tu sueño no se ha parado, sólo está recuperando energías.. Felicidades..!!
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