Convencernos
a nosotros mismos de que correríamos otro maratón, o nuestro primer maratón,
resultó sencillo. Ahora que el cansancio empieza a aparecer y, aún quedan dos
meses, el camino se hace largo y aparece la ansiedad. Es hora de empezar a
reforzar los motivos que nos han llevado a esta locura. Reírse del cansancio,
de ese entrenamiento que no fue como quisimos, reírse de todo lo que no aporte
algo positivo.
Empiezo
el segundo mes de preparación con la sensación de que, hasta ahora, todo ha ido
bien. Noto que las piernas van asimilando las tiradas largas, y que están
preparadas para afrontar el mes más decisivo. Hecho ya parte del trabajo de
fuerza, toca intensificar los rodajes y aumentar la distancia de los mismos.
Si
el aspecto físico va bien, el sicológico, tan importante o más que el primero,
no le va a la zaga. La buena marcha de uno ayuda sin duda al otro.
Semana
de 52,570 km;
el martes, día 05, y para empezar la
semana un rodaje tranquilito.
El
jueves, incido por segunda semana consecutiva en las series, esta vez en
cuesta. Tendré que empezar a preocuparme por si se convierten en rutina; aunque
creo que eso no va a suceder.
El
viernes, 11,380 km. al ritmo que
hoy por hoy mi cuerpo permitiría llevar el día del maratón. Buen rodaje de
asimilación.
El
sábado, volvemos a jugar al pádel.
El
domingo, día 10, tirada de 19,450 km. en buena compañía y con un único
objetivo: mantener un ritmo constante. Difícil de conseguir cuando el rodaje es
compartido por más de dos personas.
Siguen
las buenas sensaciones y empiezo a pensar en el ritmo final.
2 comentarios:
Este mes corremos con la cabeza y contra ella, el que viene con el corazón.
Ahí estamos Satur, poco a poco hacia Madrid...
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