La música del tiempo
Y
llega el día en que de pronto
uno
escucha la música del tiempo.
Llega
el día en que descubres
que
detrás de los quehaceres
y
el ruido de los hechos,
detrás
de los sucesos, las voces y los viajes,
se
deja oír tranquila la música del tiempo.
En
ella reconoces las horas gastadas,
los
fallidos pronósticos,
las
tardes más hermosas de tu vida.
En
ella la voz singular de la amistad,
el
vino, las canciones,
la
tristeza sonriente
que
dejan las esperas incumplidas.
Después
de todo -amores y veranos,
nombres,
fotos, días-
lo
que uno escucha es rumor de tiempo usado,
sólo
eso: el paso de las cosas sucedidas.
De Luis Alonso
Un gesto. Un simple gesto repetido día tras día,
semana tras semana, mes tras mes, me lleva a sujetar la pequeña cinta negra que
sobresale de entre las hojas. Abro la agenda, y ante mí una hoja en blanco; la
última del año. Miércoles 31 diciembre. Aún vacía, pero ya con aroma a despedida.
Echo un primer vistazo, rápido, como sin mirar. Ojeo
esos recuerdos que han ido llenando sus páginas y que merecen ser recordados.
Quiero atrapar los buenos momentos y empezar a olvidar los malos.
Muchas son las hojas que merecerían ser salvadas de
las llamas del olvido, pero eso haría que este resumen fuese interminable. Así
que voy a quedarme con los recuerdos que más me han llenado.
Ahora más despacio, paso las páginas. Me detengo en
esa primera hoja que llama mi atención y leo:
Domingo 23 marzo. XX Maratona di Roma. Buen viaje y gran
carrera acompañado de buenos amigos. Mereció la pena recorrer las ruinas
romanas junto a ellos.
Sigo leyendo vivencias, escritos con letras que hoy
se me presentan ilegibles y que debieron nacer con las prisas del día a día. Otra
hoja, otro buen recuerdo. Cojo la hoja entre mis manos:
Sábado 03 mayo. 101 Km Peregrinos en 24 horas. Carrera
de esfuerzos compartidos. Ella fue la culpable de no correr mi Mapoma, pero
mereció la pena.
Poco a poco han ido pasando días, he ido pasando
hojas, y me topo con otra fecha, con otra de mis citas. Jugueteo con la hoja,
imagino un imperfecto avión y su torpe vuelo sobre las montañas:
Sábado 07 junio. XIX Travesía Integral MontesAquilianos. Otra vez atrapado. Año tras año vuelvo a esas montañas, a una
pasión compartida en la que siento soledad y calma.
Continúo. Y mis recuerdos se llenan de gente, de amigos,
de mi cita más solidaria:
Viernes 27 junio. A Santiago contra el Cáncer 2014.
Otro año más tuve la suerte de formar parte de esta gran familia. El esfuerzo
que menos me cuesta hacer.
Vuelvo al paso de las hojas, a ver pasar el verano, veo
esos días que parecían no tener fin. Otra hoja, otra fecha, está más personal,
más íntima:
Sábado 30 agosto. Camino de Santiago. Temprano, muy
temprano empiezo mi Camino. Sus recuerdos son eso, míos.
No se detiene el desfile de hojas; sigo corriendo
tras un reto que poco a poco, y con el transcurrir de los días, se convirtió en
un sueño. Y por fin llego a esa página, al día en que escribí la mejor de mis
sinfonías:
Domingo 07 diciembre. V Maratón Internacional Ciudadde Castellón. Una carrera que empezó como una más y se convirtió en la mejor.
Una carrera que, de principio a fin, corrí con el corazón. Una carrera que
corrí más acompañado que nunca. Una carrera de 3h41´03´´.
Y ya me encuentro ante la última hoja. Ha pasado un año,
en el que ha habido días buenos y días menos buenos, pero que en el que siempre
podremos encontrar ese buen instante que recordaremos toda la vida.
Yo hoy he salvado unas pocas hojas de esa agenda que
seguro acabará en la hoguera, pero esos pocos recuerdos rescatados quedarán
para siempre dentro de mí.
Y en esta última hoja, en la que antes estaba en
blanco, y que ahora guarda todos los recuerdos, puedo leer: Gracias a todos por
compartir los buenos momentos de este año. ¡Feliz Año 2015!
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