“Los músicos
entrenan y los corredores ensayan”, recuerdos de sonrisas, que hoy me van a llevar a
escribir mi mejor sinfonía en un maratón.
Me aproximo a la salida
con calma, dejando que el entorno se vaya instalando en mí. Siento como las
sensaciones recorren mi cuerpo. El tiempo pasa y la hora de la verdad se
acerca. Troto unos escasos cuatrocientos metros, y recojo las últimas palabras
de prudencia de Ángeles. Ella se va despacio, se aleja poco a poco y me deja a
solas con el destino.
Solo. Encajonado. Tranquilo, muy tranquilo. Pienso
la carrera. “Dos minutos”, grita el speaker,
“Arriba Castellón””Arriba, arriba,
arriba””Arriba Maratón”, continua con sus gritos, mientras la música “O
Fortuna” sube y sube, y se mete en nuestros cuerpos atronadora. Y al mismo
tiempo que sus notas llena el cielo de Castellón, se eleva el ánimo de los
corredores, ansiosos ya de iniciar la aventura. Y el estruendo de la salida se
confunde con el de los cohetes que rompen el cielo una ciudad que despierta. Ruidos
que desatan las emociones de los corredores, y que no ahogan los deseos de
“buena suerte” que corren de boca, y que lanzan las primeras zancadas.
Ahora no quiero pensar,
solo correr. Correr y dar pasos de ilusiones; de 42 ilusiones o de cientos de
ilusiones ya soñadas. Solo correr a ese ritmo ensayado en las últimas semanas y
lejos del pánico de las prisas. Corriendo juntos, acoplando pasos a amigos
desconocidos, a otros tan locos como yo. ¡Qué alegría!. Corazones que sofocarán
la ansiedad con el lento transcurrir de los kilómetros. Las sonrisas amplias
acompañan en estos primeros compases nuestros pasos. La maratón y los 10 km.,
aún juntos, perfectamente ordenados, unos por la derecha y otros por la
izquierda. Miro el crono, cuántas veces lo haré hoy, y me sorprendo porque mis
piernas ya tienen su ritmo, y este ha llegado antes de lo previsto. Me dejo
llevar por los que me rodean, tratando de llevar la mente en blanco. Apenas me
he dado cuenta y llega el primer avituallamiento, el km. 5, y un poco más allá envió
una sonrisa a Ángeles, que a estas alturas de carrera es de gozo.
Ponemos rumbo a la zona universitaria,
ida y vuelta. Una ida viendo a los que vienen y una vuelta viendo a los que
van. Ida y vuelta de diferentes emociones. Sigo tras pasos ajenos, ritmos de
otros, que me llevan a ir más rápido de lo previsto. Unos ritmos que me devuelven
a la realidad. Pienso. Me encuentro bien. Vale que lleve poco de carrera. Que
esto es largo. Y dejo de pensar y me dejo llevar por las sensaciones. Kilómetro
10 ¡ya!. Zancadas cómodas para estos kilómetros en que nos sentimos capaz de
todo, y en los que quizás hay que tener más paciencia. Pero hoy los
sentimientos, las sensaciones son diferentes. Hoy quiero correr y no pensar. Y
me pregunto “¿qué puede pasar?” ”¿qué
puedo perder?”. “Nada”. Y decido
que sea el corazón el que mande, “Él” será quien a partir de ahora guie mis
pasos. Unos pasos que sin darme cuenta me trasladan al km. 15, y me acercan a
los kilómetros que me llevan al Grao; a unos kilómetros que temo. Antes, Ángeles
que vuelve a estar ahí. Otra sonrisa, esta vez ilusionante.
La gente empieza a
desaparecer de las orillas, el peregrinar en soledad empieza. Es hora de ocupar
la mente con los recuerdos, con esos apoyos lejanos, con esos seres queridos
que en la distancia empujan mis piernas. Susurros de apoyo suenan en mi mente.
Un paso, un pensamiento, otro paso, otro pensamiento. “Voy bien”. El ánimo de la gente vuelve con las calles del Grao, unas
calles que abandonamos bajo el arco de la media maratón. Media carrera. “Ahora empieza la carrera” dicen los
corredores que me preceden, y tras los que me refugio del aire que ahora sopla
de cara. “Ahora empieza la carrera”
me repito. Lo de atrás es como si no hubiese valido para nada. Los kilómetros
que nos quedan son los que nos devolverán a la realidad. Casi cuatro kilómetros
de recta, de lucha contra el aire, de casi soledad. Miro el crono, otra vez
más, el ritmo distinto al de antes; he perdido dos segundos y eso me lleva a
hacer todo tipo de cálculos. “Pero quien
mandaba aquí”. “El corazón”. Le
dejo hacer, busco un respiro, un aliento, un recuerdo que me ayude a no pensar.
“Vamos”, me grito mientras aprieto
los puños. “Hoy es el día”. Kilómetro
27 y medio.
Ángeles vuelve a estar ahí, y con ella todos los que me están
pensando, sus ánimos, los de todos, me llevan en volandas. He recuperado las
sensaciones, el correr. Sigo en la lucha. Más zancadas, más kilómetros. Kilómetro
30, recuerdos de una tirada larga. Más lucha. Esa señora que contempla el paso
de los corredores, que aplaude y que dice mi nombre. Todo vale. Todo ayuda. Ese
kilómetro 35. Esa mirada de rabia que intercambio con Ángeles. Ese apretar de
puños. Ese casi sentir que lo tengo. Otro kilómetro. Ese seguir en el esfuerzo.
Otro kilómetro más. Mis pasos caminan sobre la delgada línea que separa mis
sentimientos. Y otro más y otro. Acaricio el sueño.
Y el kilómetro 40, donde mi
mirada le dice que ya está. Que hoy si. La gente se cierra en torno al
corredor, aplaude y ánima, nos arropa en la fatiga. Y se vuelca, conocedores
del esfuerzo hecho hasta ahí. Kilómetro 41. Miro el crono por última vez.
Sonrío. Kilómetro 42, giro a la derecha, y ya solo por delante 195 metros y al
fondo, esperándome, Ella. Recorro estos últimos metros lleno de emociones, de
agradecimientos, de recuerdos. Y cruzo ese arco de tantos esfuerzos; de tantos
sueños. “Hoy si”. Y doy gracias a
Dios, y doy Gracias y sonrío de alegría. Las emociones me recorren.
Camino con la sonrisa en mi cara. Me echan una
toalla a la espalda. Me siento a quitar el chip. Miles de sentimientos recorren
ahora mi cuerpo. Miro el crono: 3h41´03´´. Inspiro y un aire de alegría llena
mis pulmones. Acabo de bajar mi mejor marca en maratón 4´09´´. ¡Dios!. Sigo
caminando. “¡Enhorabuena”, me dice la
joven que me pone la medalla al cuello. “Si
ella supiera”. Camino entre los corredores disfrutando del instante. Me
encuentro con Ángeles, me abrazo. Me encuentro con todos vosotros, nos
abrazamos.
Hasta aquí la historia del maratón de Castellón, que
empezó casi sin querer y que poco a poco se convirtió en algo muy especial.
Gracias a los que habéis hecho que sea especial.
Gracias a los que me ayudasteis
a escribir la mejor de las sinfonías.
9 comentarios:
Enhorabuena!!!!!!!!! Castellón ha sido grandioso con nosotros, a mi también me ha dado una MMP. Fue complicado con ese viento que nos incomodó tantísimo, sobre todo en la zona de la Grao, pero siempre recordaremos con cariño esta prueba. Una prueba muy muy bien organizada. Ahora a pensar en la siguiente, no queda otra. Un saludo
Satur has dejado correr al corazón y has conseguido esa marca que tenías en las piernas.
En la Maratón la cabeza es nuestra gran enemiga y la has mantenido callada.
FELICIDADES!!!!!!
Cuanto me alegro! el leer una crónica como esta inspira a cualquiera, haya corrido o no un maratón, transmites tanta ilusión!
Felicidades por la marca y por otra a la buchaca,eres una maquina de hacer maratones, no te cansas,pura energia,felicidades de nuevo Saturnino, ya nos veremos en alguna carrera.
Un abrazo.
El trabajo te ha dado su recompensa, estoy seguro que te esperan muchas más.ENHORABUENA.
Nadie como tú para saber porque ahora esa mejor marca, quizás esa relajación con que lo afrontaste y seguro que por los entrenos. Ahora no te queda otra que seguir mejorando, jajajaja, pero sin presión eh!!!
Muchísimas felicidades y gracias por hacerme sentir un hormigueo cada vez que te leo.
Jaime
felicidades saturnino........me alegro de que tuvieses el día de carrera perfecto.......uno se siente grande esos días y hace que merezcan la pena los días duros de entreno que aparecen de vez de cuando.....
¡ENHORABUENA! Como diría tú yerno: "estás en la pomada". jajajaja
Un saludo
Isaac Rodríguez, gracias. Castellón no se porto nada mal con nosotros, y tardaremos en olvidar este maratón.
Halfon Hernandez, en esta ocasión correr con el corazón me ayudo. Recordamos aquella primera edición que compartimos con vosotros.
Celina, muchas gracias. Procuro transmitir la misma ilusión con que corrí la carrera.
maratonman, gracias. No me canso de hacer maratones, pero sí al correrlos. Nos
veremos.
sergio, en esta ocasión los entrenamientos dieron buenos frutos. Esperemos que me sigan esperando. Gracias.
Jaime, poco a poco, entrenamiento a entrenamiento fui mejorando en sensaciones, y eso me llevo a esa marca. Ahora no pienso en mejorarla, pero seguro que pronto empezaré a pensar en ello. Muchas gracias.
german, muchas gracias. Cierto es que cuando haces un buen tiempo se olvida uno de esos entrenamientos de lluvia y frio.
SGF, gracias. Pues intentaremos seguir en esa “pomada”.
Besos para ellas y abrazos para ellos.
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