Foto montaje de Julio |
Basta mirar tus ojos
para saber que
existes,
para saber que vives
aquí donde yo vivo,
para saber que estas
aunque yo no esté
contigo,
para saber que el
cielo
que nos rodea es el
mismo.
Fragmento de Teresa
Aburto Uribe
“A Santiago contra el Cáncer
2015” vuelve a llenar el cielo del Camino de estrellas. Todos tenemos nuestras
estrellitas allí arriba, esas en las que están nuestros seres queridos,
nuestros amigos.
Me gusta pensar que desde
ese cielo azul, de mil tonalidades, mis estrellitas han corrido a mi lado, que
han sentido todas las emociones que el Camino me ha dejado.
Me gusta pensar que pasaron
de la alegría del comienzo a llorar la perdida de Salva, uno de los nuestros, y
que seguro ya tiene su estrella.
Me gusta pensar que
siguieron al navarro por esos picos perdidos del camino y que volaron camino de
Roncesvalles; que evitaron que lloviera; y que se subieron a la plataforma
vibratoria de Ángel.
Me gusta pensar que
escucharon las explicaciones de nuestro profesor, Arsenio, sobre ese cardo que
lo mismo sirve para ir a la luna que para salvar una vida; o que no tuvieron
nada que ver en ese kilómetro de más, que el caso era llegar a una iglesia, y
no que la iglesia venerase a San Veremundo.
Me gusta pensar que rieron
cuando vieron a Alfonso vestido de faralaes; esa foto que subió el “cabrón” de
Erun (esto no lo digo yo, que lo dijo Alfonso), pero siempre desde el cariño y
sin acritud.
Me gusta pensar que esas estrellitas
fueron las que nos dieron alas camino a León; que se emocionaron, al igual que
nosotros, recorriendo sus calles; y que lloraron ese minuto en Botines.
Me gusta pensar que no se
quedaron en León, que siguieron el Camino; que hicieron el paseíllo en San
Marcos; que subieron a la Cruz del Ferro; que mojaron sus pies en las frías
aguas de Molinaseca.
Me gusta pensar que este año
hicieron que no lloviese en el Cebrerio; que nos empujaron camino del Alto del
Poio; que no se equivocaron y siguieron para Samos en vez de para San X; que
fueron “pillados” por la cámara de Aroa; que vivieron la noche de Mellide.
Me gusta pensar que
corrieron cada etapa del último día; que llegaron los primeros al Monte del
Gozo.
Me gusta pensar que nos esperaban
en la plaza del Obradoiro; que mandaron callar al gaitero para que se oyesen
nuestros aplausos; que rieron y lloraron; que secaron nuestras lágrimas y se
abrazaron a nosotros, que sonrieron al final del Camino.
Me gusta pensar que también
se abrazaron al Apóstol.
Me gusta soñar que mis
estrellitas siguen vivas porque siguen viviendo en mi corazón.
5 comentarios:
Preciosa entrada, sin duda esas estrellitas os acompañaron cada paso
Preciosa entrada Satur.
Un fuerte abrazo.
Una maravilla Satur!!!! Me gusta pensar como tu... ;)
Emotiva entrada, Satur.
Gracias por vuestras palabras.
Todos tenemos alguna estrella allá arriba.
Besos para ellas y abrazos para ellos.
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