martes, 11 de septiembre de 2018

XVII Carrera Popular “El Cachón de la Isla”: Mi historia.


Valencia, la de don Juan, en una mañana de sábado. Del primer sábado de septiembre. Dejamos a un lado las prisas, por ahora, y empezamos, a pedir esos cafés que tanto nos unen, y a llenar el tiempo de buenos momentos. Los dorsales empiezan a lucir en nuestras camisetas, lo que indica que el tiempo de reposo se va acabando. Abandonamos la agradable espera y nos vamos a la espera de la cuenta atrás; una cuenta atrás rematada por la “chifleta”, que ¡oh! ha fallado. Y otra vez a contar y esta vez ¡si!. La armonía se rompe pronto, y cada uno a lo suyo, siguiendo el camino que nos lleva a cruzar sobre el río Esla y a correr ese carril bici, ahora de ida, hasta ese giro que nos mete entre esas bodegas, donde en otros momentos seguro corre el vino, y nos deja, de frente, con esa vista del castillo, que se muestra grandioso, y a correr otra vez ese carril bici, ahora de vuelta. A correr, a seguir un ritmo que me llene de sensaciones, de cara a ese "Camino al 32", que en breve dara empezaré a recorrer. A entrar en Valencia por esa calle en cuesta, que siempre me medio mata; a correr un poco por sus calles, poco, hasta echarnos otra vez a orillas del río.
Ese río Esla, que cruzamos sobre ese puente que nos devuelve al otro lado, para entrar en el paraje del “Cachón de la Isla”. Caminos de tierra sombreado a ratos por los altos chopos, donde sus hojas se balancean mecidas por una suave brisa, y deja que mi sombra se asome entre claro y claro. Kilómetros en los que ya se ansía el fin. Kilómetros de camino rematado en el asfalto donde la zancada se alarga en busca de la fina línea de meta. Vuelta a la calma. A la nevera. Vuelta a las sonrisas compartidas, que son los mejores, con los más grandes, con los del Nunca correrás solo.

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