martes, 8 de noviembre de 2011

VI CARRERA PEÑACORADA: MI HISTORIA

Me atraía la cita y no sé muy bien el motivo; bien pudiera ser porque era la primera Peñacorada realmente popular, o yo qué sé; el caso es que durante la semana había entrenado bien, lo que me había dejado con buenas sensaciones. Y todo ello hace que me acerque a la cita con mucha ilusión y expectativas de hacer una buena carrera. Y con todo ello me situo en el lugar de salida, después de todos los prolegómenos ya habituales, saludos y charlas con los amigos que a duras penas dejan tiempo para el calentamiento, y que damos por un tiempo bien empleado.
Bueno y ahí estoy, ahí estamos, yo situado en mitad del grupo, a medio camino de la cabeza y de la cola, cuando suena el disparo que anuncia el inicio, cuando todo empieza a moverse de forma convulsiva; la salida del colegio Peñacorada bulliciosa pronto nos deja en el silencio de los aplausos, y en esa bajada que acelera nuestras zancadas, y en esa primera subida que nos recuerda que esto puede que no sea tan fácil, “en la segunda vuelta va a dejar cadáveres” le comento a Fernando que corre a mi lado o yo al suyo; dejo la calle Real al mismo tiempo que paso de la ilusión a la mesura, no voy cómodo a ese ritmo, y veo como mi acompañante se va yendo por esa larga avenida Virgen de los Imposibles; intento seguir su estela, pero tengo que ceder y dejar que la cordura impere un poco; el aire sopla de cara y exigir un aporte extra de energía, de esfuerzo; otra subida, aire y vuelta al cobijo de las casas de Armunia, calle la Era, calle Calvo Sotelo sin aire, que alivio, calle el Candil, aplausos que se agradecen; un pequeño callejeo que nos lleva de nuevo al colegio, a la algarabía de nuestro público, de nuestros acompañantes; y vuelta a por la segunda vuelta, terreno ya conocido, y ya abonado por la fatiga; bajadita y subidita, recta y giro frente al fuerte aire, empiezo a sentir el cansancio de una salida impetuosa y quizás atrevida; el rosario de corredores hace imposible buscar un refugio para combatir el viento; paso a paso dejamos Villacedré y buscamos Armunia, buscamos un respiro; los corredores, por goteo, me van adelantado, síntoma de que voy de más a menos, muchos de ellos amigos que dejan sus palabras de apoyo; Plaza España, un último esfuerzo para afrontar la recta de la calle de los Ventanos, y entrar con dignidad en el recinto del colegio Peñacorada, de cruzar la meta en 47´01´´.
Al final, y a pesar del esfuerzo, del cansancio y de saber que me equivoqué en la estrategia, me quedo satisfecho con mi carrera.

9 comentarios:

Halfon dijo...

Satur, mira que nos cuesta hacer lo correcto en cuanto dan la salida nos lanzamos.

Pero lo importante es que has terminado satisfecho.

Abuelo Runner dijo...

Al final Saturnino lo que cuenta es que te lo as pasado bien, disfrutando de lo que nos gusta que es correr.

Pepemillas dijo...

Es lo más importante, Satur. Quedar satisfecho es fundamental.
Un abrazo.

Raúl Rubio dijo...

Estás bien entrenado y tienes que probarte, es normal que seas atrevido y pruebes salidas un poco más fuertes.
Lo de correr con viento sí que es un fastidio pero lo importante es que tienes otra en la mochila, felicidades.

Un saludo.

Unknown dijo...

La única estrategia que vale es salir sin ella, disfrutar corriendo, la ducha y la cervecita bien merecida.

Servando dijo...

Cada carrera que nos narras es una autentica lección de pundonor e ilusión por este deporte. Por supuesto una de las mejores cosas que me llevo del domingo es compartir con tu familia y tu, carrera y luego mesa y mantel.
Un placer como siempre, nos vemos pronto en la caza del dragón,
Un abrazo!!!

A de la Mata. dijo...

Satur: No sera para tanto la equivocacion. Veo que lo pasate bien, aunque sufrieras un poco, lo primero cuenta mucho, lo segundo ayuda a evitar aquello para otra vez. En Portugal yo hice mis deberes. Un abrazo y a seguir asi.

Jan dijo...

47 en un diez mil con viento está pero que muy bien...

EDUARDO dijo...

Como cada carrera que corremos, nos encontramos más o menos a la llegada y como siempre: Satur, que ya queda poco! Unas veces sufrimos más que otras, pero bueno, disfrutamos a la llegada. Hasta la proxima Satur, que nos encontraremos como siempre.