Cuenta la leyenda que, hace muchos años, muchísimos, vivía en el castillo de Villafranca del Bierzo un pequeño dragón al que todos llamaban Dragonbaby.
Dragonbaby había llegado un día al pueblo, nadie sabía de donde venía, pero eso nunca les importó; no tardó en convertirse en la atracción de jóvenes y mayores, y en el juguete de los niños.
La fama del pequeño dragón iba en aumento y desde los más reconditos lugares acudían a ver a Dragonbaby, y eso le asustaba.
A Dragonbaby le gustaba jugar con los niños, pero cada día le resultaba más difícil soportar las aglomeraciones y algunas de las bromas a las que era sometido. Así que una mañana recogió sus cosas y las metió en un pequeño petate, y con lágrimas en los ojos abandonó el castillo.
A las afueras de Villafranca, se encontró con un campesino, quién al verlo preguntó ¿Dónde vas Dragonbaby?; Me voy, contestó; No, no puedes hacerlo, les romperás el corazón a los niños, le espetó el aturdido campesino; Dragonbaby guardó silencio; Pues entonces vete al monte, señalando hacia el alto, desde allí podrás venir a jugar con los niños y ellos podrán ir a jugar contigo, dijo el campesino; a Dragonbaby le pareció buena idea y se encaminó hacia donde le indicó el campesino; Dragonbaby llegó a lo más alto de la montaña, miró el paisaje que tenía ante sus ojos y quedó extasiado de su belleza, nunca me iré de aquí.
Cuando las gentes de Villafranca se dieron cuenta de que Dragonbaby no estaba en el pueblo se pusieron a buscarlo por todas partes, pero no dieron con él. Los más pequeños estaban tristes, echaban de menos a Dragonbaby. La tristeza iba en aumento y el campesino decidió revelarles el secreto que hasta entonces tan celosamente había guardado. Reunió a los pequeños del pueblo y les dijo: Dragonbaby está en el monte; No puede ser, lo han buscado por todas partes, contestaron todos al mismo tiempo; Sí, está escondido y solo saldrá si vais vosotros solos.
Y los pequeños sin esperar más salieron del pueblo en busca del escarpado camino que subía a lo más alto del monte. Dragonbaby, desde su escondite, les vio subir y salió a su encuentro. Todos fueron abrazos, risas y más risas, carreras y juegos, eran otra vez felices. Sin darse cuenta llegó la hora de regresar a sus casas; Vendremos todos los días a jugar contigo Dragonbaby, dijeron los niños; Sí, pero venid solos, sino no me veréis, contestó Dragonbaby.
Así lo hicieron y desde entonces en lo alto del monte, en un lugar que en honor a Dragonbaby llamaron Dragonte, se reúnen los niños con su amigo el dragón.
Han pasado muchos años, muchísimos, y me cuentan que Dragonbaby se ha convertido en todo un dragón, al que ahora llaman Dragomán. Todos los años suben desde el castillo de Villafranca hasta Dragonte unos cuantos locos para ver si lo encuentran, pero solo los niños consiguen verlo. Aún así quedan en volver al año siguiente...
Yo estuve este año, y el anterior, y el anterior, pero esa historia mejor os la cuento mañana.
La fama del pequeño dragón iba en aumento y desde los más reconditos lugares acudían a ver a Dragonbaby, y eso le asustaba.
A Dragonbaby le gustaba jugar con los niños, pero cada día le resultaba más difícil soportar las aglomeraciones y algunas de las bromas a las que era sometido. Así que una mañana recogió sus cosas y las metió en un pequeño petate, y con lágrimas en los ojos abandonó el castillo.
A las afueras de Villafranca, se encontró con un campesino, quién al verlo preguntó ¿Dónde vas Dragonbaby?; Me voy, contestó; No, no puedes hacerlo, les romperás el corazón a los niños, le espetó el aturdido campesino; Dragonbaby guardó silencio; Pues entonces vete al monte, señalando hacia el alto, desde allí podrás venir a jugar con los niños y ellos podrán ir a jugar contigo, dijo el campesino; a Dragonbaby le pareció buena idea y se encaminó hacia donde le indicó el campesino; Dragonbaby llegó a lo más alto de la montaña, miró el paisaje que tenía ante sus ojos y quedó extasiado de su belleza, nunca me iré de aquí.
Cuando las gentes de Villafranca se dieron cuenta de que Dragonbaby no estaba en el pueblo se pusieron a buscarlo por todas partes, pero no dieron con él. Los más pequeños estaban tristes, echaban de menos a Dragonbaby. La tristeza iba en aumento y el campesino decidió revelarles el secreto que hasta entonces tan celosamente había guardado. Reunió a los pequeños del pueblo y les dijo: Dragonbaby está en el monte; No puede ser, lo han buscado por todas partes, contestaron todos al mismo tiempo; Sí, está escondido y solo saldrá si vais vosotros solos.
Y los pequeños sin esperar más salieron del pueblo en busca del escarpado camino que subía a lo más alto del monte. Dragonbaby, desde su escondite, les vio subir y salió a su encuentro. Todos fueron abrazos, risas y más risas, carreras y juegos, eran otra vez felices. Sin darse cuenta llegó la hora de regresar a sus casas; Vendremos todos los días a jugar contigo Dragonbaby, dijeron los niños; Sí, pero venid solos, sino no me veréis, contestó Dragonbaby.
Así lo hicieron y desde entonces en lo alto del monte, en un lugar que en honor a Dragonbaby llamaron Dragonte, se reúnen los niños con su amigo el dragón.
Han pasado muchos años, muchísimos, y me cuentan que Dragonbaby se ha convertido en todo un dragón, al que ahora llaman Dragomán. Todos los años suben desde el castillo de Villafranca hasta Dragonte unos cuantos locos para ver si lo encuentran, pero solo los niños consiguen verlo. Aún así quedan en volver al año siguiente...
Yo estuve este año, y el anterior, y el anterior, pero esa historia mejor os la cuento mañana.
6 comentarios:
Satur el secreto está en los ojos de los niños, tienen un mirar franco y limpio.
Seguro que tu secreto es que todos los años juegas un rato con el Dragón.
Precioso relato del Dragomán y esperamos la historia.
saludos, Satur
Simplemente precioso Satur!
Una historia muy bonita Satur.
Quien pudiera ser niño.
Satur: Me gusta tu relato. Espero que lo del "juan" te haya salido bien. Recuperate. Un abrazo.
Es un buen relato, con doble sentido, eso sí, jeje. Ahora que tienes tiempo mira a ver si escribes la crónica, que tengo ganas de leerla!
Un besín!
Publicar un comentario