martes, 14 de febrero de 2012

MAPOMA: SEGUNDA SEMANA

Entre mis recuerdos de infancia y juventud se encuentra ese viejo autobús que, durante casi todos los fines de semana y todas las vacaciones, me acercaba a mi pueblo. Un autobús viejo, que no destartalado, con su conductor, y con su cobrador recorriendo el estrecho pasillo de arriba abajo o de adelante a atrás, con su escalera en la parte trasera para acceder a las mercancías dejadas en la baca. Ese viejo autobús que, sacaba de sus entrañas un humo negro, negrísimo, mientras lentamente, muy lentamente, cogía velocidad. Aquel viejo autobús que en cada repecho emitía un triste y agónico rugido de esfuerzo. Un autobús que perdura en mis recuerdos con la añoranza de aquel viejo “coche de línea”.
Y así, como ese viejo autobús, me encuentro yo. Sin velocidad a pesar de mi esfuerzo agónico. No encuentro mi ritmo crucero. Un mes desde mi vuelta y sigo sin encontrarlo. No he perdido la fe. Fuerza y ritmo esa fue, desde el principio, la idea; y en esa estamos.
La segunda semana de acercamiento a Mapoma ha seguido el plan preconcebido, y que a falta del aporte de bienestar que me reportaría el llegar a mi ritmo crucero, intento no desfallecer reforzando mi moral. Infatigable ante el firme propósito de llegar al día “D” en las mejores condiciones.
El lunes, día 06, me enfrento a mis sesenta minutos de rodaje con el recuerdo de la tirada larga dominical, lo que, inconscientemente, me lleva a correr con tranquilidad, sin sufrimientos.
El miércoles, ya recuperado, llegan las series; 2x10x100 m. en cuesta Rec. al trote, más el consabido calentamiento y descanletamiento. Buen entrenamiento y sensaciones encontradas.
El viernes, día 10, otra tirada, esta vez de cincuenta y ocho minutos y con la idea de trabajar el entrenamiento. Mejor ritmo que el lunes aunque con sensaciones planas.
La tirada larga del domingo tengo que adelantarla al sábado, y en la agradecida compañía de Gonzalo, corro 17 kilómetros y pico en 1h37m. Sigo trotando acercándome al ritmo deseado pero muy lejos aún de él.
Y para terminar, recupero los primeros versos de la poesía de Eladia Blázquez:

Con las alas del alma
desplegadas al viento
Desentraño la esencia
de mi propia existencia
Sin desfallecimiento.

Y me digo que "puedo"...

12 comentarios:

Raúl dijo...

Todo llega Satur, paciencia y constancia

Unknown dijo...

Si, si pero menudos motores tenían esos coches de linea, animo que poco a poco cogerás ritmo y luego a ver quién para el autobús.

Jan dijo...

pero esos autobuses siempre llegaban a su destino...

Risco dijo...

Trata de arrancarlo!!!
Ya verás como el diesel se porta.

Espíritu González dijo...

Saturnino, claro que "puedes"
un abrazo amigo. Seguimos buscando el ritmo de camino a Mapoma

Manuel Tintoré Maluquer dijo...

Venga, campeón; eres duro y tienes una capacidad innata para no desfallecer; poco a poco y con tu constancia llegarás a buen puerto; ánimo.

Tania dijo...

Muchos ánimos Satur!! recuerda que has empezado con desventaja, no lo olvides, no te exijas tanto, tienes mucha experiencia, todo llega!
bss
Tania

A de la Mata. dijo...

Satur, el motor esta reparado, solo falta ponerlo a punto. Tranquilo, nunca seras un mal Ferrari, pero si una buena Gua-Gua. Animo a tope. Un abrazo.

Talo dijo...

COMO REZA EN EL COMIENZO DE TU BLOG, LA PERSEVERANCIA TODO LO ALCANZA,
ÁNIMO QUE YO TENGO SENSACIONES PARECIDAS, Y TU ME SIRVES DE GUÍA, NO DESFALLEZCAS

Lolo Chus dijo...

Ánimo, Satur, paciencia como ya te han escrito, que todo llega.

Saludos!!!

Tecolinha dijo...

uf, no tienes ni idea lo que significa todo esto para mí en estos momentos. Me ha encantado la imagen del "coche de línea", los versos y que sepas que me he sentido muy "acompañada" en muchas cosas de las que dices.

Tecolinha dijo...

Ah, me olvidaba, ánimo que PUEDES SEGURO