De la amistad
Porque no es bueno
confundir el
aliento con el frío del alma,
ni es bueno que el
hombre viva solo,
ni es amable la
mesa arrinconada en el salón
con sólo un mustio
plato en el mantel,
y las migajas.
Venid a ver el
polvo de las cosas, sacadme
de esta ciénaga sin
luz. He perdido
la costumbre de la
amistad y me pesa
como mármol cada
tarde en casa,
sin salir de mí.
Deseo vuestra voz
entre los muros
como lluvia común.
El latido del
silencio alrededor.
La bondad de
vuestra dulce compañía.
Anhelo vuestra voz
porque confundo ya,
exhausto, el
tembloroso aliento de mi boca
con el frío del
alma.
de Alfredo Buxán
1 comentario:
Satur debo reconocer que eres un valiente con la calor que hace por toda España y tu dando caña al un plan de maratón.
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