Virgen de la Esperanza |
Se acabó la Semana Santa. Los
capillos, túnicas, cíngulos, fajines, y demás complementos vuelven con mimo a
sus armarios. Los tronos con sus diferentes Vírgenes, con Jesús en sus variados
estados, los Apósteles, y demás Santos, se irán a retiro. Muchos a lugares
lúgubres, otros, los menos y más privilegiados, a sus iglesias o catedrales, a pequeños
museos, para su culto, su deleite y disfrute. Las cornetas y tambores, los trombones
y bombos, y los platillos, y las trompetas, descansarán un poco, no mucho,
antes de empezar a vivir la próxima Semana Santa; estos son los primeros,
quizás los más afortunados. Los “papones” contarán lo que han pasado estos días
mientras piensan en el próximo año, en la próxima Semana Santa, cuando ni tan
siquiera han tenido tiempo de hacer balance o de reflexionar sobre las
sensaciones que acaban de vivir. Se acabó el mirar al cielo para pedir que la
lluvia no arruinase la ilusión de tanta gente. Se acabaron las reuniones de amigos entorno a una buena limonada. Se acabó la Semana Santa en León.
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