Astorga. Amigos. Otra carrera; otro dorsal
al pecho. Me sitúo en la línea de salida, mientras pienso que entre el día
grande y hoy me queda otro dorsal. Otra carrera. Otro entrenamiento. Un disparo
o un “Tres, dos, uno, ya”, no sé, no estoy pensando en esto, pero nos movemos. Un
correr con la precaución de una curva, otra, y otra, y los bolardos que nos
estrechan, y uno que se cruza y otro que te empuja; y corremos. El palacio episcopal
y la catedral se nos regalan a nuestros ojos. Ritmo tranquilo, entre mis amigos
del “Nunca correrás solo”; su ritmo. Sin exigencias, sin prisas, viendo y
mirando. La siempre agradecida bajada, antesala de la sufrida subida; esa
respiración que se agita, esos pasos que se acortan. Esa fuente, ¡ay!. La larga
recta de tierra que atraviesa ese parque y donde el ritmo se va haciendo
constante. Ya solo junto a mi compañera de fatigas; a su ritmo, o quizás al mío.
Corriendo. Sintiendo. Entrenando. Otra vez las calles; calles estrechas, calles de sombra.
La catedral, la calle que nos lleva a la plaza mayor, fea con su carpa, el arco
de meta para culminar la primera vuelta.
Y vuelta a empezar, con el ritmo ya definido, contento con este correr. Otra vez el palacio, la catedral, la bajada y la subida, la recta del parque, las calles estrechas, la sombra, la catedral, la carpa que afea la plaza mayor, el arco de meta; esta vez sí: la meta.
2 comentarios:
Y otra mas a la buchaca y esta vez toco un par de veces subir una buena cuesta, asi que entrenamiento-competitivo con cuestas,seguro esas piernas estan mas fuertes.Ya no te queda nada eh???.Mucha suerte para el proximo domingo ilustre Saturnino.Esa compañia, es un lujazo, asi todo es mas facil y llevadero,que suerte¡¡¡.
Un abrazo.
Maratonman, muchas gracias. Ya casi estamos en la línea de salida.
Un abrazo.
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