Estos debían de ser días para
disfrutar. Para disfrutar, abrazar, jugar, reír y ver como ríe, porque solo con
su sonrisa ya saca la mía. Ahora tenía que estar con la chiquilla que me ha
robado el corazón: mi pequeña princesita.
Hoy, y ayer, y mañana, tenía
que estar con ella; tenía que estar tirado en el suelo jugando con ella y
viendo cómo juega; tenía que estar poniendo caras raras y viendo cómo las pone
ella; tenía que estar hablando poniendo voz de imbécil y viendo cómo ella intenta
con sus balbuceos, quizás decirme que también me quiere.
Hoy tenía que estar con ella y no tenía que
estar echándola de menos. Princesita, te quiero.
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