Séptima semana: Del
20 de agosto al 26 de agosto.
“La reflexión
calmada y tranquila desenreda todos los nudos”, de Harold MacMillan.
Con una idea empecé la semana: lo del domingo solo fue un
accidente. Lo tenía madurado, aceptado y asumido como parte de esos
sufrimientos que conlleva la preparación de un maratón. No era necesario ningún
cambio en los entrenamientos; nada mejor que seguir con la rutina que día a día
me había hecho ganar en sensaciones.
Así que lo dicho, todo sigue igual, y el martes, día de recuperación activa, 10
kilómetros de rodaje de recuperación de cuerpo, alma y mente.
El jueves, día
24, afronto el rodaje de cuestas con ganas y con rabia; un buen test que alejó
todos los fantasmas. Pletórico.
El viernes, busco
y encuentro en los 10 kilómetros de llano las mismas sensaciones que ayer tuve
en las cuestas de mis pinos. Ya no tengo dudas, todo fue fruto de un mal día.
Y el domingo,
día 26, salgo a disfrutar, a correr por los paisajes de mi pueblo. Tirada
larga, de 18 kilómetros, que poco a poco va acercándome al ritmo deseado.
Continúo el viaje hacia Zaragoza en ese vagón de primera
en el que me instale a primeros de julio, y que no quiero abandonar hasta
llegar al destino.
3 comentarios:
Veo que sigues tu preparación a buen ritmo
Satur, en primera y a toda máquina. Zaragoza se pondrá a tus pies
Yo creo que no vas en el vagón, creo que eres la locomotora que devora kilómetros a su paso...
viajeros al tren!!!...
Publicar un comentario