Los pequeños detalles empiezan a
tener importancia; los descansos, las sensaciones, ese pinchazo o esa molestia
que me lleva al automasaje, la alimentación, el apoyo incondicional de los míos.
Pequeñas cosas que van allanando el camino. Todo vale para seguir con la
exigencia que en su día me marque. Esta semana, la primera de las dos más
exigentes a las que me enfrento, me ha dejado al borde del cansancio. De la
frescura física con la que empecé he pasado a la fatiga, también física, ya que
mentalmente no ha variado nada, sigo teniendo fe en lo que estoy haciendo. Si
es cierto que quizás sea la última vez que siga un plan que me exija tanto,
realmente no me merece la pena; pero también es cierto que puedo perder tres
meses en el experimento.
Seis días, un solo descanso, el
miércoles, 86,300 km. de recorrido.
El lunes, día 03, series (4×1000
+ 6×800)
para después de calentamiento y enfrentamiento acabar con 12,240 km. en las
piernas.
El martes un rodaje de 14,490 km.
El miércoles, día 05, rodaje de 10 kilómetros que, debido a que mañana
tocaba descanso, afronto con exigencia.
Y el viernes otra vez series [3x(3000rap+1000lent)],
y en esta ocasión sin buenas sensaciones lo que me exigió más trabajo mental.
El sábado, día 08, carrera para abrir boca de 11,500 km.
Y para el domingo dejamos el plato estrella, la tirada larga, que en está
ocasión dio para 22,150 km. Las sensaciones han mejorado pero se nota en mis
piernas el trabajo acumulado.
Todo sigue su curso. Todo va bien; la alegría, la tristeza son sensaciones separadas en muchas ocasiones por una
delgada línea.
1 comentario:
Con semejante semana no me extraña que acabes molido, muchos kilómetros para las patas.
Un abrazo Satur.
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