Cruzado
el ecuador del viaje a Roma; atravesada esa delgada línea que marca un antes y
un después. Lo pasado, pasado está. Sin duda ha sido importante, pero siento
como si eso ya no contase. Como si lo verdaderamente importante estuviese por llegar.
De momento he tratado de huir de ese cuerpo cansado y de la sensación de fatiga
en las piernas, y traspasar la fina línea que lo lleve al estado de la
diversión. Preveo o adivino que será fácil: el trabajo duro ya está realizado.
Repito
con seis días; quizás demasiado para mí, pero ya metidos en este berenjenal…sigo
con la huida: 75,850 km.
El
lunes, día 10, empiezo la semana con
un rodaje de 11,520 km, y con la
sensación de cansancio.
El
martes la climatología me da un
pequeño respiro. Me niego a seguir mojándome y a pasar frío, así que me subo a
mi vieja bicicleta estática y nos acompañamos durante 50 minutos de pedaleo
placentero.
El
miércoles, día 12, más descansado me
enfrento a una jornada de series, 2x(5000rap+2000lent), que con sus calentamientos y enfriamientos se
convirtieron en 17,630 km.
Y
el viernes, otra de series, en está
ocasión 4x6x200.
Esto es un sin vivir. Pero sigo terco.
El
sábado, día 15, un rodaje de 12,110
que, en la agradable compañía de María Jesús, parece devolver la normalidad a
mi cuerpo.
Y
ya el domingo otra tirada larga. Hoy
27 kilómetros, en solitario, con tiempo, mucho tiempo para pensar. Para recoger
los frutos de los entrenamientos hasta aquí realizados.
Se
acaba otra semana. Una semana más o una semana menos, o todo depende del
cristal con que se mire, o un sinfín de frases hechas que podría escribir en
estos momentos; pero lo cierto es que termino con la sensación de que mi cuerpo
se ha recuperado de la fatiga, y eso me invita al optimismo. Aunque de momento el
vino espumoso que lo habrá otro.
1 comentario:
Satur una semana mas y una semana menos, ya se empieza a vislumbrar la ciudad de las siete colinas.
Una buena semana rematada con esos 27 km de disfrute.
Publicar un comentario