Ahora sí que está todo hecho. Otras dos semanas que terminan, y que ya me dejan
sentado al borde del abismo. ¿Cuántas cosas no me he dicho a lo largo de los
interminables entrenamientos?. Muchas dudas resueltas y sólo una por resolver.
¿Cómo afronto la carrera?. Muchas pueden ser las alternativas, pero solo tres
las que rondan mi cabeza. Con valentía, con prudencia o con miedo. La valentía
me puede llevar a la satisfacción, si todo sale bien, pero a sufrir si todo
sale mal; la prudencia, si todo va bien, me dejará el por qué no arriesgue, y
si todo va mal, me llevará al ¡uf!; y el miedo, sea cual sea el resultado me dejará
un maratón sin sentimientos. Tres dudas y de momento ninguna respuesta.
Después
de la salida de hoy, la última tirada larga antes de…, en la que conté con la
compañía, y ayuda inestimable, de los amigos de la Ule, podría sacar
conclusiones, positivas todas, pero quiero dejar macerar las sensaciones
durante esta última semana, y después ya veremos.
Las
piernas, creo que están listas, aunque la cabeza anda dando tumbos y buscando
ese último impulso. Ese que puede llegar en forma de imagen. Una foto con un
sol, grande, brillante, sonriente, y reluciente, y una hoja de trébol, con sus
cuatro hojitas, el de la buena suerte, y una leyenda: “Cuando menos lo esperas.
Todo sale bien”, es algunas veces suficiente para levantar el ánimo.
“Coraje
y corazón”, es la leyenda que adorna el Metropolitano, mi casa rojiblanca, y
eso es lo que me llevaré a Madrid. Coraje y corazón.
“El coraje no es tener la fortaleza de
seguir adelante; es seguir adelante cuando no tienes la fuerza” de Theodore Roosevelt
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