Rutinas entre cuatro paredes. Rutinas hechas para
pasar el tiempo lo mejor posible; rutinas para sobrellevar los días de
encierro. Una y otra vez lo mismo, o casi. Ese teléfono que llama tu atención,
para recordarte que hay gente ahí fuera.
¡Todo es tan distinto ahora!. El ritmo de vida nos
cambió de golpe, de la noche a la mañana. Y sin darnos cuenta, pero también sin
quejas, que aunque tarde, era necesario. Ahora toca adaptarse, para que este
mal sueño quede pronto en un mal recuerdo.
La mejor solución, el mejor remedio, es quedarse en
casa, algo que mucha gente no acaba de entender. “No hay que ir supermercado quince veces al día, ni todo los días; ni
reventar al perro a paseos, que ya no tiene ni ganas de mear; ni ir a ver a tu
suegra cuando hacía cuatro años que no la veías” me decía el otro día mi
amigo Anselmo, “falta mucha solidaridad” remató mi amigo.
Son días de tener mucha
paciencia y de quedarse en casa. Yo me quedo en casa.
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