Excusa del viento
Yo le entregué mi corazón al
viento
en una encrucijada del
camino,
al viento de invisible
movimiento
que se va sin saber de dónde
vino.
Así por el camino
polvoriento,
con el azar del viento en su
destino,
mi corazón fue el príncipe de
un cuento,
bajo un hosco sayal de
peregrino.
Pero al ser como el viento, a
veces lento,
y a veces con violento
remolino,
también se hace voluble el
sentimiento.
Y si mi amor se va por donde
vino,
en una encrucijada del
camino,
no es culpa de mi amor, sino
del viento.
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