Esperaba una ciclogénesis y amaneció un día
ideal para correr los 10 km de La Virgen del Camino. Sin una idea muy clara de
lo que quería hacer. Bueno la verdad es que no tenía ninguna idea y antes de
pensar más en ello, un café con los amigos del Nunca correrás solo, para no
perder las buenas costumbres, y un poco de calentamiento, por eso de entrar un
poco en calor. Y a la línea de salida. Empiezo a correr y simplemente me dejo
ir, hasta que la carrera me sitúe. Cerca del kilometro 1 doy alcance al globo
de 50 minutos, y que en un instante decido quedarme a resguardo del grupeto, a
estas alturas numerosos, para salir en busca del aeropuerto y de los sones de
las gaitas. He cogido bien el ritmo, y bien refugiado, completo la primera
vuelta.
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foto cortesía Fiz Fiz |
Mi cabeza chequea esa pierna, que de vez en cuando me
recuerda que está ahí, y de la que no quiero acordarme. La segunda vuelta me
hace pensar en si sigo en el refugio o me voy para adelante, y decido seguir esforzándome
donde estoy, que creo fue la mejor decisión. Vuelta a ver los aviones y a oír
los agradables sones de las gaitas. Cabeza y mucho corazón para seguir un ritmo,
el que me marcan, y que no abandono hasta casi en la recta de meta, donde dejo
el agradable refugio que encontré, para terminar en 49´38´´.
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foto cortesía Fiz Fiz |
Mejores sensaciones
de las que esperaba, aunque con esa molestia que parece que no quiere irse. Reiniciando sensaciones.
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