Terminada
la quinta semana; la que me ha llevado desde el lunes, día 26 de febrero, hasta
el domingo, día 04 de marzo. He afrontado esta semana sin miedo, pero con
recelo a lo desconocido, no por el maratón sino por el viaje que hasta él me
lleva. Los mismos entrenamientos, que tenía planificados para la
calle, los he realizado bajo techo. En el gimnasio, en un mundo para
mí inexplorado. Mientras en el exterior llovía y nevaba, yo me batía el cobre
entre la elíptica y la cinta, buscando en ese cristal, que devuelve difusa mi
silueta, unos ojos, una mirada que aliente mi esfuerzo. A los tres
entrenamientos realizados entre paredes, le faltaba el cuarto para rematar la
semana, los 10 km. de La Virgen del Camino; carrera afrontada sin ninguna
pretensión y siempre pendiente de mi pierna, de la derecha para más señas, y de
sí quiere ir poco a poco dejando de tocar algo más que las narices. Como no era
mucho lo que esperaba de ella, cualquier detalle positivo valió para dejar unas
sensaciones más que aceptables. Seguimos, paso a paso, camino.
“La
diferencia entre imposible y posible es un corazón con voluntad” de Lolly
Daskal.
2 comentarios:
Seguro que esa pierna te respeta Satur, tu ve sin miedo.
Un abrazo¡¡¡.
Rafa, seguro que tienes razón. A por ello sin miedo.
Un abrazo.
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